/INTEGRACION/COMUNIDAD ANDINA: El año de las definiciones,

La deteriorada imagen de la Comunidad Andina, dentro y fuera del bloque, obliga a que 1997 sea el año de las definiciones para sus cinco socios, en un proceso que comenzará por el caso de Perú, el más urticante para el grupo.

Los ministros de Comercio de Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela se reunirán el jueves y el viernes en Lima, para analizar la propuesta del gobierno de Alberto Fujimori para converger con sus socios en materia arancelaria.

Pero los diplomáticos andinos consultados en Caracas, al igual que funcionarios del gobierno venezolano, coincidieron en "que ahora ya no bastan las propuestas", sino que éstas cristalicen en pasos reales por parte de la elusiva administración limeña.

El clima general en las capitales andinas es que llegó el momento en que daña más al bloque seguir con la inercia de que Perú esté fuera de los compromisos comerciales a que el problema llegue a dilucidarse con el poco probable retiro de Lima.

A la reunión de la Comisión de los ministros de Comercio seguirá, el día 27 en Caracas, un encuentro del Consejo Ampliado de cancilleres y titulares de Comercio, en el que al caso peruano se sumará el vinculado a los postergados cambios institucionales.

El tercer gran tema pendiente: la negociación con el Mercado Común del Sur (Mercosur) para establecer un Area de Libre Comercio de Sudamérica (ALCSA) es un punto que técnicos y diplomáticos andinos sienten más encauzado, con un plan para iniciar la discusión en febrero y culminarla en septiembre.

Además, el éxito de ese objetivo depende también de que el grupo se recohesione y supere los problemas que llevan a propios y extraños a hablar de desarticulación y hasta de "anexión" por el Mercosur, pese a que la dinámica integradora andina prosiga.

"El factor clave es la voluntad política", precisó el venezolano Rodrigo Arcaya, miembro de la Junta del Acuerdo de Cartagena (Junac), el órgano técnico del grupo con sede en Lima, que será sustituido en breve por una Secretaría General.

Arcaya, el único consultado que no pidió reserva de su nombre, coincidió con otras fuentes en que Colombia y Venezuela están forzando a una definición de Perú sobre su acatamiento de los compromisos o marginación del grupo, con una serie de acciones.

Colombia y Venezuela son las economías dominantes dentro del bloque, representan cerca de 70 por ciento del ya liberado intercambio y fueron quienes en 1989 hicieron renacer al grupo surgido en 1969, con un nuevo énfasis en la apertura comercial.

Los problemas internos de los gobiernos de Ernesto Samper (Colombia) y Rafael Caldera (Venezuela) y su consecuente desatención del bloque, ha sido parte sustancial de la crisis del grupo. Pero ahora parecen decididos a ser motores de las salidas.

Bogotá y Caracas han impedido la entrada en vigor del nuevo Sistema Andino de Integración, que moderniza las instituciones del grupo y da vida formal a la Comunidad Andina, al no depositar las ratificaciones parlamentarias al respecto, y alertaron que no lo harán hasta que se resuelva la cuestiòn peruana.

Además, han hecho saber que no concurrirían a la cumbre de marzo, que debe realizarse en la ciudad boliviana de Sucre, si para entonces no se ha producido un acuerdo con Perú para su incorporación a los compromisos comerciales o su retiro.

"O Perú se encarama o hablamos claro", dijo el canciller venezolano, Miguel Angel Burelli, en una ambigua expresión que Arcaya tradujo en que los demás socios "no desean más juegos por parte de Perú y no quieren alargar más la situación actual".

Arcaya y otros analistas coincidieron en que Lima aún deshoja la margarita sobre un plan técnico propio para converger con el esquema arancelario andino, aceptable para los demás socios pero sobre el que el presidente Alberto Fujimori está indeciso por la oposición de su poderoso ministro de Economía, José Camet.

El plan se basa en establecer tres niveles en el arancel para las importaciones extraandinas, de 5, 10 y 15, en lugar del lineal actual de 15 por ciento, cuyo mantenimiento provocó en 1992 su marginación del grupo, al no acatar el aprobado Arancel Externo Común (AEC) de 5, 10, 15 y 20 por ciento.

En la práctica ello mantuvo a Perú fuera de la zona de libre comercio, que opera a plenitud entre los demás socios desde 1993, y de la Unidad Aduanera ante terceros, vigente desde febrero de 1995, si bien la corriente comercial fue protegida por acuerdos bilaterales de preferencias arancelarias.

"Un arancel de tres bandas para Perú no es una salida perfecta pero no crea problemas", dijo Arcaya y precisó que los análisis técnicos muestran que una diferencia de cinco puntos con los demás socios "es insignificante en sus efectos reales".

Añadió que con la fórmula planteada 90 por ciento del intercambio entre Perú y sus socios quedaría liberado y el plan es que en una segunda etapa se perfeccionaría el AEC para hacerlo plenamente convergente al iniciarse el nuevo siglo.

La Junac, compuesta por otros dos funcionarios y Arcaya, apoyó la presión sobre Lima con la presentación de una demanda ante el Tribunal Andino de Justicia contra una resolución adoptada por la Comisión ministerial en diciembre de 1995, porque no ponía fecha a la plena incorporación peruana a la zona de libre comercio.

El tribunal, con sede en Quito, ya acogió la demanda y tendrá una primera audiencia al respecto en febrero, mientras se descuenta que el caso concluirá con una sentencia a favor de la obligatoriedad de los socios de cumplir los acuerdos colectivos, incluidos los comerciales.

Arcaya consideró que la solución de los problemas, de una u otra manera, beneficiará al grupo, incluso para su negociación con el Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay), que tras fracasar en el proyecto de firmar en diciembre un Acuerdo Marco sobre sus aspectos normativos se reanudará con nuevas bases.

La creación del ALCSA en un proceso de 10 años, se negociará ahora en forma paralela en sus dos niveles: el normativo y el arancelario, mientras que la Comunidad Andina, tras coqueteos de Venezuela para negociar por su cuenta, reafirmó su decisión de actuar conjuntamente en la discusión.

El plan es que en septiembre se hayan completado los dos esquemas, después que Bolivia ya alcanzó un acuerdo separado con el Mercosur, para el que recibió dispensa del bloque andino.

En paralelo, Colombia, Ecuador y Venezuela, que ya tienen acuerdos de libre comercio vigentes con Chile, comienzan a estudiar su uniformización para facilitar la participación de la nación austral en el ALCSA, después que Santiago alcanzó un acuerdo de desgravación con el Mercosur en junio último.

"Lo importante es que el bloque vuelve a tener dolientes en los altos niveles políticos", dijo Arcaya, en una frase casi gemela con otros diplómaticos y funcionarios, que insisten en que la vigencia del grupo la muestra el hecho de que se haya mantenido como una realidad dinámica pese a las indefiniciones. (FIN/IPS/eg/dg/if/97

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