BIRMANIA: Otra vuelta de tuerca de la UE al régimen militar

La Unión Europea (UE) dió hoy otra vuelta de tuerca a sus relaciones con Birmania, y suspendió los beneficios del esquema de preferencias generalizadas (SPG) a los productos agrícolas de esa nación asiática.

"El retiro de los beneficios se debió a que la Comisión tomó en cuenta las conclusiones de una encuesta sobre la práctica de trabajo forzado en Birmania, en desmedro, sobre todo, de mujeres y niños", dijo el portavoz oficial Josep Colli i Carbo.

La medida es complementaria de otra similar adoptada el 18 de diciembre de 1996 por la Comisión Europea, el organismo ejecutivo de la UE, referida a los productos industriales birmanos.

Las acciones represivas del régimen birmano contra opositores políticos y minorías étnicas, así como la denunciada violencia y opresión sistemática contra los trabajadores causaron una virtual ruptura de vínculos entre la UE y Birmania.

Según Ubaldo Lorenzini, responsable para Birmania de la Oficina Humanitaria de la Comunidad Europea (ECHO), uno de los problemas más delicados que afectan las relaciones entre la UE y el gobierno militar de Rangún es la violación de derechos humanos, en especial "esa suerte de esclavitud laboral".

A pesar de la negativa de la junta militar de colaborar en la encuesta realizada por expertos en derecho internacional, sus resultados fueron establecidos sobre la base de datos disponibles y declaraciones sobre el terreno de personas afectadas.

"Los datos confirmaron la materialización de los hechos denunciados -el trabajo forzado- y que era justo ejercer presión sobre la junta para lograr un cambio de actitud", declaró Giulio Bursi, otro funcionario de la UE.

La encuesta realizada por la Comisión sobre trabajo forzado en Birmania se originó por denuncias de la Confederación Europea de Sindicatos y de la Confederación Internacional de Sindicatos Libres.

El reclutamiento violento de trabajadores, así como el uso intensivo de mano de obra de mujeres y niños, "pretende abaratar costos de producción y ofrecer precios competitivos tanto industriales como agrícolas", observó en Bruselas un dirigente de la Confederación de Sindicatos Católicos.

El reglamento referido a los SPG sobre los productos agrícolas había entrado en vigor el primero de enero de 1997. "Las mismas razones que motivaron su primera decisión (sobre productos industriales) ahora rigen para la segunda", explicó Bursi.

Agregó que la Comisión propuso que esas medidas sigan en vigor hasta que el trabajo forzado sea definitivamente abolido. Las exportaciones agrícolas de Birmania a la UE totalizaron dos millones de ecu (1,23 dólar por unidad) en 1996.

Observadores diplomáticos manifestaron preocupación por el impacto social que podría tener la suspensión del SPG, ya que dos tercios de los 45,2 millones de habitantes del país están concentrados en zonas rurales y el 65 por ciento de la población

"El retiro del SPG repercutirá no solo en el campesinado que se empobrecerá todavía más, sino también en los 100.000 refugiados, en su mayoría (de las etnias) karen y karenni, que están agrupados en campos a lo largo de las zonas fronterizas", opinó anónimamente una fuente diplomática.

El esquema de preferencias generalizadas es un instrumento autónomo de política comercial orientado hacia el desarrollo. Su objeto es ofrecer a un país con una economía en transición una tarifa aduanera preferencial para permitir el acceso privilegiado de sus exportaciones a los mercados de la UE.

"La UE no hace como Estados Unidos, que condiciona la asistencia y, en la medida de lo posible, pese a suspender el SPG, no interrumpirá la ayuda, y tratará de llegar directamente a las víctimas", declaró a IPS Filippo di Robilant, portavoz de la comisionada europea Emma Bonino, la responsable humanitaria.

El mercado europeo representa una cuota del siete por ciento de las exportaciones birmanas, frente a 50 por ciento en el sudeste de Asia, según datos oficiales.

ECHO otorgó 2,2 millones de ecu en 1996 para financiar proyectos de ayuda y aprobó 1,5 millones para nuevos planes en 1997. "Nuestro primer aporte de este año fue de 300.000 ecu para la región de los rakhine (una etnia birmana) que permitirá, entre otras cosas, la perforación de pozos de agua", dijo Lorenzini.

Señaló que Médicos sin Fronteras de Francia es la primera agencia humanitaria que este año comienza a actuar en territorio birmano, ya que en 1996, la ayuda a refugiados y sectores menos favorecidos de población tuvo lugar desde zonas fronterizas a las cuales solo se podía llegar desde Tailandia.

"Suspender la ayuda sería como condenar a muerte a miles de personas. En este momento se está ejecutando un programa crucial de prevención contra el sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), que ya es un problema pavoroso en barrios marginales de Rangún", indicó Marie Pierre Allie, de Médicos sin Fronteras.

ECHO ya dispone de una oficina en Chiang Mai, Tailandia, para supervisar la asistencia tanto en la frontera como en Birmania. "Es necesario seguir socorriendo a esa pobre gente a toda costa", declaró telefónicamente desde París la experta Florence Diaunis, de Acción Contra el Hambre. (FIN/IPS/ego/ff/dv/97

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