Imposible aquí separar la crítica cinematográfica pura de la polémica por el personaje, y la versión de su historia. Como era previsible, en Argentina, el estreno tardío de la "Evita" de Alan Parker, desató pasiones incontrolables y dividió a los argentinos en bandos opuestos.
Hay quienes consideran al film mediocre, jurando que no se trata de una crítica ideológica. Hay dirigentes peronistas que convocaron a boicotearla sin haberla visto. Hay políticos de la oposición que aseguran haberla disfrutado como obra de arte, sin reparar en su versión de la historia, aunque pocos les creen.
Hasta ahí los juicios tuvieron una cobertura más o menos racional pese a excesos como el del vicepresidente peronista, que invitó a los argentinos a una resistencia gandhiana: abstenerse de consumir el filme y de engrosar la cifra de 120 millones de dólares que ya lleva recaudados en Estados Unidos y Europa.
Pero hubo reacciones que pasaron el límite. Salas que debieron ser evacuadas por el lanzamiento de gases tóxicos, marquesinas de cines destrozadas por las piedras, manifestaciones de protesta contra Parker y Madonna o de adhesión y solidaridad a la protagonista, de parte de sus fieles seguidores.
"Alan Parker, rata mentirosa, al servicio de la corona inglesa", rezaba uno de los carteles a la entrada de uno de los cines, custodiados como si se tratara de una reunión política: unos 20 uniformados por sala que amedrantan al espectador común y despiertan el interés de los más arriesgados.
Entre uno y otro bando, la curiosidad del público argentino pudo más, aunque muchos de los primeros en verla aseguran que no esperaban encontrarse con la verdadera historia de Eva -una alternativa que por el momento sigue resultando una misión imposible- sino con un buen musical del director de "The Wall".
Aún con esa expectativa aparentemente no-ideológica, pocas fueron las críticas alabadoras.
"Evita" se filmó en Argentina y Hungría. Narra la vida de la segunda esposa del tres veces presidente Juan Perón, de sus orígenes humildes, de cómo llegó a convertirse en la mujer con más poder en la Argentina de mitad de siglo y de su temprana y trágica muerte, por cáncer, a los 33 años.
Durante el rodaje en este país hace un año, la estadía de Madonna ya despertó polémica. Desde las paredes de la vía pública, algunos fanáticos, con insultos, la invitaban a irse, pero Parker los tranquilizaba asegurando que su versión de la vida de Eva Perón "enorgullecería" a los argentinos.
Nada de eso ocurrió. Después de haberse estrenado en diciembre en Estados Unidos, "Evita" fue presentada recién este mes en Argentina, en 85 salas de cine de todo el país, un lanzamiento que sólo lo consiguen películas que se anticipan como muy taquilleras.
Un solitario Parker -no vino Madonna, ni Johnatan Pryce, ni Antonio Banderas, los actores principales- debió enfrentar a un grupo de periodistas argentinos que le cuestionaron hasta el vestuario estival de los asistentes al funeral de Eva, un acontecimiento que transcurrió en invierno.
El mismo cineasta no contribuyó a aquietar la polémica.
Tildó de "ignorante" al vicepresidente Carlos Ruckauf por llamar a un boicot contra el film, y luego incurrió en lo que aparece como una contradicción: aseguró haber leído una treintena de libros sobre Eva, pero se defendió de las críticas sobre la versión elegida diciendo que no era un documental.
Entre tanta polémica, algunos críticos advertían que seguramente la "eterna" Eva "reirá desde la tumba" al ver que el intento de contar su verdadera historia había fracasado una vez más, pese al empeño y al dinero invertido.
El film de Parker se basó en la ópera de Andrew Lloy Webber, una versión que muestra a una Eva arribista, prostituida, ambiciosa y con pocos escrúpulos. Estas características están presentes en la primera parte de la película de Parker, con algunos matices.
La Eva de Madonna es fría, según coincidieron en señalar los críticos en Estados Unidos y en Argentina, y no se hace querer ni odiar por el espectador.
No abunda la pasión de Eva en su interpretación del personaje y no se entiende cómo esa mujer gélida fue venerada por multitudes que lloraron su muerte.
La academia de Hollywood se abstuvo de nominar al film para un Oscar, pero fue compensado con un Globo de Oro.
"Mi película refleja muy bien lo que fue Eva Perón", asegura Parker. "La gente, particularmente en Argentina, tiende a buscar la falla en el lado político, no en la parte artística, y 'Evita' no es un documental sino un hecho artístico con un enfoque moderno, que no es realista", agrega el director.
El cineasta argentino Fernando "Pino" Solanas, director de "Sur" y de "El exilio de Gardel", no pudo sustraerse a la discusión.
Consideró que las actuaciones fueron buenas, pero que la película "falsifica la historia". Solanas, al fin de cuentas, era peronista, aunque ahora se distanció del partido.
Para más debate, Parker despreció la versión del cineasta argentino Juan Carlos Desanzo, "Eva Perón", que se estrenó con menos pompas en 1996 y lleva ya 18 semanas en cartel. La interpretación de Eva que hace la actriz argentina Esther Goris fue aclamada por la crítica local.
"No se puede comparar mi película con la de Desanzo, a la que en Europa consideramos un telefilm", dijo Parker.
Desanzo, un admirador del cineasta inglés, admitió que su versión costó muchísimo menos que los 55 millones de dólares que insumió la producción de "Evita", maás los ocho por derechos de autor a la ópera de Lloyd Webber y Tim Rice, pero en cambio, es más rigurosa con la historia argentina. (FIN/IPS/mv/dg/cr-ip/97