El Fondo Monetario Internacional (FMI) intenta protegerse de posibles pérdidas en caso de producirse una crisis financiera como la que afectó a México a finales de 1994.
Los directores ejecutivos del FMI acordaron este lunes la apertura de una nueva y más amplia línea de crédito para futuras operaciones de salvataje, pero aún no se sabe si participará de ella el principal miembro del Fondo: Estados Unidos.
El director gerente de la institución, Michel Camdessus, recibió con beneplácito la decisión de los directores, a la que calificó de "un mojón en los esfuerzos de los países miembros para fortalecer al FMI" y "una expresiva ilustración de su sentido de responsabilidad".
Los analistas expertos en asuntos del FMI entienden, sin embargo, que el presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, se enfrentará a una dura tarea cuando solicite al Congreso la aprobación de esta medida, conocida como Nuevo Acuerdo sobre Préstamos (NAB).
"El FMI está suscribiendo para sí mismo una póliza de seguro que pagarán los contribuyentes, que de hecho salvarán al Fondo de sus propios fracasos", fue el juicio que mereció el NAB a Marijke Torfs, directora del departamento internacional de Amigos de la Tierra-Estados Unidos.
Según la decisión del FMI, Estados Unidos debería asumir 9.400 millones de dólares del total de 48.000 millones que importa esa línea de crédito, la cual complementa a otra ya existente por 24.000 millones de dólares.
De acuerdo con una declaración de la institución, el NAB será "el fondo al que recurrir en primera y principal instancia, en caso de que sea necesario proveer de recursos complementarios al FMI".
Los "participantes potenciales" del NAB son 25 países a los que el FMI pedirá dinero prestado, el cual será otorgado en forma de créditos a los estados que se encuentren al borde de un colapso financiero, según la declaración oficial.
Los analistas explicaron que la mayoría de los países pueden firmar el compromiso sin una previa autorización parlamentaria, ya que comprometen un "capital disponible", o sea, hacen la promesa de que pondrán el dinero a disposición si surge la necesidad, en lugar de colocarlo en efectivo.
No es el caso de Estados Unidos, donde los miembros del Congreso, encabezados por el representante republicano John Kasich, presidente del Comité de Presupuesto de la Cámara de Representantes, anunciaron que no aprobarán una ley de asignación financiera en favor del NAB.
Hasta que el FMI hizo su declaración este lunes, se entendía que Clinton pediría al Congreso una asignación de 4.200 millones de dólares para el NAB, pero esa cifra se ha convertido ahora en más del doble.
Los elementos conservadores del Congreso se oponen a la participación de Estados Unidos en operaciones de salvataje por considerarlas financieramente riesgosas y una forma indirecta de subsidiar con dinero de los contribuyentes a los empresarios inversores en el extranjero.
Según los expertos, la amortización total que México acaba de hacer -a principios de este mes, tres años antes de lo prometido- de los préstamos de emergencia que recibió de Estados Unidos en 1995, puede ayudar a Clinton a vencer el primer argumento, pero no el segundo.
Para poner en ejecución el crédito NAB, el FMI necesitará que se formalice el apoyo de un número de países que representen 80 por ciento del total del compromiso financiero asumido. (FIN/IPS/tra-en/aa/yjc/arl/if/97