Las trabajadoras del sexo de Honduras reclamaron la legalización de su labor y una serie de beneficios sociales que incluye pago de vacaciones, prestaciones y servicios de salud.
Asimismo, reclamaron que se sustituya el término prostituta por "sustituta", alegando que ellas lo que hacen con su trabajo es sustituír las funciones de una esposa en el hogar.
La petición sorprendió a los sectores más conservadores de la sociedad hondureña, que atribuyeron el hecho a una inmoralidad que refleja la pérdida de valores en el país centroamericano.
Representantes gubernamentales y de organismos religiosas alegaron que no se puede legalizar la prostitución.
El ministro de Salud Pública, Enrique Samayoa, dijo que admiraba la audacia de las trabajadoras del sexo, pero legalizar su situación sería "autorizar y degenerar el valor moral de la mujer"
"No se puede mediante la ley dar un estatus de profesión a la prostitución cuando la misma está considerada como un accidente en la vida de una mujer", manifestó el ministro.
Un grupo de mujeres prostitutas de Tegucigalpa y el sur del país solicitó esta semana el derecho a legalizar su profesión y gozar así de los beneficios sociales que otorga el Estado.
A su juicio, su trabajo es el de mayor discriminación social vinculado a cuestiones morales, lo que les impide el acceso a prestaciones y vacaciones. por parte de los patronos dueños de prostíbulos.
"Como mujeres deseamos tener una serie de beneficios sociales, ya que este trabajo cansa y si lo hacemos es por necesidad y para no morir de hambre", comentó Rosa, de 35 años, una prostituta que trabaja en las calles de Tegucigalpa.
La mujer declaró a la prensa que son objeto de permantentes atropellos por parte de hombres que buscan sus servicios.
"Muchos de ellos nos golpean y obligan a hacer cosas que no hacen con sus esposas. Por eso, creemos que más que prostitutas somos sustitutas del hogar", afirmó.
Aunque en Honduras no existen registros confiables, se afirma que una mujer que ejerce la prostitución cobra entre tres y cinco dólares por sus servicios en un lapso de 10 minutos.
La tarifa varía según el lugar donde trabajan, en la calle, un prostíbulo o una casa de cita, y Rosa señaló que atienden a unos 30 clientes al día.
Las prostitutas hondureñas aspiran con sus reclamos que se les garantice la prevención del sida. En Honduras se registran actualmente más de 3.000 casos y existen unos 50.000 portadores asintomáticos.
María Antonia Martínez, del Centro de Derechos de Mujeres (CDM), manifestó que las peticiones sociales de las prostitutas en materia de salud es "razonable, porque si alguien las contagia del sida, prácticamente quedan desprotegidas".
"Ellas son seres humanos y merecen respeto. Si se enferman de sida, ¿quién les garantiza medicamentos, alimentación y otras tantas cosas para sus hijos?", se interrogó Martínez.
En este sentido, dijo que las prostitutas tienen derechos y en otros países tienen al menos la salud garantizada. (FIN/IPS/tm/ag/pr/97