El derechista Arnoldo Alemán asumirá la presidencia nicaragüense este viernes en medio de grandes expectativas populares en relación al empleo y la lucha contra la delincuencia.
"Los nicaragüenses esperan que Alemán sea un hombre honesto, que represente a los humildes del país, y que tenga capacidad de atraer la inversión extranjera", aseguró a IPS Carlos Denton, director de la firma encuestadora CID-Gallup.
"Para una gran mayoría de los nicaragüenses, el primer problema que tiene que atacar es el del desempelo, y luego el de la delincuencia", añadió.
Según la última encuesta de CID-Gallup, realizada en diciembre, 68 por ciento de los habitantes del país confía en que el próximo mandatario tiene capacidad para resolver los intrincados problemas socioeconómicos.
Para los capitalinos, los tres principales retos que deberá asumir Alemán son crear empleo, detener el crimen y resolver el déficit de vivienda.
En cambio, para los habitantes de los sectores urbanos alejados de Managua las prioridades del gobierno deberán ser crear fuentes de empleo, mejorar la salud y la educación y aliviar la situación económica de los más desposeídos.
De acuerdo a datos oficiales, el desempleo se sitúa actualmente en 52,8 por ciento, mientras 60 por ciento de la población urbana está sumida en la pobreza.
Alemán, abogado de profesión, viuydo y de cuatro hijos, asumirá la presidencia 13 días antes de cumplir los 51 años.
Durante la campaña electoral se hizo famoso por el mote de "Gordoman" en alusión a su obesidad y por tener siempre a flor de boca un refrán popular o una frase cliché, como "no soy pared, sino puente".
En la década de los ochenta, bajo el gobierno sandinista, Alemán fue detenido por defender a un ex oficial somocista, Carlos García, quien en los próximos días asumirá la dirección de Migración.
También en ese período fue confiscada su propiedad cafetalera, heredada de su padre, y falleció su esposa, María Dolores, a quien invoca en cada conferencia de prensa. Por ambas pérdidas él mismo ha confesado que odió a los sandinistas hasta encontrar consuelo en la religión católica.
"Ya no los odio, los he perdonado", aseguró durante un programa televisivo. Sin embargo, cuando fue alcalde de Managua dijo en una oportunidad que "Todos esos delincuentes (sandinistas) debían estar presos".
Ahora, como presidente electo, ha afirmado que buscará el entendimiento con el sandinismo.
No obstante, se descarta completamente que líderes sandinistas asistan al acto oficial de traspaso de gobierno, la mañana del viernes, ya que lo consideran un "gobierno ilegítimo" por ser resultado de un supuesto fraude electoral.
Según la encuesta de CID-Gallup, casi 40 por ciento de los nicaragüenses están convencidos de que hubo fraude en el conteo de votos, en octubre pasado.
Los sandinistas acusan a Alemán de "cañonear" (sobornar) a los diputados independientes con el propósito de controlar el Poder Legislativo e instaurar una virtual dictadura.
"Nosotros estamos por ejercer una oposición no violenta, pero vemos que se vienen acciones de violencia contra los pobladores", dijo Daniel Ortega, ex candidato presidencial y futuro jefe de la bancada sandinista refiriéndose a las amenazas de desalojos dfe sus viviendas que pesan sobre sectores empobrecidos.
El Frente Sandinista, el más fuerte de los partidos de la oposición, luchará contra las políticas económicas neoliberales que Alemán piensa continuar aplicando, ya que son sinónimo de mayor desempleo y pobreza, advirtió.
"Vamos a luchar por promover un cambio en la política económica del gobierno", añadió Ortega.
Alemán podría llegar a deber sortear este viernes un posible "desplante" de la actual presidenta Violeta Chamorro, quien, según versiones, no le impondrá la banda presidencial por razones personales.
Un familiar cercano a la familia Chamorro aseguró a la revista Confidencial que la mandataria se niega a hacerlo por ser Alemán un heredero simbólico del régimen somocista, que ordenó el asesinato de su marido, Pedro Joaquín Chamorro. (FIN/IPS/rf/dg/ip- if/97