Pocos esperaban una rápida solución al problema de los rehenes tomados por un grupo guerrillero en la embajada de Japón en Perú, pero la impresión es que el 31 de diciembre las negociaciones retrocedieron a su punto inicial.
Néstor Cerpa, jefe del comando del Movimiento Revolucionario Tupac Amaru (MRTA), aprovechó ese día un encuentro directo con 19 fotógrafos y camarógrafos que ingresaron sin autorización a la sede diplomática, para reclamar la liberación de los miembros de la organización presos, demanda que ya había abandonado.
Carente de estructura politica en Perú, al menos fuera de la embajada japonesa, las cambiantes posiciones del MRTA pueden medirse por los cuatro comunicados de Cerpa y los de su vocero en Europa, Isaac Velasco, enviados por correo electrónico desde Hamburgo, Alemania.
Hasta el 30 de diciembre, Cerpa y "Voz rebelde", desde Hamburgo, sostenían la tesis de un entendimiento en marcha con el gobierno del presidente Alberto Fujimori.
"Para alegría de los que se solidarizan con nosotros, ha comenzado un dialogo directo. Existen propuestas concretas", dice el comunicado europeo del MRTA de ese día.
En un segundo comunicado y el mismo día, la oficina de difusión del MRTA en Europa censura a la organizacion griega que realizó un atentado dinamitero contra la embajada de Perú en Atenas, porque podría poner en riesgo una solución pacífica.
Algunos observadores opinan que Cerpa no pudo resistir la fascinación que le producen las cámaras de televisión y adoptó el papel de duro y arrogante comandante guerrillero, y que el incidente se produjo por la ineficiencia de la policía peruana.
También se señala como causa probable el duro tono de Fujimori en la primera entrevista concedida desde la toma de la embajada, en la que reiteró el calificativo de terrorista para el MRTA, término que Cerpa considera ofensivo.
En los dos últimos comunicados anteriores, emitidos el 22 y 28 de diciembre, Cerpa exige a la prensa que no siga usando el término "terrorista" para calificarlo e insiste en diferenciarse de la organización guerrillera Sendero Luminoso.
"El presidente ha reiterado su beligerancia. Sus expresiones siguen siendo confrontacionales y en ese marco es dificil el entendimiento", expresó Cerpa, quien añadió que no veía cercana una solución.
?Qué significa el cambio de Cerpa? Es sólo un meandro previsible en negociaciones de este tipo y, aunque postergue el desenlace, no alterará su curso.
Así piensa Enrique Bernales, relator de las Naciones Unidas para asuntos de Derechos Humanos, quien destaca que Fujimori reiteró su compromiso de no intentar un rescate por la fuerza en tanto que el jefe subversivo no parece dispuesto a amenazar nuevamente con el fusilamiento de los rehenes.
En el marco de esta interpretación, mientras ambos mantengan esa postura, la situación podrá mantenerse indefinidamente, hasta que uno de los contendientes acepte dar lo que se le pide a cambio de lo que está dispuesto a conceder.
Visto así, el único desenlace posible por negociación es la rendición de los raptores y la entrega de los rehenes, a cambio de garantías para salir del país, probablemente con el dinero obtenido como rescate, que el MRTA prefiere denominar "impuesto de guerra".
Pero el cambio de tono de Cerpa y el resurgimiento de condiciones ya abandonadas, consideradas inadmisibles por Fujimori, requiere de alguna explicación y los añalistas consultados por IPS ofrecen dos teorías divergentes.
Carlos Tapia cree que fue una jugada política de Cerpa, calculada para ganar auditorio internacional, en tanto otros analistas suponen que las declaraciones duras de Fujimori provocaron una reacción emocional del jefe de la veintena de guerrilleros que tiene en su poder la embajada de Japón en Lima.
Una tercera corriente de interpretación estima que el gesto de Cerpa, que parece no haber inmutado al presidente peruano, está más bien dirigido al gobierno japonés, uno de cuyos portavoces, Hiroshi Hashimoto, negó que Tokio estuviera dispuesto a pagar suma alguna por concepto de rescate.
Las declaraciones del portavoz de la cancillería japonesa, formuladas a dos agencias informativas el día anterior al cambio de actitud de Cerpa, respondían a las protestas de algunos órganos de prensa de su país.
Según dichos órganos, pagar rescate por los 30 diplomáticos y empresarios japoneses pondría en futuro riesgo a los representantes de las empresas transnacionales con sede en el país asiático, que estarían en la línea de mira de los secuestradores de todo el mundo. (FIN/IPS/al/ag/ip/96