/AMBIENTE/CHILE: Astillas, una viga en el ojo de las exportaciones

Las exportaciones de astillas de madera se han acrecentado espectacularmente en Chile, pero ese aumento se ha realizado a un alto costo ambiental y con escaso aporte al crecimiento global de la economía.

Entre 1989 y 1995 las exportaciones de astillas de madera – hechas de los bosques nativos- crecieron anualmente en una media de 155 por ciento, un nivel muy superior a la tasa anual de 13,3 de progresión alcanzada por las exportaciones en general.

Así lo muestra el estudio sobre Producción y Exportación de Astillas de Bosque Nativo realizado por el economista Marcel Claude, a pedido de la agrupación independiente Defensores del Bosque Chileno (DBCh), divulgado recientemente.

A pesar del enorme aumento de esas ventas, un negocio rentable para empresarios privados, la actividad representa apenas 0,73 por ciento del total de las exportaciones chilenas, con una casi nula generación de empleos.

Las ganancias para los empresarios generadas por estas ventas externas, señala el estudio, van en aumento : un millón de dólares en 1988, 16 millones en 1991 y 26 millones en 1995, último año considerado en el estudio.

El 73 por ciento de los ingresos va a las empresas como utilidades puras, 17 por ciento equivale a remuneraciones y el 10 por ciento restante se destina a reinversiones.

La actividad se realiza con altísimos costos ambientales por degradación de suelos, pérdida de fuentes de agua, alteración de la biodiversidad y del paisaje.

Según la organización ambientalista internacional Greenpeace, "sólo por concepto de mitigación de la degradación de los suelos habría que invertir alrededor de 70 por ciento de los ingresos generados, cifra que aumentaría al 100 por ciento si se exigiera legalmente la reforestación del bosque nativo destruido".

"Estamos dejando que se destruyan nuestros bosques nativos por nada", concluye el autor del informe, responsable también por otros estudios que han desatado polémicas entre ecologistas y gobierno.

La situación no sólo preocupa a los ambientalistas sino que además fue objeto de atención de 245 científicos de 15 países del hemisferio, reunidos en Valdivia, al sur de Chile.

"Extensas áreas de bosques nativos de Chile están siendo deterioradas o sustituídas por plantaciones de pinos o eucaliptus, poniendo en peligro la riqueza de las especies, los suelos, ecosistemas acuáticos y recursos hídricos asociados al bosque", señala una declaración de los especialistas.

Más de 200 científicos estuvieron reunidos entre el 6 y el 11 de enero en Valdivia, a 835 kilómetros de Santiago, en un Congreso sobre la flora, fauna y ecosistemas y decidieron hacer una advertencia pública a las autoridades chilenas.

Los especialistas pidieron al gobierno que se detengan "las exportaciones o proyectos forestales en bosques nativos, cuyo producto primario o exclusivo son astillas", y cuya exportación consideran una de las causas principales de la destrucción del bosque nativo.

La ventas externas de astillas, llamadas también chips de madera, alcanzaron, según registros del estatal Banco Central de Chile, a 152,2 millones de dólares en 1991 y ascendieron en 1995, último año contabilizado, a 232,9 millones de dólares.

A juicio de empresarios del sector, las denuncias de destrucción de los bosques son absurdas ya que las astillas se producen del "raleo de renovales", lo que no implica explotación de bosque nativo.

Empresarios asociados en la Corporación de la Madera sostienen que las denuncias de entidades ambientalistas como DBCh y Greenpeace, constituyen una labor "obstruccionista" destinada a paralizar el desarrollo de inversiones en sectores como el forestal y otros.

Diversas organizaciones ambientalistas insisten en destacar que el crecimiento de la economía chilena en los últimos años se basa en la explotación intensiva de recursos naturales de bajo valor agregado, como son por ejemplo las astillas de madera.

Aunque el discurso oficial contempla actualmente el cuidado del medio ambiente, la realidad continúa poniendo en peligro la sustentabilidad de este tipo de crecimiento económico, argumentan los ambientalistas.

Si bien el discurso ha cambiado, pareciera que éste pertenece a una "realidad virtual" ya que en la práctica, gobierno y empresarios siguen siendo responsables de los graves daños al medio ambiente, afirma Malú Sierra, Coordinadora de comunicaciones de DBCh.

Las entidades ambientalistas exigen al gobierno que se regule, lo antes posible, la ley marco del medio ambiente, aprobada en 1994 por el Congreso Nacional pero que es inaplicable en la práctica sin el reglamento respectivo. (FIN/IPS/gcm/dg/en/97

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