NIGERIA: Aumenta la tensión tras ola de atentados

Las bombas que explotaron en las últimas cinco semanas en Nigeria y sembraron la muerte entre militares y prominentes personalidades sumió al país en el terror, mientras el gobierno y la oposición se culpan mutuamente por la ola de violencia.

Mientras tanto, las fuerzas de seguridad carecen de pistas que conduzcan a los autores de los atentados y tanto el ministro de Relaciones Exteriores como el embajador de Iraq en Nigeria manifiestan que puede tratarse de obra de extranjeros.

La policía del estado nigeriano de Lagos recibió al menos 500 solicitudes de protección en las últimas dos semanas, informó el comisario Abubakar Tsav. "No podemos darle protección a todos… No tenemos tanta fuerza", expresó el funcionario.

En las últimas cinco semanas se produjeron tres atentados con bombas. En el primero, tres ayudantes del administrador militar del estado de Lagos murieron el 16 de diciembre, y dos días después, 12 soldados resultaron heridos en un atentado similar.

El 7 de enero, una bomba explotó en un puente que estaba cruzando un ómnibus cargado de soldados. Se informó oficialmente que murieron dos, pero testigos del episodio afirmaron haber visto al menos cuatro cadáveres. Treinta y siete sufrieron heridas.

Informes de los servicios de inteligencia indican que un grupo anónimo amenazó con efectuar más atentados.

La amenaza obligó a las autoridades a disponer el estado de alerta en el aeropuerto internacional durante tres meses, el refuerzo de la vigilancia en las fronteras y el patrullaje policial en ciudades y poblados.

El inspector general de policía Dabo Aliyu reveló que la unidad policial especializada en explosivos recibió equipos nuevos.

Así mismo, el portavoz de la empresa Nigeria Airways declaró que las "fuertes medidas de seguridad" establecidas en el aeropuerto implican "24 horas de vigilancia sobre todos los aviones y las operaciones aéreas".

El embajador de Iraq en Nigeria, Taha Mahmoud, aumentó el temor reinante cuando afirmó públicamente este jueves que los atentados eran atribuibles a fuerzas del exterior.

Mahmoud también dijo al ministro de Relaciones Exteriores, Alhassan Kpaki, que Iraq estaba preocupado por la marcha de los acontecimientos.

El canciller le contestó que el país africano "resistirá cualquier intento de desestabilización procedente de fuerzas externas". "Tenemos un país que cuidar", agregó.

No hay pistas que conduzcan a los responsables y, por lo tanto, aún no se han realizado arrestos, informó el portavoz de la policía Patrick Erhabor.

"No dejaremos piedra sin dar vuelta para atrapar a los culpables", manifestó Erhabor.

Sin embargo, la policía habría detenido a cuatro sospechosos en relación con el intento de asesinato de Abraham Adesanya, vicepresidente de la Coalición Nacional Democrática (NADECO), el principal grupo opositor de Nigeria. Su automóvil fue ametrallado el martes, pero ninguno de los ocupantes resultó herido.

Adesanya dijo a los periodistas que los hombres fueron detenidos luego de un acecho a su casa, pero no hubo una inmediata confirmación policial de las detenciones.

Algunos observadores locales consideran que el atentado contra el político de 75 años es obra de agentes estatales. "El ataque es un hecho desafortunado, porque NADECO es una organización pacífica", manifestó Nathaniel Aina, alto miembro del grupo opositor.

"Nuestra organización siempre procuró el diálogo con el gobierno federal, porque a la democracia no se llega con balas", subrayó.

El ataque se produjo un día después que la televisión estatal divulgara que NADECO y otro grupo opositor, el Consejo de Liberación Nacional de Nigeria, estaban vinculados a un embarque de armas de millones de dólares interceptado en el vecino Benín, mientras transitaba por ese país.

"Cada día, el gobierno dice que NADECO es el que crea problemas, pero considerando que nadie está seguro, sin importar su condición, creo que las autoridades deberían mirar más allá de NADECO", comentó el jefe tradicional Emmanuel Sorunke.

Sorunke también expresó su sorpresa porque el ataque tuvo lugar cuatro días después de producirse rumores sobre un complot para matar a Adesanya, quien fue senador entre 1979 y 1983. "Los asesinatos de nigerianos tan destacados no resolverían ningún problema", dijo.

Grupos defensores de la democracia y organizaciones estudiantiles creen que los últimos atentados contra figuras públicas tienen motivaciones políticas.

Entre los objetos de estos ataques estuvieron Toye Coker, un jefe de Abeokuta (ciudad natal de Moshood Abiola, el ganador de las anuladas elecciones presidenciales de 1983), quien el mes pasado sobrevivió a dos atentados, Suliat Adedeji, una política y empresaria asesinada en noviembre, y la esposa de Abiola, Kudirat, muerta en junio.

"Deseamos que se detenga esta serie de asesinatos no resueltos y la violencia política, que están transformándose en una característica del moribundo sistema autocrático", declaró la Asociación Nacional de Estudiantes de Nigeria tras el incidente del martes.

"Creemos que el último ataque se inscribe dentro del marco de odiosas maquinaciones similares que despojaron a la nación de valiosos ciudadanos", agregó.

Mientras, Campaña por la Democracia señaló que responsabilizará a los militares por cualquier incidente desfavorable en la vida de los líderes opositores.

Por otra parte, Wada Nas, ministro de Tareas Especiales, negó cualquier participación del gobierno en el atentado del martes o en los anteriores, y acusó a Adesanya de organizar el ataque para ganar publicidad. (FIN/IPS/tra-en/ro/kb/mj-ml/ip-hd/97

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