Hasta hace cuatro años los indígenas de Bolivia no tenían ninguna posibilidad de participación política. Hoy pueden sentirse protagonistas y coquetean con todos los partidos, de izquierda y derecha, buscando el mejor postor.
A menos de cuatro meses de las elecciones presidenciales y parlamentarias, los pueblos originarios del este de Bolivia ya han conversado con la mayoría de las fuerzas políticas que cuentan mayores posibilidades de triunfo.
La Confederación de Pueblos Indígenas del Oriente de Bolivia (CIDOB), que reúne a unos 150.000 originarios de 33 grupos étnicos del Oriente, el Chaco y la Amazonia, apuesta al poder para defender desde allí sus derechos.
El presidente de la CIDOB, Marcial Fabricano, un carismático dirigente indígena que lideró dos largas marchas "por la vida, la dignidad y territorio" en 1990 y en 1996, tiene clara su aspiración: quiere ser candidato a vicepresidente.
Para aliarse con un partido, Fabricano y la CIDOB pretenden que se identifique plenamente con las demandas indígenas y en cuanto a cuotas, exigen la candidatura a la vicepresidencia y ocho escaños en la Cámara de Diputados, que tiene un total de 130 miembros.
Sin embargo, el "coqueteo" del líder indígena con los partidos con mejores posibilidades de llegar al poder este año ha despertado suspicacias entre políticos y analistas, que no ven con buenos ojos su indiferencia en pactar "con Dios o con el diablo".
La plataforma política de los indígenas del este del país consiste en demandar un nuevo reordenamiento territorial, la creación de municipios y circunscripciones uninominales indígenas, la consolidación de territorios, el impulso de una nueva cultura nacional y el apoyo al desarrollo sostenible.
"Fabricano está equivocando el camino: no puede ser que haga 'lobby' con la izquierda, la derecha y el centro. Esa actitud no le hace bien a los pueblos originarios, porque parece que en realidad sólo les interesara el poder por el poder", comentó una fuente próxima al líder indígena.
Pero a Fabricano no parecen preocuparle estas críticas, porque asegura que la decisión sobre el partido con el que se aliarán para las elecciones del 1 de junio próximo saldrá de una asamblea de los pueblos indígenas.
El candidato más firme a firmar una alianza con los indígenas de CIDOB es el centrista Movimiento Bolivia Libre, liderado por el actual canciller de Bolivia, Antonio Araníbar, que en las encuestas aparece en el sexto lugar.
El Movimiento Nacionalista Revolucionario, del presidente Gonzalo Sánchez de Lozada, que aparece en tercer o cuarto lugar en las encuestas, mantiene conversaciones con los indígenas, y no se descarta que lleve a Fabricano como candidato a la vicepresidencia.
También el Movimiento de Izquierda Revolucionario (MIR) del ex presidente Jaime Paz Zamora (1989-93), que aparece en segundo lugar en las encuestas, considera a Fabricano como uno de sus posibles candidatos a la vicepresidencia.
No obstante, cualquiera sea la elección de CIDOB, todos los demás partidos que participarán en las elecciones de junio tendrán entre sus aliados a varios movimientos indígenas menores, representan a diferentes pueblos de este país multiétnico.
Más de 50 por ciento de la población de Bolivia, de siete millones de habitantes, corresponde a las comunidades indígenas, según el criterio del idioma, recogido en el censo nacional de población y vivienda de 1992.
La mayor parte de los indígenas bolivianos están asentados en el altiplano del occidente y los valles del centro del país, donde predominan las milenarias culturas aymara y quechua.
El camino de la participación política de los pueblos originarios de Bolivia se abrió con el actual vicepresidente Víctor Hugo Cárdenas, un intelectual aymara de una comunidad campesina del altiplano de La Paz, que acompañó a Sánchez de Lozada en las elecciones de 1993. (FIN/IPS/jcr/ag/ip-pr/97
