La guerra de los quesos surgida a fines de enero, cuando El Salvador suspendió unilateralmente la importación de ese producto desde Panamá, amenaza echar por tierra sus tratados bilaterales y erosionar el proceso de integración regional iniciado en 1986.
El ministro de Agricultura y Ganadería de El Salvador, Ricardo Quiñónez, justificó la medida en una supuesta violación panameña de los tratados bilaterales suscritos entre ambos países en 1977.
Según Quiñónez, expertos salvadoreños que realizaron estudios en las plantas procesadoras de queso amarillo procesado (tipo americano) de Panamá comprobaron que se está utilizando materia prima importada desde fuera de la región para elaborar dicho producto.
El ministro salvadoreño dijo que el tratado comercial establece que los quesos deben tener al menos 30 por ciento de materia prima regional para que pueda ingresar a su país libre de aranceles.
Tras advertir que los procesadores panameños no cumplen tal disposición, Quiñónez afirmó que su país decidió que a partir del día 1 se cierran las aduanas para el ingreso de los quesos desde Panamá al amparo del tratado de libre comercio.
En 1994 y 1995 Panamá exportó quesos por 935.617 y 796.837 dólares, respectivamente, hacia el mercado salvadoreño bajo las disposiciones de dicho tratado.
Ambos países intercambian productos por cerca de 20 millones de dólares anuales, de los cuales alrededor de 60 por ciento corresponde a exportaciones salvadoreñas hacia Panamá.
La medida unilateral adoptada por el gobierno salvadoreño provocó duros cuestionamientos y amenazas de Panamá.
El ministro de Desarrollo Agropecuario de Panamá, Carlos Soussa, indicó que ya solicitó al Ministerio de Comercio e Industrias "que suspenda o elimine el intercambio comercial" entre ambos países si El Salvador persiste en suspender la importación de queso panameño.
Se trata "de establecer límites de igualdad de condiciones entre ambas naciones con respecto a las relaciones comerciales", puntualizó.
Si se consuma la amenaza de Soussa sería la primera vez desde que se firmaron los acuerdos de Esquipulas, en 1986, en que un país centroamericano suspende un tratado de libre comercio con otro involucrada en el proceso de integración regional.
Pese a que en 1994 Panamá sostuvo una fuerte disputa con Costa Rica por la misma causa, la sangre no llegó al río y el entredicho se resolvió por la vía del dialogo y la negociación.
Durante 1995 Panamá exportó a Costa Rica un total de 1.596,581 dólares en queso amarillo procesado al amparo de un tratado de libre comercio similar al que ahora se encuentra en entredicho con El Salvador.
La directora del Instituto Panameño de Comercio Exterior (IPCE), Kenia Jaén, adujo que El Salvador no ha comunicado oficialmente la medida al gobierno de Panamá, pese "a que se han realizado todos los esfuerzos para comunicarse con las autoridades pertinentes".
Los tratados comerciales entre Panamá, El Salvador y los otros países de América Central "se rigen por normas establecidas y acordadas por ambas partes de manera que ningun Estado pueda tomar medidas unilaterales en detrimento de las exportaciones procedentes de la otra parte", afirmó la funcionaria.
Sin embargo, recordó que "no es la primera vez que se confronta esta situación" con los tratados de libre comercio con El Salvador, específicamente respeto a la venta de quesos panameños.
Jaén informó que en 1994 y 1995 funcionarios salvadoreños inspeccionaron las plantas procesadoras de Panamá con el fin de conocer su funcionamiento y niveles de salubridad, "pero no encontraron problema alguno".
A su juicio, el actual conflicto con Panamá puede estar relacionado con presiones de los productores salvadoreños, "que quieren que su gobierno realice acciones tendientes a evitar la competencia de un producto de mejor calidad" que el local.
Al margen de las causas, la crisis surgida entre los dos países podría constituir un obstáculo en un proceso de integración regional que en más de 10 años de vigencia tiene muy pocos logros que mostrar. (FIN/IPS/sh/ag/if/97
