El Ministerio de Educación de Brasil anunció para abril una licitación internacional para la compra de 100.000 computadoras, con lo que espera dar inicio a la informatización de las escuelas públicas.
El programa, cuyo costo total se estimó en 430 millones de dólares, forma parte de un esfuerzo del gobierno para mejorar la calidad de la enseñanza en Brasil, tras evaluaciones realizadas el año pasado que revelaron una situación desastrosa.
Las computadoras serán distribuídas en 6.000 escuelas con más de 150 alumnos, lo que significa un promedio de 16 por cada escuela.
El proyecto, impulsado por el ministro de Educación, Paulo Renato Souza, provocó fuerte polémica. Los críticos recuerdan que las computadoras no solucionan los problemas básicos de la enseñanza brasileña, como bajos salarios e insuficiente capacitación de los maestros.
En muchos estados, los maestros ganan menos que el salario minimo nacional de 107 dólares y en muchos casos reciben menos de 50 dólares al mes. Además, hay muchas escuelas sin saneamiento, agua ni condiciones sanitarias, una situación incompatible con el lujo de computadoras.
El ministro y los funcionarios argumentan que para tales problemas se promueve una reorganización administrativa y financiera. El año pasado se creó un Fondo de Desarrollo de la Enseñanza que redistribuirá los recursos del sector, favoreciendo las regiones más pobres y los salarios.
Con las exigencias actuales del mercado de trabajo, incrementadas por la globalización económica, es indispensable que los adolescentes que dejan la escuela conozcan algo de las nuevas tecnologías para aspirar a un empleo, señalan los técnicos.
De los cinco millones de estudiantes que concluyen la enseñanza secundaria cada año, solo unos 800.000 ingresarán a la universidad. Los demás buscarán trabajo en condiciones muy desventajosas, si nada conocen de informática, argumentó Jean Marc Mutzig, técnico del Ministerio.
Además, experiencias con computadoras en proyectos sociales junto a jóvenes pobres, en barrios marginados de grandes ciudades como Río de Janeiro y Sao Paulo, revelaron buenos resultados en la escolarización de niños y generación de ingresos.
Las computadoras son una nueva arma con que el Ministerio de Educación intenta mejorar la escuela brasileña, que las evaluaciones apuntan como una de las peores del mundo e incluso de América Latina.
El ministro de Trabajo, Paulo Paiva, dijo en una reciente entrevista que Brasil enfrenta la creciente competencia mundial con un "ejército de Brancaleone". El promedio de escolaridad del trabajador brasileño es de sólo cinco años, mientras alcanza nueve años en Argentina, ejemplificó.
La enseñanza básica, obligatoria según la Constitución, es de ocho años. Pero de cada cien alumnos que la inician, sólo 43 la concluyen y para eso llevan 12 años, diagnosticó el ministro. Eso indica alto índice de repeticiones y evasión.
El esfuerzo para mantener los niños en la escuela, sin embargo, merece reconocimiento. El gobierno ofrece alimentación y libros didácticos a la mayoría de los alumnos de la enseñanza básica.
La merienda escolar, una institución ya tradicional en Brasil, en algunas áreas representa la única comida diaria con valor nutritivo para muchos niños. En Río de Janeiro se intentó en la década pasada diseminar escuelas a tiempo completo, con tres comidas diarias.
Este año la Fundación de Asistencia al Estudiante, del Ministerio de Educación, está distribuyendo 110 millones de libros didácticos, al costo de 226 millones de dólares.
También se está desarrollando un sistema de "educación a distancia", con programas de televisión destinados principalmente a capacitar mejor a los maestros.
El proyecto de las computadoras se ejecutará con la implantación de Núcleos de Tecnologia Educacional, reuniendo técnicos y maestros ya entrenados en informática. La meta es que cada núcleo acompañe el uso de los nuevos equipos en un grupo de 30 escuelas vecinas, capacitando a los maestros interesados.
La meta es que hasta el próximo año 25.000 maestros sean entrenados en 200 núcleos, cantidad suficiente para operar las 100.000 computadoras, según el coordinador del proyecto, Pedro Paulo Popovic. (FIN/IPS/mo/ag/ed-sc/97
