El gobierno de Venezuela estudia decretar el estado de emergencia, para enfrentar una huelga médica total que mantiene en el caos la salud pública en el país y ya ocasionó al menos una decena de muertes.
La federación que convocó hace una semana a una huelga sin atención de emergencias de los 27.000 médicos que operan los 226 hospitales en manos del Estado, perdió el control de sus agremiados, que en el área metropolitana de Caracas y otros estados desatendieron una tregua concertada al concluir 1996.
El ministro de Sanidad, Pedro Rincón, precisó que el presidente Rafael Caldera estudia "decretar el estado de emergencia nacional" sin suspensión de garantías constitucionales, para normalizar la situación de la salud.
El gobierno se ha visto impotente para lograr el retorno de los médicos a los hospitales y un decreto presidencial de "reanudación de faena", que en teoria fuerza bajo pena de pérdida del empleo la suspensión del paro, fue desacatado sin mayores consecuencias.
Los médicos demandan que sus salarios sean elevados al entorno de 1.000 dólares mensuales, cuando el tope actual no supera los 244 dólares y el nivel básico se sitúa alrededor de los 148 dólares.
Para empeorar la anarquía existente, los principales colegios del país hicieron oidos sordos a la decisión de la Federación Médica de Venezuela de instituir una tregua en materia de atención de emergencias, terapía intensiva y maternidad.
La única medida tomada por el gobierno fue colocar a médicos militares en áreas críticas de algunos hospitales, pero los pocos galenos castrenses que efectivamente llegaron a las emergencias se han visto desbordados por la situación, al igual que el personal auxiliar, que se mantiene en su puesto.
Por su parte, las clínicas privadas no han tomado ninguna disposición de apoyo y siguen sin facilitar el ingreso de cualquier paciente cuyos familiares no puedan entregar antes los altos dépositos exigidos.
El resultado fue un final y comienzo de año caótico, donde el director de la principal maternidad del país, por ejemplo, debió atender en solitario un centenar de partos en una sóla noche, en una situación que se mantiene inalterada.
El sector público atiende en Venezuela a más de 60 por ciento de la población de 22 millones de habitantes, dentro de un deterioro general por falta de insumos, medicamentos, equipos y una merma de ética en los profesionales, según diversos estudios.
Otra de las demandas es la dotación de los centros de salud, donde en muchas ocasiones falta hasta el algodón y los médicos insisten en su frustración por trabajar "en condiciones peores que en una guerra".
El gobierno dedicó en 1996 sólo 33 dólares per capita a la salud, cuando el año previo gastó 55 dólares, mientras el empobrecimiento de la población aumentó el número de pacientes que se dirigen a la salud pública.
Médicos del Distrito Federal y el estado de Miranda, en que se asientan Caracas y los más grandes centros hospitalarios, así como del vecino estado de Aragua, se declararon en rebeldía ante sus dirigentes nacionales, en una acción de origen político, según denuncian los propios profesionales.
Esos colegios están en manos del partido Acción Democrática, que perdió la presidencia de la Federación Médica en 1996, pero dominó la asamblea del 26 de diciembre, en que se decidió un paro total de labores, en contra de posiciones más moderadas.
El ministro de Planificación, Teodoro Petkoff, reveló que en esa asamblea, ante el temor expresado por algunos médicos de que el abandono de los hospitales acarrería la muerte de pacientes, sectores exaltados replicaron "que se mueran, que se mueran".
Petkoff ha calificado de "decreto de guerra a muerte contra los pobres" la decisión de los gremios de la medicina, y llamó a la "desobediencia debida" contra la inmoral medida.
La Fiscalia General sigue los fallecimientos por falta de atención para el enjuiciamiento de los responsables bajo el cargo de "homicidio culposo", según alertó al comienzo del abandono de las emergencias el titular de ese despacho, Ivan Badell.
La Confederación de Trabajadores de Venezuela criticó abiertamente el abandono de las emergencias y aseguró que "desnaturaliza el reclamo", aunque la demanda salarial sea totalmente justa.
En el hospital Vargas, del oeste de Caracas, médicos que pidieron no ser identificados dijeron que "hemos atendido las mayores emergencias siempre, pero aqui no hay medicamentos, no hay nada y los militares aparecieron, se asustaron y se fueron".
Otra médica confirmó que la "guerra política" que está detrás de las posiciones más radicales coloca a los profesionales "entre la espada y la pared".
Pero al mismo tiempo, los profesionales insistieron en que los fallecidos por falta de atención "son muertos del gobierno, el verdadero responsable del deterioro de la salud y de que hayamos llegado a esta situación".
Mientras las personas que buscaban atención a las puertas de los hospitales este jueves tenían historias patéticas de "ruleteos" por Caracas y su perifería en busca de atención, con heridas de todo tipo y cuadros en algunos casos desesperados.
El primer niño nacido en 1997, Héctor Ospinio, fue también víctima de la huelga, ya que su madre, Damaris Ocanto, recorrió cuatro hospitales con los dolores del parto, antes de ser atendida en la gran maternidad por su director, Carlos Cabrera.
Cabrera dijo que en los 50 años de la Maternidad Concepción Palacios nunca había visto una situación similar. "Nuestra lucha es muy legítima, pero no se justifica que pongamos en peligro la vida de ningún venezolano", comentó extenuado este jueves.
La huelga sucedió en el considerado momento más crítico del año, cuando los venezolanos están en su mayor parte de vacaciones, se trasladan de un punto a otro del país, y aumentan los accidentes y actos de violencia.
Sólo en Caracas, durante el feriado de despedida e inicio del año, fallecieron en forma violenta una treintena de personas, mientras otras decenas resultaron heridas por armas de fuego y armas blancas, lo que incrementó el caos hospitalario. (FIN/IPS/eg/ff/he/96