AMERICA: Comercio Brasil-Estados Unidos conspira contra ALCA

Cuestiones estratégicas pero también intereses inmediatos, como disputas en el comercio bilateral, alejan a Brasil y Estados Unidos en la discusión sobre el Area de Libre Comercio de América (ALCA), iniciada hoy en Recife, en el noreste brasileño.

La reunión de los viceministros de Comercio de 34 países, que concluirá el jueves, sirve de preparación al Encuentro de las Américas, de nivel ministerial, que tendrá lugar en Belo Horizonte, capital del estado brasileño de Minas Gerais, entre el 13 y el 16 de mayo.

Otra reunión preparatoria se celebrará en abril en Río de Janeiro.

Brasil encabeza la resistencia del Mercado Común del Sur (Mercosur) a la pretensión estadounidense de iniciar, dentro de un año, las negociaciones para la reducción y la eliminación de aranceles en el comercio de todo el continente, con excepción de Cuba.

El Mercosur quiere ganar tiempo y aprovechar su mayor dinamismo integrador para extender la zona de libre comercio a toda América del Sur y negociar entonces en mejores condiciones, como bloque, con Estados Unidos en el próximo milenio.

Su propuesta comprende tres etapas, empezando por la remoción de los actuales obstáculos burocráticos para facilitar el comercio entre los países del continente.

Luego se armonizaría el control sanitario y otras reglas que afectan el intercambio, para finalmente pasar a la reducción arancelaria.

De esa forma el ALCA empezaría a implantarse efectivamente a partir del 2005, año en que, para Estados Unidos, las fronteras comerciales ya deberían ser cosa del pasado.

El juego diplomático en torno al tiempo oculta conflictos de intereses muy concretos.

Estados Unidos y Brasil, guardadas las proporciones, tienen los mayores saldos negativos en el comercio exterior del continente, lo que intensifica sus disputas.

El déficit estadounidense alcanzó el año pasado 114.230 millones de dólares, el mayor en los últimos ocho años. Brasil también registró una cifra "en roj0" récord, 5.539 millones de dólares.

La insatisfacción brasileña en relación a Washington proviene de un intercambio que le era ventajoso en la década pasada pero derivó hacia un déficit de 2.109 millones de dólares en enero- noviembre del año pasado, según estadísticas del país latinoamericano.

Por las cifras estadounidenses, el desbalance alcanzó 3.930 millones de dólares en todo 1996, cuando las importaciones brasileñas llegaron a 12.690 millones. Ese desequilibrio viene agravándose y nada hace presagiar un cambio a corto plazo.

El canciller brasileño, Luiz Felipe Lampreia, endureció su discurso en la inauguración de la reunión en Recife este martes, reclamando "garantías de reciprocidad".

La apertura de las fronteras brasileñas no tuvo la "contrapartida de un mayor acceso a nuestros tradicionales y más importantes mercados de exportación", lamentó.

Ultimamente el canciller vinculaba el éxito de las negociaciones del ALCA a la disposición de Estados Unidos de reducir o eliminar barreras de todo tipo que impone a importantes productos de exportación brasileñoa.

El ejemplo más citado es el del jugo de naranja, un producto en el cual Brasil es competitivo. Para proteger a los productores internos, Estados Unidos grava en 454 dólares cada tonelada del jugo brasileño, casi la mitad de su precio final.

Además aranceles superiores al promedio impuesto a otros proveedores, cuotas y otras restricciones dificultan la venta de productos brasileños, como calzados, alcohol, azúcar, tabaco y gasolina. Las importaciones de frutas, carnes y pescado están prohibidas por el control sanitario.

Productos siderúrgicos brasileños enfrentan altos gravámenes en Estados Unidos, como medidas contra "dumping" o subsidios, cuya práctica es negada por la industria brasileña.

Por otro lado, políticas agresivas de incentivos a la exportación practicadas por Washington impiden el acceso de carne de pollo y aceites vegetales brasileños a algunos mercados, como los de Medio Oriente.

Otras autoridades brasileñas, como el ministro de Industria y Comercio Francisco Dornelles, subieron el tono de sus críticas al proteccionismo de Estados Unidos y Europa.

Según dijo, esos dos bloques contradicen en los hechos su prédica en favor del libre comercio y determinan que Brasil pierda 5.000 millones de dólares en exportaciones.

Estados Unidos es un mercado abierto, pero impone fuertes barreras a los productos más competitivos de Brasil, destacó el canciller.

Esas disputas agravan las divergencias que oponen a las dos mayores economías del continente en el proceso de integración.

Por otra parte, Brasil parece haber logrado la cohesión del Mercosur y atraer a otros vecinos latinoamericanos, ofreciendo perspectivas de dinamización de las relaciones económicas subregionales.

Al importar gran cantidad de petróleo, trigo y automóviles de Argentina, Brasil permitió a ese país obtener un importante superávit en el intercambio bilateral y, pese a algunas disputas, disuadir a su gobierno de su antigua preferencia por acercarse a Estados Unidos. (FIN/IPS/mo/dg/if/97

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