El régimen militar de Birmania mostró todo su poderío para desalentar a grupos rebeldes de etnias minoritarias que se unieron para proclamar su apoyo a la líder prodemocrática y premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi.
La ofensiva militar contra la Unión Nacional Karen (UNK) desatada el mes pasado provocó la huida de miles de insurgentes con base en Mae Sot, 400 kilómetros al noreste de Bangkok, que procuraron refugio más hacia el interior de Tailandia.
El ataque, efectuado por una milicia respaldada por Rangún, incursionó en territorio tailandés, a pesar de lo cual Bangkok no tomó ninguna medida al respecto.
"Continuaremos atacándo a los rebeldes hasta que todos regresen a Birmania", dijo el capitán Htu War, del progubernamental Ejército Democrático Budista Karen (EDBK).
Htu War admitió que el ejército birmano suministró armas y asistencia al EDBK para las operaciones contra refugiados karen en la frontera con Tailandia.
El EDBK fue creado a fines de 1994 por un grupo de rebeldes budistas de la predominantemente cristiana UNK. La resistencia armada de la etnia karen constituye uno de las pocos grupos que aún no firmaron un cese del fuego con Rangoon.
Htu War acusó a los refugiados de permitir que el UNK use sus campos en Tailandia como base de sus ataques contra el EDBK.
Pero gurpos disidentes birmanos en Tailandia afirman que la verdadera razón de la ofensiva contra los refigiados es la participación de la UNK en una reunión, a mediados de enero, de 15 grupos étnicos de Birmania para considerar la situación política del país.
Entre los asistentes a la conferencia figuraron representantes de las etnias wa, karenni, kachin y mon, con los que la junta militar en Rangoon firmó ceses del fuego en los últimos años.
La reunión concluyó con un significativo respaldo a Suu Kyi y su partido, la Liga Nacional para la Democracia (LND), y a un diálogo tripartito entre el gobierno birmano, ese sector político y los grupos étnicos.
"El sometimiento armado y la práctica de chauvinismo racial durante los últimos 49 años fue una desastrosa experiencia de sufrimiento, sin precedentes en la historia, para las nacionalidades étnicas de Birmania", dijeron los grupos en una declaración distribuida a través de la red informática Internet.
"La brutal represión de las nacionalidades a través de la fuerza militar todavía continúa", agregaron.
El régimen teme que los grupos rebeldes pertenecientes a distintas etnias se unan. El Consejo de Restauración de la Ley y el Orden del Estado (CRLOE), nombre oficial de la junta militar, considera los acuerdos de cese del fuego con las minorías como su mayor logro.
"Los militares no tienen agallas para atacar a los mon, los wa o los shan porque son fuertes y están bien armados. Pero los karen son débiles", dijo Zou Min, del Frente Democrático de Estudiantes Birmanos establecido en Bangkok.
Otra razón para apuntar contra la UNK, que combate por la creación de un estado karen independiente desde 1948, es su resistencia a la firma de un acuerdo de cese del fuego, como lo han hecho otros 15 grupos étnicos birmanos.
Poco antes de los ataques de enero, una delegación del CRLOE visitó los cuarteles de la UNK para negociar, pero los rebeldes se negaron a ello si no se alcanza un acuerdo político.
Al asesinar o forzar el retorno de unos 100.000 karen a Birmania, la junta militar pretende romper la base de la UNK.
El ejército obtuvo una victoria estratégica a comienzos de 1995, cuando capturó Manerplaw, el cuartel de la UNK cerca de la frontera con Tailandia.
Desde entonces, unos 200.000 birmanos, entre ellos miles de niños de las etnias karen y shan, fueron desplazados, y muchos debieron ingresar a territorio tailandés en procura de refugio.
El ejército de Tailandia no opuso resistencia alguna, a pesar de que el DKBA penetró en su territorio varios kilómetros.
"Esta situación no solo demuestra la debilidad del gobierno tailandés sino su su respaldo al CRLOE, cada vez más fuerte y abierto", dijo a IPS un disidente birmano en Bangkok.
El canciller de Tailandia, Prachuab Chaiyasan, pidió a comienzos de mes a los países occidentales que reclamaran a Suu Kyi que atemperara sus actividades opositoras.
Los anteriores dos gobiernos democráticos condenaron con mucha más energía a la dictadura birmana, acusada de numerosas violaciones de derechos humanos.
La LND ganó por una abrumadora mayoría las elecciones celebradas en 1990, pero su triunfo no fue reconocido por el CRLOE. La junta recurrió a la fuerza militar para reprimir cualquier manifestación opositora e hizo oídos sordos a las protestas generadas en el extranjero. (FIN/IPS/tra-en/tg/cpg/mj/ip pr/97