La consolidación y eventual crecimiento de los partidos de izquierda de Uruguay se ha convertido en la principal preocupación del resto de las fuerzas políticas del país, que esta semana comenzaron a planificar el futuro con la vigencia de una nueva Constitución.
La reforma electoral introducida en la carta fundamental, plebiscitada el 8 de diciembre, será confirmada esta semana por la Corte Electoral con una muy escasa diferencia (50,4 por ciento a favor), adelantaron a IPS voceros de ese organismo.
El motor de los primeros cambios electorales en más de medio siglo fue la coalición de gobierno integrada por los tradicionales partidos Colorado y Nacional y el minoritario y centroizquierdista Nuevo Espacio.
En la vereda de enfrente se ubicó la coalición de izquierdas Frente Amplio, aunque en este caso, como en el de los impulsores de la reforma, se registraron desobediencias al liderazgo partidario.
La reforma prevé comicios internos en los partidos en mayo de 1999 para que cada uno elija a su candidato único a la presidencia, la primera del siglo XXI.
Hasta ahora cada partido podía presentar un número ilimitado de candidatos presidenciales y obtenía la victoria el más votado de la organización que recibiera el mayor número de sufragios, en función de la llamada "ley de lemas".
La refoirma determina que si ningún candidato alcanza más de 50 por ciento de los votos váidos en las eleciones a celebrarse en octubre de 1999 habrá una segunda vuelta, en noviembre, que según la izquierda fue pergeñada para desplazarla de un seguro triunfo seguro.
Desde 1985, año de la restauración democrática tras la dictadura militar iniciada en 1873, el Frente Amplio viene creciendo de manera sostenida.
En los pasados comicios, en noviembre de 1994, se ubicó en tercer lugar pero separado por menos de dos puntos del victorioso Partido Colorado y de menos de uno del segundo, el Partido Nacional.
En 1989 ganó la alcaldía de Montevideo, capital que concentra 45 por ciento de la población, y repitió en 1994 con una diferencia aún mayor sobre sus contrincantes.
En abril del año 2000 los uruguayos volverán a las urnas para elegir a los intendentes (alcaldes) y legisladores muncipales de los 19 departamentos en que se divide el país, lo que marca por primera vez la separación de los comicios comunales de los nacionales.
La reforma pone fin a la arbitrariedad de las cúpulas coloradas y nacionalistas que digitaban a sus candidatos.
"Las listas de senadores, diputados y ediles (legisladores municipales) surgían de un círculo cerrado donde no éramos más de ocho o diez personas, y no se consultaba a nadie", reconoció el senador colorado Luis Pozzolo, integrante del círculo pllítico íntimo del presidente Julio Sanguinetti.
Para Sanguinetti, la reforma es "uno de los cambios más grandes en la historia del país", pero la consolidación de la izquierda continúa en el centro del analisis de la coalición de gobierno.
En las elecciones de 1994 el Frente Amplio rompió el bipartidismo y dividió al alectorado en tres partes, al tiempo que proyecto como su principal líder al médico oncólogo Tabaré Vázquez, primer intendente de izquierda de la capital entre 1990 y 1994.
En un reciente reportaje Sanguinetti reconoció el progresivo crecimiento experimentado por la izquierda, pero señaló que desde antes del golpe de estado de 1973 su triunfo parecía "ineluctable" pero éste se convirtió sólo en "casi" durante 25 años.
"En la próxima elección no ganará y es muy concebible pensar que la tendencia puede variar (…) ¿C ómo cabe pensar que seamos el único país del universo en el que el marxismo crece?", argumentó el presidente uruguayo.
A su juicio, el derrumbre del socialismo real no fue analizado por la izquierda uruguaya como un fracaso de esa ideología sino de los regímenes o de los hombres, lo cual es "absurdo".
"Ahora que no hay más Rusia comunista, ni KGB ¿por qué temerle al marxismo? Ese razonamiento inválido no puede durar. No podemos ser una curiosidad folclórica", dijo Sanguinetti.
La semana pasada el diario empresarial argentino "Ambito Financiero" calificó como "inquietante" el crecimiento electoral de la izquierda uruguaya.
En la izquierda el optimismo crece pese a que sus dirigentes consideran que existen grupos en la mayoría de los medios de comunicación que buscan trabar un triunfo del Frente Amplio, según dijo Hugo Cores, secretario político de Vázquez. misma.
Cores destacó como un "dato completamente nuevo en la sociología política uruguaya"que en el plebiscito de diciembre haya habido colorados, nacionalistas y nuevoespacistas que votaron junto a los frenteamplistas en contra de la reforma.
El voto de rechazo a la reforma excedió en mucho a los sufragios cosechados por el Frente Amplio en 1994 (algo más del 30 por ciento) y arañó la victoria.
Ante esa situación, "no sólo los políticos de las derechas sino también varios politólogos supuestamente objetivos están exasperados, verborrágicos y ciegos", sentenció Cores.
Antes de fines de este mes el gobierno realizará consultas con todos los partidos políticos para impulsar un paquete de leyes que permitan reglamentar la reforma constitucional.
A juicio de Sanguinetti en la discusión deberán participar todos los partidos, porque "esta es la Constitución de la República y punto. No hay más debate". (FIN/IPS/rr/dg/ip/97