ZIMBABWE: Nuevo arancel para recuperar producción industrial

El sector industrial de Zimbabwe, sin opciones desde que el gobierno adoptó el duro programa de reformas económicas que le obliga a competir o desaparecer, espera ahora que un nuevo arancel aduanero le dé un respiro.

La apertura de la economía a través de la liberación del comercio alentó una inundación de artículos baratos importados y levantó a los industriales en demanda de nuevos aranceles que les protegieran de la competencia. Pero los economistas han advertido que esto también podría ser desastroso.

No obstante, los industriales podrán conocer el mes próximo el futuro que les aguarda, cuando el gobierno publique el nuevo arancel aduanero aprobado por el gabinete en diciembre.

La elaboración final de la nueva estructura arancelaria tomó largo tiempo al gobierno, que debió realizar diversas consultas con diferentes grupos económicos.

Las últimas estimaciones de la producción industrial permiten pensar que el sector seguramente anhela todo tipo de protección.

La producción industrial descendió 14 por ciento en los primeros nueve meses de 1995, en gran parte por el ingreso de productos baratos importados de Sudáfrica y de países del sudeste asiático como Taiwán.

Según el informe Tendencias Económicas del banco Standard Chartered Bank-Zimbabwe, la producción del sector se encuentra en el más bajo nivel de los últimos 10 años.

Los subsectores que contribuyeron con mayor peso a esta caída de la producción industrial fueron el textil, la industria de papel, las imprentas, los productos químicos y derivados del petróleo, el metal y sus manufacturas.

Ante esta situación, el gobierno intentó atender las quejas de los industriales, aprobando en julio pasado una estructura arancelaria que se extendía desde un gravamen de cinco por ciento hasta un máximo de 50 por ciento.

Ese arancel protector, sin embargo, debió ser suspendido una semana más tarde, según recuerda Tendencias Económicas, "para habilitar consultas con los miembros de la Comunidad de Desarrollo de Africa Austral, que está en proceso de consagrar un acuerdo comercial regional".

Los expertos entienden que aquel arancel proteccionista se proponía primordialmente gravar las importaciones provenientes de Sudáfrica, el mayor socio comercial de Zimbabwe. Los dos países discreparon sobre la expiración de un acuerdo preferencial de comercio de 1964, que caducó en 1992.

Al dejar expirar la vigencia del acuerdo, Pretoria pudo imponer un arancel proteccionista a los bienes de Zimbabwe, con gravámenes de hasta 90 por ciento, con lo que consiguió cerrar el paso a las exportaciones de su vecino.

Es esta situación distorsionada lo que Zimbabwe busca desesperadamente reequilibrar.

En consecuencia, los economistas de este país debaten con máximo interés los pro y los contra de la nueva estructura arancelaria.

Según la Confederación de Industrias de Zimbabwe (CZI), el arancel debería ser tan bajo como fuera posible y diferenciar entre los productos de consumo final y los insumos industriales.

"Eso es la base de toda producción", señaló Farai Zizhou, economista jefe de la CZI.

"Los derechos proteccionistas se aplican a productos acabados sólo cuando los similares nacionales son amenazados por medidas directas de incentivo a las exportaciones en otros países, tal como hace Sudáfrica", dijo Zizhou a IPS. "Nuestra industria no disfruta de ningún incentivo".

"Esperamos que estos aranceles sean temporarios. No creemos que los países que protegen sus industrias puedan continuar haciéndolo", añadió.

Los economistas señalan, no obstante, que además de contar con una protección aduanera, la industria deberá reformarse, orientándose a la exportación y agregando valor a los productos exportables, de forma de lograr el dinero necesario para elevar el nivel productivo y sobrevivir. (FIN/IPS/tra-en/lm/pm/arl/if/97

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