La cuestión pendiente de las propiedades confiscadas por la revolución sandinista (1979-1990) entorpece la negociación política entre el Poder Ejecutivo de Nicaragua y el izquierdista FSLN, acordada para garantizar la gobernabilidad y el estado de derecho.
Representantes de las dos partes fueron convocados para este lunes, luego de que las conversaciones se aplazaran tres veces la semana última. Pronunciamientos de funcionarios del gobierno de Arnoldo Alemán pusieron en entredicho las posibilidades de consenso.
Así mismo, cada una de las dos delegaciones está encabezada por dirigentes resistidos por la otra. Al frente de los representantes del gobierno se halla el vicepresidente Enrique Bolaños, un antisandinista radical.
Mientras, el FSLN (Frente Sandinista de Liberación Nacional), el principal partido de oposición, designó en su representación a Bayardo Arce, un hábil negociador, pero fuertemente cuestionado por sus adversarios debido a irregularidades atribuidas a su gestión en el gobierno sandinista.
Arce, un ex comandante que dirigió la lucha insurreccional contra Somoza en la región del norte, es acusado por partidos que ahora integran el gobierno de beneficiarse de la adjudicación ilícita de dos propiedades confiscadas por los sandinistas
"Basta analizar esa composición, para señalar con fundada preocupación que podría tratarse de un diálogo de sordos", destacó el periodista y abogado Roberto Larios, en un análisis publicado en la revista semanal Confidencial.
Bolaños, quien declaró la semana pasada un patrimonio personal de 2,5 millones de dólares, reclama cuatro fincas algodoneras confiscadas en los años 80 por el régimen sandinista.
El vicepresidente pretende recobrar sus propiedades y no aceptó el ofrecimiento de indemnización que le efectuó el gobierno de Violeta Chamorro, predecesora de Alemán.
Idéntica tesitura mantiene el sector más radical de la Asociación de Confiscados, que tuvo papel importante contra el FSLN en las elecciones del 20 de octubre, al pagar espacios de televisión que recordaban las "atrocidades" del sandinismo en la década pasada.
La Asociación exigió al gobierno participación en el diálogo entablada entre el oficialismo y los sandinistas, para llevar allí su propuesta de anulación de las confiscaciones y de devolución de las propiedades a sus antiguos dueños.
El pesimismo también se debe a la ausencia de intermediarios en el diálogo. El cardenal católico Miguel Obando y Bravo, mediador en momentos políticos clave desde 1974, fue rechazado por el sandinismo, que no le reconoce imparcialidad.
"Yo ya no lo veo como mediador. Si él (Obando) participara en el diálogo, tendría que ser como miembro de la delegación oficial", dijo el ex presidente Daniel Ortega, líder del FSLN.
El malestar de los sandinistas se debe a que dos días antes de las elecciones de octubre, Obando invitó a una solemne misa en la catedral de Managua a Alemán, candidato entonces de la conservadora Alianza Liberal, a quien pidió que leyera la homilía.
Así mismo, el cardenal se refirió metafóricamente a una víbora que, según dijo, engañaba a los fieles para luego inyectarles su veneno.
Para muchos, se trató de una alusión a Ortega, aspirante a la presidencia por el sandinismo, quien se presentó en la campaña electoral como católico converso.
Según varios expertos, la prédica del cardenal se tradujo en una alta votación de fieles católicos a Alemán. (FIN/IPS/rf/ff/ip/97