Los ancianos de Ghana decidieron iniciar su propia lucha para exigir mejores servicios sociales y la protección en general de sus derechos consagrados en la Constitución.
A través de su organización no gubernamental "Help-Age Ghana", los ancianos reclaman también protección jurídica y subsidios a su atención médica.
"Las necesidades de los viejos en esta sociedad han sido pasadas por alto, dejándonos en la pobreza, la enfermedad y el aislamiento", declaró J.D. Mensah, presidente del grupo.
Según cifras oficiales, las personas mayores de 60 años constituyen cerca de siete por ciento de la población de Ghana, que en 1995 era de 18 millones de habitantes.
La crisis de la familia, donde los miembros más viejos tenían asegurado el cuidado de los más jóvenes, así como las crecientes dificultades económicas, han provocado una situación en la que los ancianos deben arreglárselas solos sin los medios económicos necesarios.
"Antes, cada integrante de la familia, especialmente los mayores, recibían atención, pero ahora las dificultades económicas hacen que la gente tienda a velar por sí misma", comentó el sociólogo Edward Quartey.
Mensah concordó, y agregó que "la realidad social y económica de hoy" casi ha hecho desaparecer la forma tradicional del cuidado de los viejos.
Pocos ancianos ghaneses se benefician del programa nacional de pensiones, que involucra a unos 20.000 pensionistas, ya que el sistema sólo cubre a trabajadores asalariados a nivel público y privado, excluyendo a los trabajadores independientes o informales, que constituyen la mayoría.
De acuerdo con Mensah, aun aquellos que reciben una pensión no pueden satisfacer todas sus necesidades, y lo que primero sufre es la salud.
Help-Age sugirió al gobierno la creación de un subsidio para los mayores de 60 en los hospitales públicos. "No pretendemos atención médica gratuita, pero sí de menor costo, ya que es inaccesible para la mayoría de los ancianos", aclaró el presidente de la organización.
Bajo el Programa de Recuperación Económica, el gobierno retiró su subsidio al cuidado de la salud e introdujo un sistema de recuperación de costos conocido popularmente como "pague y lléveselo".
Todos los medicamentos y un porcentaje de los honorarios correspondientes a las consultas médicas deben ser abonados por los pacientes, lo cual, según Mensah, causó un deterioro de la salud de los ancianos, más propensos a enfermedades crónicas y discapacidades.
Help-Age reclamó una revisión del nuevo sistema, y también procura acabar con el abuso de los viejos en la sociedad. Por ejemplo, en los centros urbanos, muchas familias contratan domésticas para cuidar de ancianas viudas, pero éstas nunca reciben el dinero ni los alimentos que les envía su familia.
"Cuando estábamos en Arabia Saudita, mi esposo y yo nos aseguramos de que mi madre quedara bien cuidada, sin saber que la mujer que contratamos utilizaba el dinero para cuidar de sus propios hijos", relató Mary Baffour Agyeman.
En las áreas rurales, muchas ancianas que viven solas son marginadas y consideradas "brujas", y en el norte del país son relegadas a "casas de brujas", o aldeas reservadas para mujeres condenadas por su familia o comunidad.
"En algunos casos son víctimas de palizas u otro tipo de maltratos", explicó Quartey, y destacó que es necesario proteger legalmente a los ancianos de estas formas de abuso.
Help-Age Ghana intenta llenar la brecha dejada por el cambio de tradición. La organización posee dos centros en la capital, Accra, que ofrecen diversos servicios para los ancianos.
"A veces les damos comida, financiada por instituciones de caridad, iglesias o nuestra propia organización", dijo Mensah.
Por otra parte, algunos ghaneses desconfían en este sistema y reclaman un retorno a las antiguas costumbres.
"Esto es contrario a nuestra cultura", afirmó el sociólogo Silas Tetteh en referencia a los centros de Help-Age, y opinó que "los jóvenes deben ser obligados a cuidar de sus padres". (FIN/IPS/tra-en/ea/pm/ml/pr-hd/97