El desacuerdo sobre fechas para el retiro gradual del ejército israelí de las áreas rurales de Cisjordania volvió a postergar hoy la concreción de un pacto, largamente esperado, sobre la salida de esas tropas de la ciudad de Hebrón.
Los palestinos insisten en que Israel se comprometa a completar la retirada en la fecha que está escrita en los acuerdos de paz, pero los israelíes desean posponer dos años los últimos movimientos de tropas.
Los acuerdos de paz estipulan que el retiro del territorio rural se realizará en tres etapas separadas por intervalos de seis meses, terminándose la última en septiembre de este año. Sin embargo, ninguna de las tres etapas ha comenzado a cumplirse.
Este desacuerdo ha frenado la entrega a las autoridades palestinas de 80 por ciento de Hebrón, la última de las ciudades cisjordanas que debe quedar bajo el gobierno autónomo.
Los palestinos desean que el arreglo sobre Hebrón incluya un parágrafo que obligue a los israelíes a salir de las áreas rurales en fechas específicas.
Según los palestinos, las tres retiradas del territorio rural dejarán 85 por ciento de Cisjordania bajo su control, pero Israel discute esa proporción.
Lo que de verdad pesa en el ánimo de ambas partes es el hecho de que cualquier palmo de territorio que Israel entregue ahora a los palestinos debilitará su posición y reforzará la posición negociadora palestina ante las futuras conversaciones sobre el estatuto final de Cisjordania y Gaza.
"Si cedemos tanto territorio en el repliegue militar, nos quedaremos sin cartas para enfrentar las más duras cuestiones incluidas en el estatuto final", opinó el domingo pasado Ehud Barak, dirigente laborista que aspira al liderazgo del partido opositor en Israel.
Los palestinos, por su parte, entienden que el repliegue de las áreas rurales es necesario para equilibrar fuerzas en el momento en que ambas partes pasen a negociar el estatuto final. Sólo cuatro por ciento de Cisjordania está ahora bajo control de la Autoridad Nacional Palestina.
El bando palestino sostiene que si no se obtiene ahora la entrega de una parte mayor de Cisjordania, sus negociadores se encontrarán preocupados, en las tratativas finales, por la cuestión del territorio, en lugar de concentrarse en las otras cuestiones pendientes.
Esas cuestiones incluyen los temas fundamentales y de mayor polémica, tales como el estatuto de Jerusalén, los refugiados, los asentamientos y las fronteras definitivas.
Esta discrepancia ha estancado las negociaciones que en las últimas jornadas se realizaron con la mediación diplomática del enviado de Estados Unidos para Medio Oriente, Dennis Ross, pese a que cada día se anuncia la inminencia del pacto sobre Hebrón.
Llegado a la región el 21 de diciembre, Ross ha viajado constantemente entre Jerusalén, Gaza y la aldea cisjordana de Beit Sahour, conversando con todas las partes involucradas a fin de cerrar un arreglo.
El gobierno derechista de Israel, encabezado por el primer ministro Benjamin Netanyahu, ha reclamado fórmulas más estrictas para garantizar la seguridad de los 400 colonos judíos que viven en el centro de Hebrón, en medio de 120.000 palestinos.
Esas preocupaciones israelíes han sido atendidas, incluyendo un nuevo acuerdo que eleva de 180 a 210 la cantidad de observadores internacionales que serán estacionados en Hebrón.
Esos observadores serán proporcionados por países europeos, habiéndose aceptado que vendrán de Dinamarca, Italia, Noruega, Suecia, Suiza y Turquía. (FIN/IPS/tra-en/dho/mom/rj/arl/ip/96