Muchas personas que trabajan junto a alguno de sus padres terminan con úlcera o demencia, pero el director de cine checo Jan Sverak obtuvo en cambio una nominación para los premios de la Academia de Hollywood.
"Tiene una personalidad diferente a la mía", dijo Sverak de su padre, Zdenek, quien escribió y protagonizó la última película del realizador cinematográfico, "Kolya".
"Es más paciente, quizá debido a su edad, mientras yo soy más impulsivo, y por eso somos compatibles… Mi creatividad es visual y la suya es verbal, una buena combinación", manifestó.
"Kolya" ha sido nominada al Oscar a la mejor película en idioma extranjero, y el pasado mes obtuvo un Globo de Oro en la misma categoría.
El filme, que narra la historia de un niño ruso adoptado de mala gana por un músico de Praga que detesta todo lo soviético, también obtuvo numerosos elogios en festivales de cine, desde Venecia hasta Telluride.
Situada justo antes de la "Revolución de Terciopelo" que causó el colapso del régimen comunista en 1989, la película muestra cómo crece el cariño en la relación entre Kolya, de cinco años, y el músico, Frantisek Louka, encarnado por Zdenek Sverak.
Louka es un violonchelista venido a menos que fue expulsado de la Orquesta Filarmónica Checa por razones políticas y se gana la vida ofreciendo serenatas fúnebres en el crematorio local y pintando hojas doradas en lápidas.
A cambio de dinero suficiente para pagar sus deudas, Louka acepta casarse con una mujer rusa que desea obtener la ciudadanía checoslovaca.
Pocos días después del casamiento, la mujer huye a encontrarse con su amante en Alemania, dejando a su hijo, Kolya, en las ineptas manos de Louka, quien prefiere invertir su tiempo seduciendo mujeres jóvenes antes que cuidando niños.
El filme ha sido toda una sensación en Praga, ya que vendió el doble de boletos que "Día de la Independencia", un éxito de ciencia ficción de Hollywood.
Jan Sverak atribuye el éxito de Kolya a la nostalgia de tiempos más simples, cuando los checos tenían más tiempo para los demás y pasaban menos horas preocupándose sobre cómo ganarse la vida.
"Es como abrir un viejo álbum familiar y observar en las fotografías cómo se veía uno cuando era más joven. Nos trae muchísimos recuerdos y huele a juventud", manifestó Sverak en un inglés con leve acento extranjero.
Gran parte de la película está filmada en matices dorados, que destacan lo que Sverak denomina "la calidez de las relaciones" durante la época, pero también contiene un duro mensaje antisoviético y nacionalista que encuentra eco en el público.
"El filme trabaja con el elemento ruso, que siempre está presente en nuestra memoria. Hoy hablamos todo el tiempo de Occidente y de construir el capitalismo, y ya nadie se ocupa de tiempos pasados", señaló el director.
Lo que Kolya hace es "reabrir el pasado, hablar de él y presentarlo de una forma extraña, donde el personaje más poderoso es el checo y el más débil el ruso, el representante de los ocupantes", agregó.
Aunque Sverak dista mucho de ser un comunista, demuestra una profunda nostalgia por aquellos tiempos más simples, previos a la revolución. El director señaló que él y todos sus amigos tienen ahora teléfonos celulares, pero están demasiado ocupados para llamarse.
Sin los cambios políticos de esta década, expresó, nunca habría llegado a ser un director de largometrajes, pero haber crecido en la Checoslovaquia de los años 60 y 70 le permitió desarrollar más aptitudes de las que habría desarrollado en la actual República Checa.
A los 32 años, Sverak ya no es un extraño para la Academia de Hollywood. Su primer largometraje, "Escuela primaria" (también escrita y actuada por su padre), fue nominada como mejor filme en idioma extranjero en 1991, pero no obtuvo el premio.
En cambio "Engulliendo petróleo", un cortometraje que realizó en 1988, sí le valió el reconocimiento de la Academia.
Aunque Sverak cita a Steven Spielberg y Alfred Hitchcock como los directores que más influyeron en él, tiene en general una pobre opinión de la industria cinematográfica estadounidense.
"Si los filmes estadounidenses fueran mejores, no habríamos logrado tanto éxito con el nuestro. Como las películas norteamericanas son todas iguales, Kolya ganó a los ojos del público checo, que no desea consumir siempre lo mismo", declaró. (FIN/IPS/tra-en/dr/ml/cr/97