PERU: Se reanudan con humor negociaciones gobierno-MRTA

"Don Néstor, este fin de semana nos reuniremos un rato", dijo el ministro. "No hay problema, señor Palermo. Nosotros no nos vamos a ir de acá", replicó el jefe del comando guerrrillero que tiene en su poder a 74 rehenes en la embajada de Japón en Perú.

"Lo felicito por su buen sentido del humor. Hasta luego", respondió el ministro Domingo Palermo, encargado de negociar con el comando subversivo para obtener la liberación de los rehenes.

El diálogo, sorprendentemente amistoso, duró sólo tres minutos, fue efectuado por radio y marca aparentemente el retorno de la fluidez en las negociaciones entre el gobierno y el grupo armado, endurecidas o interrumpidas el 30 de diciembre pasado.

La facilidad como se restablece la fluidez de las negociaciones plantea la necesidad de interrogarse sobre las razones que las cortaron.

Según la version oficial, Néstor Cerpa "jugó sucio" esa noche, pero otra hipótesis sugiere que los servicios de inteligencia trataron de sorprender a los secuestradores con un golpe de mano, infiltrando agentes con motivo de un ingreso masivo de periodistas en la embajada.

Hasta el 30 de diciembre, a 13 días de la toma de la embajada de Japón, el Movimiento Revolucionario Tupac Amaru (MRTA) había liberado a más de 400 de los visitantes, sorprendidos cuando asistían a una recepción diplomática con motivo del cumpleaños del emperador Akihito.

El jefe guerrillero ya no amenazaba fusilar a algunos de los rehenes si no se atendían sus demandas y tampoco insistía en reclamar la libertad de sus 458 compañeros presos en distintas cárceles peruanas.

En la víspera del fín de año flotaba un clima de rápida solución al problema y se esperaba que al día siguiente Cerpa hiciera otro gesto publicitario liberando a un buen número de los 74 rehenes que aún mantenía en su poder.

Los voceros del MRTA en el exterior, especialmente Isaac Velasco, a cargo del informativo que se difunde desde Austria vía Internet, aplaudían la inminente y pacífica solución del conflicto.

Hasta ahora se desconocen las verdaderas razones que motivaron el endurecimiento de las negociaciones entre el comando guerrillero y el gobierno del presidente Alberto Fujimori, y los indicios y trascendidos sobre lo ocurrido esa noche son confusos e incluso contradictorios.

El argumento oficial para explicar el deterioro de las negociaciones no soporta un análisis detenido: según versiones difundidas por Palermo, los responsables son los periodistas que ingresaron sin autorización a la sede diplomática.

De acuerdo con esa versión, los 19 camarógrafos y fotógrafos que siguieron al osado reportero de una cadena de television, que aprovechó una puerta abierta para meterse en la residencia del embajador japonés en Lima, frustraron una negociación que conduciría a la libertad de 50 rehenes.

El primer ministro, Alberto Pandolfi, aseguró que se había concertado con Cerpa la liberación de ese número de rehenes a cambio de la autorización para una conferencia de prensa que daría el jefe guerrillero en el interior de la embajada.

Cerpa habló y posó ante un grupo de camarógrafos y fotógrafos, entre los que no se encontraban periodistas entrenados en la formulación de preguntas inquisitivas, y manejó a su gusto la rueda de prensa.

Y no liberó a los 50 rehenes que supuestamente iba a dejar salir de la embajada a cambio de la conferencia de prensa.

Pero el que Cerpa no haya "pagado" el precio convenido para presentar su posición a la prensa extranjera no explica la rapidez y el nivel de deterioro de las relaciones entre interlocutores de una delicada negociación.

Cerpa, quien ya no puede repetir sus amenazas de fusilar rehenes, endureció todo lo que pudo su conducta y realizó demostraciones bélicas mediante disparos de fusil desde el interior de la embajada en las madrugadas del 7 y el 10 de enero.

Fujimori, por su parte, además de reiterar que no aceptaría un canje de rehenes por emerretistas presos (demanda que el MRTA ya había abandonado), atacó a Cerpa revelando oficialmente una version que circulaba con insistencia: el MRTA estaba cobrando rescate a las empresas japonesas para liberar a sus ejecutivos.

El negociador Palermo y el representante oficioso de Fujimori, el obispo católico Luis Cipriani, dejaron de visitar la embajada de Japón.

Otra hipótesis sobre el origen del deterioro se basa en un hecho no mencionado ni explicado nunca, pero que fue visto por todos los periodistas apostados frente a la sede diplomática: una columna de policías vestidos de civil y disfrazados de fotógrafos se preparaban para ingresar a la residencia.

Según se dijo entonces, acompañarían a los periodistas en un desfile que estos efectuarían frente a la embajada de Japón, para impedir que ocurrieran desbordes.

Pero esta explicación no justifica que todos ellos portaran cámaras fotográficas, por lo que es evidente que querían hacerse pasar por reporteros e ingresar con ellos a la embajada.

La columna de 40 agentes disfrazados de reporteros no ingresó porque los directivos de la Cruz Roja Internacional, que no han emitido ningún comentario al respecto, se opusieron terminantemente y se retiraron de la sede diplomática.

De todos modos, de ser cierta la versión del aborto de un plan de rescate, el asunto parece ya superado y los interlocutores se aprestan a reanudar las negociaciones, en base a la libertad de todos los rehenes y la salida garantizada de los secuestradores.

El primer Ministro Pandolfi reveló este viernes que el gobierno peruano participa en las negociaciones para encontrar algún país que conceda asilo a los insurgentes que tomaron la embajada de Jaón en Lima. (FIN/IPS/al/ag/ip/97

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