Un cóctel de reafirmación y modernización de la democracia con una aceleración de la integración fue presentado hoy en Venezuela como la receta de América Latina para responder a la ineludible realidad de la mundialización.
Ex presidentes, parlamentarios, académicos y conductores de procesos de integración política y económica se reúnen por tres días en Caracas para debatir sobre "La Integración y la Democracia del futuro en América Latina".
El presidente de Venezuela, Rafael Caldera, sintetizó un pensamiento colectivo al abrir el seminario con una especie de consigna: "la globalización marcha deprisa, las democracias latinoamericanas tenemos que acelerar la integración".
Caldera afirmó que la mundialización impuesta tras la caída del Muro de Berlín, en 1989, obliga a los países latinaomericanos a repensar los alcances de la integración, que mediante procesos subregionales se llevaba a cabo en América Latina.
"La mundialización es una realidad que nos ha sido impuesta y transformó las relaciones a nivel universal, y si pretendemos presentarnos aislados, nuestra posibilidad es de perder", afirmó el mandatario, un independiente democristiano de 81 años, que ya gobernó el país entre 1969 y 1974.
La reunión de Caracas abre la serie de encuentros preparatorios de la VII Cumbre Iberoamericana, que se celebrará en la isla venezolana de Margarita en noviembre y debatirá la renovación del pensamiento ético para afianzar la gobernabilidad.
América Latina enfrenta un complejo fin de siglo donde crecen los desequilibrios sociales y la pobreza, hay una perdida colectiva de valores y un creciente descreimiento en las instituciones democráticas, en parte por un enquistamiento de la corrupción y en parte por la falta de eficiencia de los estados.
Esta situación nutre altos niveles de efervescencia social y amenaza la estabilidad, cuando finalmente todos los países de la región tienen gobiernos institucionales y enfrentan procesos de descentralización para "democratizar sus democracias".
La viabilidad democrática apoyada por la integración es analizada en la reunión por figuras como los ex presidentes Raúl Alfonsín (Argentina), Miguel de la Madrid (México), e Itamar Franco y Jose Sarney (Brasil), el presidente del Parlamento Latinoamericano, Juan Singer, y varios ministros.
Para Caldera, integración y democracia son dos elementos estrechamente relacionados, en que cada uno es fundamental para fortalecer al otro y enfrentar un mundo en transformación.
El gobernante admitió que la historia latinoamericana ha demostrado que "puede haber democracia sin integración y hubo integración sin democracia", pero los dos procesos fueron siempre frágiles cuando no hubo sinergía entre ellos.
"La verdadera integración se acelera con la institucionalidad democrática", planteó Caldera, tras recordar la experiencia de la Comunidad Andina, que cuando surgió, en 1969, tres de sus cinco integrantes iniciales estaban bajo regímenes dictatoriales.
Recordó que él mismo consideraba entonces que con regímenes plurales en su procedencia se podía promover procesos de integración firmes, pero dijo que los resultados y las nuevas realidades han demostrado que esa posición no es más valida.
En la sesión inagural participaron también el ministro venezolano para las relaciones con el parlamento, Simón Muñoz, y el presidente del Congreso, Cristóbal Fernández, ambos del Movimiento Al Socialismo (MAS), que integra el gobierno pero conforma una alianza con la oposición en el Poder Legislativo.
Muñoz consideró que en América Latina no hay "un pensamiento único" sobre cómo afianzar las economías y asegurar la gobernabilidad democrática para lograr condiciones dignas para los pueblos de la región, pero sí hay un ideario común sobre el nuevo Estado que se requiere.
Planteó que es tan negativo "un Estado obeso e inoperante por sus excesivas atribuciones, como otro inexistente", y que lo que se necesita es "un Estado vigoroso, basado en un nuevo pluralismo" y que "asuma las necesidades de la gente sencilla, porque si no, no es democracia".
Al hablar de la integración, Muñoz criticó el reductivo componente económico con que se la mide, y consideró que ese elemento impide convertirla en un sentimiento propio por parte de los pueblos latinoamericanos, que en la práctica "hacen integración todos los días".
En ese sentido, se refirió a aspectos culturales y deportivos, para asegurar que "la gente latinoamericana piensa en bolero o en ranchera" y asume nexos de autoidentificación en cualquier justa deportiva de carácter mundial.
Muñoz, el principal organizador de la reunión, criticó el exceso de teorización en América Latina ante cualquier problema y proceso, y recordó al poeta español Juan Ramón Jiménez con su frase "haciendo se piensa más que pensando", para exhortar a los gobernantes a "atreverse a hacer los cambios".
El presidente del parlamento venezolano dijo que es comprensible el escepticismo popular porque las élites no se muestran capaces de resolver los problemas estructurales que afectan a sus sociedades.
Pero Fernández afirmó que la respuesta es "más democracia y más integración", un modelo basado en más transparencia, más fortaleza mediante una renovada apertura regional, para acabar con el mito de que los problemas vienen de afuera.
La lección es que "los errores son nuestros y las soluciones también", aseguró el parlamentario venezolano.
El encuentro en Caracas tiene cinco objetivos básicos, con los que se intentará cumplir mediante el analisis de 10 temas centrales, se explicó en el primer día de sesiones.
Entre los mismos se encuentra el debate sobre los fundamentos éticos de la política y la democracia, la perspectiva histórica de la democracia deseable y los fundamentos de una nueva cultura política.
También se comenzó a analizar la potencialidad de una dimensión internacional de la democracia, gracias a los procesos de integración y el papel de los medios en la construcción de la nueva cultura política, sustituyendo a los partidos y otras instituciones formales.
El primer tema abordado fue el de la vinculación entre democracia, mercado y desarrollo social, seguido por un debate sobre las necesidades y posibilidades de la democracia del futuro, el nuevo papel del Estado y la descentralización.
El viernes y el sábado se debatirá sobre ética y política, la democracia y los medios de comunicación, la construcción de una identidad latinoamericana a través de la integración y las nuevas funciones de los poderes democráticos. (FIN/IPS/eg/ag/ip/97