INDIA: Del tigre en libertad sólo quedará la leyenda

La caza furtiva y la falta de medios para enfrentarla amenazan al tigre de India y en poco tiempo no habrá más ejemplares que los expuestos en parques zoológicos, advirtieron organizaciones ambientalistas.

Ranjit Talwar, del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), destacó "la ausencia de una política adecuada para la conservación del tigre" y, al respecto, señaló que el comité consultivo sobre vida silvestre, que está encabezado por el primer ministro, no se ha reunido en ocho años.

Tampoco sesionan los comités consultivos de los estados que conforman el país, pese a la alarmante caza ilegal de tigres, elefantes y rinocerontes en parques nacionales y otros santuarios de la vida natural.

La alarma resonó el último año, al conocerse informes de Tiger Trust y de la Agencia de Investigación Ambiental (EIA), dos grupos conservacionistas británicas que consideran al tigre de India al borde de la extinción.

"Los cazadores furtivos matan en promedio un tigre de Bengala por día", y sólo restan en India 2.500 ejemplares de esa especie, aseguró Tiger Trust.

Los tigres son muertos por su piel, huesos, pene, dientes y garras, que se venden a China y el sudeste de Asia. Esas piezas tienen creciente demanda en comunidades chinas para su uso en medicina tradicional, como prenda de adorno y aún como alimento.

La sopa de pene de tigre es un manjar exquisito, según quienes la han probado.

Dave Currey, de la EIA, redactor del segundo informe, señaló que tres subespecies de tigre se han extinguido en este siglo y sólo restan cinco. India alberga dos tercios del total de tigres del mundo.

"Sin políticas gubernamentales adecuadas, desaparecerán los tigres, rinocerontes y elefantes de India, y lo mismo ocurrirá con especies menos visibles", advirtió Currey.

Los ambientalistas indios confían en que la situación sea corregida por los cambios que el gobierno considera en la ley de protección de la vida silvestre, promulgada en 1972. El debate se mantiene de momento en reserva.

India lanzó a principios de los años 70 un ambicioso proyecto para proteger a los tigres en su hábitat natural. El llamado "Proyecto Tigres" promovió la creación de reservas para esos animales, pero no detuvo a los cazadores furtivos, entre los que se cuentan aldeanos desalojados al crearse los parques.

Los primeros datos sobre la caza furtiva del tigre surgieron al comenzar la década del 80, en coincidencia con el crecimiento económico de China, Hong Kong y Taiwan y con el aumento de la riqueza de las comunidades chinas de Corea del Sur y Tailandia.

La población de esos países incrementó entonces su compra de costosos medicamentos obtenidos de especies en extinción, destacó la EIA.

El tráfico de especies silvestres es actualmente el segundo comercio ilegal del mundo, después del narcotráfico, y está evaluado en 6.000 millones de dólares al año, según cálculos de Interpol (Policía Internacional).

Japón es uno de los mayores consumidores de productos obtenidos del tigre. El gobierno japonés promulgó en junio de 1995 nuevas normas de protección a las especies en peligro, al saberse que el país adquiería 30 por ciento de los productos obtenidos en China a partir de tigres.

Sesenta y cuatro tigres fueron muertos hacia 1994 en India por cazadores ilegales y 114 en 1995, y se cree que en 1996 la cantidad aumentó a un promedio de dos ejemplares por día.

Investigadores independientes hallaron pieles de tigre prácticamente en todas las localidades de estado de Madhya Pradesh, que alberga un sexto de los ejemplares conocidos de esa epsecie en todo el mundo, e identificaron en cuatro distritos a 42 cazadores furtivos y 32 traficantes de pieles, consignó la EIA.

Así mismo, representantes de la EIA localizaron en la oriental ciudad de Calcutta a un traficante que ofrecía cuatro pieles de leopardo y una de tigre.

La EIA señaló que lagunas en la legislación India de protección de la vida silvestre permiten recuperar la libertad incluso a quienes son detenidos por contrabando de productos prohibidos.

El Proyecto Tigre cubre 23 áreas, pero ninguna de ellas cuenta con recursos financieros mínimos ni personal suficiente y todas carecen de dispositivos eficaces de seguridad. Los guardabosques están pobremente armados y no disponen de equipos para seguir regularmente el movimiento de los tigres.

No hay instalaciones para el personal y miles de hectáreas del hábitat del tigre han sido devastadas por la actividad minera, que persiste en 65 por ciento de las reservas.

La EIA exhortó a los países consumidores a colaborar en la lucha contra el comercio ilegal. Según advirtió en su informe, el tiempo corre de prisa para esos felinos y dentro de cinco años no quedarán más que los tigres de los zoológicos. (FIN/IPS/tra- en/mm/an/ff/en/97

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe