ISRAEL: Likud pacta con laborismo postura frente a Palestina

El gobernante partido Likud de Israel selló discretamente su propio pacto de paz con el opositor Partido Laborista para alcanzar un consenso sobre el rango que tendrán los territorios controlados por los palestinos.

El conservador Likud, otrora vehemente contrario a concesiones territoriales a los palestinos, desea acordar con la oposición israelí la posición que adoptará el país en las negociaciones finales con la Administración Nacional Palestina (ANP).

"En esta cuestión crítica, es aconsejable que los dos partidos discriminen sobre qué puntos convergen y en cuáles tienen divergencias", consideró Mark Heller, analista del Centro Jaffee de Estudios Estratégicos.

"Si el gobierno de Israel presenta un acuerdo aceptable para ambos partidos, será más fácil impulsarlo", agregó Heller.

Las conversaciones entre Michael Eitan, del Likud, y Yossi Beilin, del laborismo, son, por ahora, extraoficiales. Pero el gobierno ya tiene ciertas ideas para contrarrestar la aspiración palestina a establecer un estado autónomo en Cisjordania y Gaza con Jerusalén oriental como capital.

El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, postuló este martes una "autonomía muy generosa" para Palestina, que, sin embargo, no contará con el control de las fuentes de agua y el espacio aéreo y ni con posibilidades de sellar acuerdos militares con terceros países.

Pero el principal asesor de Netanyahu, David Bar-Illan, dijo al diario estadounidense The New York Times que Israel estaba "probablemente más cerca" de acceder a la constitución de un estado palestino porque "los acontecimientos apuntan en esa dirección".

El Likud estuvo presionando en ese sentido desde que se hizo cargo del gobierno en junio. Ahora, el largo conflicto sobre la dividida ciudad de Hebrón en Cisjordania se ha zanjado y el debate de fondo salió al público.

En las conversaciones finales, los negociadores consideran cuestiones conflictivas como la permanencia de asentamientos judíos en territorio palestino, el retorno de refugiados, las fronteras definitivas y el futuro de Jerusalén, en ese orden.

Pero ambas partes por separado tienen mucho que resolver antes de llegar a decisiones definitivas.

"Israel y la ANP centrarán sus discusiones de este año en Cisjordania. Los palestinos pretenden mayores concesiones de territorio, mientras los israelíes quieren mantener una Palestina pequeña", dijo Khalil Shkaki, a cargo del Centro de Estudios e Investigaciones Palestinas.

Se supone que Israel cederá lentamente territorio rural cisjordano en los próximos 18 meses a medida que retire sus tropas, de modo que permanecerán apenas en asentamientos de colonos judíos y "lugares militares específicos".

Según el acuerdo, todo el territorio que no sea parte de esas áreas específicas podría quedar bajo control palestino. Lo que está en cuestión es la superficie que Israel cederá.

La ANP administra totalmente ocho ciudades cuyas áreas abarcan menos de siete por ciento del territorio de Cisjordania, y controla parcialmente 450 poblados, poco más de 20 por ciento, en los que todavía se realizan patrullajes de soldados israelíes.

Según los palestinos, 85 por ciento de Cisjordania debería pasar a su control después de la retirada total de tropas. Israel no ha manifestado públicamente sus pretensiones sobre el asunto, pero los analistas consideran que apenas 50 por ciento de ese territorio quedará bajo control de la ANP.

Netanyahu dijo, incluso, que el porcentaje de 85 por ciento era producto de la imaginación del líder de la ANP, Yasser Arafat.

Esta número es clave, pues afectará la posición que asumirán ambas partes en las negociaciones sobre el estado palestino, según los observadores. "Si se confirma la versión palestina, Israel pierde capacidad negociadora", sostuvo Heller.

El experto explicó que Israel concibe la entrega de territorio como una gran concesión, lo cual relega en la mesa de negociación puntos claves como la división de Jerusalén o el desmantelamiento de los asentamientos.

Netanyahu cuenta para reforzar su posición con el respaldo del enviado especial de Estados Unidos, Dennis Ross, quien declaró la semana pasada que la cantidad de territorio que se entregará a la ANP en cada etapa de la retirada de tropas es una "decisión de Israel".

Para restar importancia a las críticas, Netanyahu podría ceder la apertura del "pasaje seguro" entre Cisjordania y la Franja de Gaza reclamada por los palestinos y liberar prisioneros, dos compromisos de Israel que aún no fueron cumplidos.

El "pasaje seguro" es crucial para Palestina, pues significaría la salida al mar Mediterráneo. La economía de Cisjordania y Gaza está en crisis debido a los reiterados bloqueos de seguridad dispuestos por Israel, que impidieron el movimiento de bienes y personas entre los dos territorios.

A cambio, Netanyahu reclamará a los palestinos que cumplan con su compromiso de combatir el terrorismo y extraditar a los acusados de ataques en territorio israelí.

La ANP recibiría esas concesiones con beneplácito, pero no abandonará los reclamos por mayores porciones de territorio cisjordano.

Los palestinos rechazan la posición estadounidense según la cual la retirada de tropas depende de decisiones del gobierno de Israel. "No aceptaremos que Washington permita a Israel elegir qué tierras desea devolver", dijo el portavoz de Arafat, Marwan Kanafani.

Si Israel mantiene su postura, Arafat bloqueará las negociaciones finales y viajará por el mundo para recoger apoyo internacional, según la predicción de Shkaki.

"Ningún hombre razonable cree que los asentamientos judíos y los cuarteles constituyan 50 por ciento de Cisjordania. Si Netanyahu insiste en ello, los palestinos convertirán el caso en materia de política internacional", pronosticó el experto. (FIN/IPS/tra-en/dho/rj/mj/ip/97

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