PERU-EE.UU.: El caso Berenson agravado por crisis de Lima

Los simpatizantes de la causa de Lori Berenson, una neoyorquina que hace un año fue condenada en Perú por el delito de traición, encuentran ahora difícil mantener su defensa en medio de la crisis de los rehenes desatada en Lima.

La familia y los amigos de Berenson han luchado ansiosamente por su liberación desde el día en que fue sentenciada a prisión perpetua, el 11 de enero de 1996.

La ciudadana estadounidense fue juzgada poco tiempo después de ser detenida junto a otros 21 guerrilleros del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA) en medio de un supuesto plan para invadir el Congreso peruano.

Desde que se produjo la captura de la residencia del embajador de Japón en Lima, hace poco más de un mes, el apoyo a Berenson en Nueva York se ha mantenido en silencio.

Sus padres, Rhoda y Mark Berenson, emitieron una declaración en la que anunciaron que no van a formular comentarios hasta que la crisis de los rehenes sea resuelta "rápida y pacíficamente". Los rebeldes, que inicialmente capturaron a cerca de 500 rehenes, ahora mantienen a 73 personas en cautiverio.

El abogado de Berenson, Thomas Nooter, no responderá a preguntas de la prensa, según informaron sus colaboradores.

"Debemos asumir que esta crisis pondrá las cosas más difíciles para Lori una vez que esté resuelta", había dicho Nooter a los periodistas el mes pasado.

La situación de Berenson se ha agravado porque Berenson -que calificó de "ridículas" las acusaciones contra ella- fue nombrada, sin embargo, en la lista de miembros del MRTA cuya liberación reclaman los captores.

El grupo de militantes del MRTA que se encuentra dentro de la embajada japonesa bajo el comando de Néstor Cerpa, ha puesto como una de sus exigencias principales la liberación de unos 400 guerrilleros emerretistas que se encuentran en las cárceles de Perú, incluyendo a su líder, Víctor Polay, y a Berenson.

Según las autoridades peruanas, Berenson es culpable de haber trabado relación con Cerpa en octubre de 1994 y haber acordado proporcionar una "casa segura" para las operaciones del grupo guerrillero izquierdista.

La ciudadana estadounidense, sin embargo, nunca tuvo oportunidad de defenderse adecuadamente de esas acusaciones.

"A los abogados de la señora Berenson no les fue permitido interrogar a los testigos de la acusación ni refutar las pruebas", escribió en periódico The New York Times en un editorial el año pasado.

"Permanece en secreto la identidad del juez militar que la juzgó. La corte la condenó por traición, un delito que ella, al no ser peruana, no pudo cometer", añadió el diario.

El 17 de enero del año pasado, Berenson fue llevada a la cárcel de Yanamayo, en las alturas de los Andes, donde cumple una pena de prisión perpetua sin derecho a excarcelación bajo fianza. (FIN/IPS/tra-en/fah/yjc/arl/ip/97

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