La Organización del Trabajo (OIT) se propone evitar el retorno al proteccionismo económico mediante la promoción de las normas laborales básicas reconocidas en el plano internacional.
El director general de la OIT, Michel Hansene, anunció este miércoles que la organización asumirá el papel que le corresponde en el tema de la dimensión social de la liberalización del comercio.
Hansene dio por concluido un debate que se prolongó durante todo 1996 sobre la institución internacional que debía hacerse cargo de la incidencia de las leyes laborales en la competencia comercial de una sociedad mundializada.
Una tendencia, respaldada por los principales países industrializados, sostuvo que correspondía a la Organización Mundial del Comercio (OMC) arbitrar en ese terreno.
Pero la Conferencia Ministerial de la OMC realizada en Singapur en diciembre pasado "despejó ese equívoco", dijo Hansene, y atribuyó exclusivamente a la OIT el debate sobre las normas sociales mínimas en el marco de la economía en vías de mundialización.
La OIT asume seriamente el mandato confiado por el conjunto de la comunidad internacional, subrayo.
El tema reviste importancia porque sin un sistema realmente multilateral de promoción de ciertas leyes fundamentales "nos arriesgamos a presenciar el renacimiento del proteccionismo", advirtió el director de la OIT.
El incumplimiento de las normas laborales en el campo internacional puede traer aparejadas "operaciones de toda clase, como acciones de boicot y campañas contra ciertos productos o países".
Hansene previno que está en juego una apuesta considerable que incluye la credibilidad de la liberalización del comercio y la confianza que los trabajadores de todo el mundo pueden otorgar a la economía mundializada.
La OIT pretende intensificar este año la presión para que los estados miembros ratifiquen los siete convenios fundamentales de la organización, que reglan cuestiones de libertad sindical, negociación colectiva, abolición del trabajo forzado, edad mínima y no discriminación en empleo y en remuneración.
Por otro lado, reclama el fortalecimiento de los mecanismos de control para asegurar el respeto de todos los estados miembros, aún de aquellos que no hubieran ratificado alguno de los convenios.
El Consejo de Administración de la OIT debatirá, del 6 al 27 de marzo, la concesión de más poderes a la organización para lograr el respeto de la legislación laboral.
En junio, durante la Conferencia Internacional del Trabajo, la OIT abrirá un debate sobre la reforma del sistema normativo de la organización referido a la elaboración, promoción y control de la aplicación de los convenios.
Hansene describió una nueva relación de fuerzas en el campo social con la pérdida de poder de los estados, dijo, por obra de la mundialización de la economía.
En compensación, aparecen una serie de movimientos internacionales, de nuevos actores que pesan en el debate social.
El director de la OIT mencionó el caso de las fábricas de balones de fútbol en Pakistán, que empleaban mano de obra infantil.
La presión de grupos independientes, recordó, movió a intervenir a la Federación Internacional de Fútbol Asociado y la polémica se cerró con el compromiso de los fabricantes a renunciar a los niños trabajadores.
En la OIT se reciben con sorpresa pedidos de empresas y de grupos sectoriales de discusión de códigos de buena conducta, de "etiquetado social".
Esos empresarios, indicó Hansene, temen a las campañas de opinión pública lanzadas contra ellos en algunos países porque les parece condenable que empleen a niños o violen otras normas.
El mantenimiento del tema de la dimensión social del intercambio en la órbita de la OIT impedirá que las sanciones comerciales castiguen a países o empresas infractoras, explicó. (FIN/IPS/pc/dg/lb-pr/97