El presidente de Corea del Sur, Kim Young Sam, dejará de lado el conflicto sindical en su país y se concentrará en los asuntos regionales este fin de semana, cuando visite al primer ministro de Japón, Ryutaro Hashimoto.
Pero las conversaciones no estarán libres de conflicto, pues las compensaciones a coreanas esclavizadas durante la ocupación japonesa en la segunda guerra mundial y la disputa sobre las islas Tokdo estarán presentes en la reunión que se desarrollará los días 25 y 26 en la isla de Kyushu.
Se prevé que la seguridad, especialmente en relación con la comunista Corea del Norte, será el punto principal de la agenda. Pero la reunión podría empantanarse en las disputas bilaterales que signaron la relación entre estos dos vecinos de Asia oriental durante buena parte de este siglo.
La breve visita a Seúl efectuada a principios de mes por el ministro de Relaciones Exteriores de Japón, Yukihio Ikeda, tenía por objetivo preparar la reunión entre los mandatarios.
Las conversaciones, sin embargo, derivaron hacia los reclamos de reparación a Corea por la ocupación nipona en la segunda guerra mundial.
En el candelero estuvo la decisión del privado Fondo Japonés para las Mujeres de Asia de entregar 321.000 dólares a siete coreanas que fueron "esclavas sexuales" del ejército imperial japonés durante la guerra.
Se estima que 200 coreanas que sufrieron reiterados abusos físicos durante la ocupación japonesa aún viven. Tanto Seúl como grupos femeninos coreanos insisten en que la compensación debe ser pagada por el gobierno de Japón y no por un fondo privado.
Además, Corea del Sur, al igual que otros países de Asia que sufrieron la invasión militar japonesa, insiste en que la compensación financiera debe ser simultánea a una disculpa oficial de Tokio por los abusos.
"Sería muy difícil que el fondo privado dé marcha atrás en su decisión de compensar a las mujeres que aceptaron recibir el dinero, pero consultaremos al gobierno de Corea respecto de eventuales futuras compensaciones", dijo Ikeda después de la reunión con su contraparte, Yoo Chong Ha.
Hashimoto, por su parte, continúa irritando a sus vecinos pues se rehúsa a emitir una disculpa oficial por el abuso sexual a que fueron sometidas cientos de miles de mujeres de Asia durante la guerra por parte de soldados de su país.
Ex conductor de la conservadora Asociación Japonesa de Familiares de Muertos de Guerra, Hashimoto ha visitado el sepulcro Yasukuni, donde están enterrados seis criminales de guerra de su país, lo que también le ha malquistado con el resto de Asia.
Otro problema que se presentará en la reunión de este fin de semana es la disputa sobre las rocosas islas Takeshima (conocidas por los coreanos como islas Tokdo), en el mar de Japón.
Kim Young Sam canceló una reunión con Hashimoto luego que el Ministerio de Relaciones Exteriores de Japón reiteró la reivindicación de Tokio sobre estas islas desiertas, que cubren una importante zona de pesca y un lecho marino rico en minerales.
Para los historiadores japoneses, las islas pertenecen a Japón desde 1905. Pero Seúl posee documentos históricos que remontan su posesión y su reclamos sobre el archipiélago al año 512.
Sin embargo, en una visión de conjunto, es más importante para los dos vecinos el abordaje de la seguridad de Asia oriental, punto en el cual es fundamental Corea del Norte.
Las esperanzas de un alivio de la tensión en la península coreana fueron alentadas por la decisión de Pyongyang de aceptar una "reunión conjunta" con Washington.
Esa reunión podría allanar el camino para conversaciones cuatripartitas que involucrarían a Estados Unidos, Corea del Norte, Corea del Sur y China, las que habían sido propuestas por Seúl y Washington con la finalidad de alcanzar un nuevo acuerdo de paz.
Varios incidentes fronterizos ocurridos el año pasado, en especial una incursión en septiembre de soldados norcoreanos en la zona fronteriza desmilitarizada desde la guerra de Corea (1950- 1953), amenazaron con dañar el frágil armisticio aún vigente.
Corea del Norte pidió oficialmente disculpas por el incidente y se manifestó dispuesta a concurrir a la mesa de negociaciones, actitudes que, según observadores, tuvieron la intención de lograr ayuda alimentaria de Japón y Estados Unidos.
Seúl advirtió reiteradamente a Tokio y Washington que no deben enviar ayuda alimentaria a Pyongyang, a pesar de los aprietos por los que pasa la población, a menos que el régimen comunista se comprometa con las conversaciones de paz.
Kim Young Sam presionará a Hashimoto para asegurarse de que Japón respetará la posición de Corea del Sur al respecto. (FIN/IPS/tra-en/mk/cpg/mj/ip/97