Con los niveles más bajos de popularidad desde que asumió sus funciones, el presidente de Ecuador, Abdalá Bucaram, manifestó hoy disposición al diálogo con los sectores que rechazan a su programa económico, mientras la oposición exige su renuncia.
"El camino del diálogo es el único que asegurará el clima de paz que Ecuador necesita para la conciliación y la gobernabilidad", sostuvo Bucaram, mientras comenzaba la tercera semana de una serie de protestas que el 5 de febrero culminarán con un paro nacional.
El presidente excluyó de su convocatoria al diálogo a "aquellas personas que pretenden desestabilizar la estructura democrática del país por medio de la conspiración".
El descontento popular se desató a raíz de la aplicación de una serie de medidas económicas que incluyen la eliminación parcial del subsidio al gas de uso doméstico y al transporte de pasajeros, así como el aumento de tarifas de los servicios públicos.
Al paro nacional propuesto por organizaciones sindicales, estudiantiles y de campesinos, se sumaron los sectores industriales, financieros y comerciales, un hecho sin precedentes en Ecuador.
Ls medidas económicas apuntan a reducir un déficit fiscal superior a dos por ciento del producto interno bruto, según las autoridades monetarias, y son el fundamento del programa de libre convertibilidad de la moneda que, a semejanza del plan imperante en Argentina, se aplicará en Ecuador el 1 de julio,
"Esperamos que el diálogo que propone el ejecutivo no se convierta en un monólogo", dijo el presidente del parlamento, Fabián Alarcón, quien dio su apoyo a la movilización del 5 de febrero.
La popularidad de Bucaram decreció más de 50 por ciento tras el lanzamiento del paquete económico, de acuerdo con los datos de los tres institutos de opinión más importantes del país.
El presidente tiene actualmente una aceptación popular de 15 por ciento, y 75 por ciento de rechazo, frente al 70 por ciento de popularidad con que comenzó en agosto su gestión y que logró mantener cuatro meses.
"Las manifestaciones de protesta se deben en gran medida al paquetazo de medidas económicas. No habrá diálogo hasta el gobierno desista de esas medidas", sostuvo Iván Narváez, de la Coordinadora de Movimientos Sociales, que reúne más de 120 organizaciones laborales y sociales.
Según Narváez, dirigente también de los trabajadores del sector petrolero estatal, "la renuncia del presidente sería un rasgo decoroso de su parte y pondría fin a la situación incontrolable que vive el país".
Bucaram aseguró el viernes por cadena nacional de radio que un grupo de "conspiradores y golpistas" pretenden derrocar al gobierno que encabeza, utilizando el desconcierto popular que ellos mismos han creado.
"Un grupo de políticos opositores fracasados están empeñados en fomentar el odio y la violencia en la población", utilizando "como pretexto" las medidas económicas que el gobierno ha implementado, afirmó Bucaram.
Tres ex presidentes, que encabezan los principales partidos opositores, serían gestores de la conspiración, según Bucaram. Se trata de Jaime Hurtado (1981-84), de la Democracia Popular, León Febres Cordero (1984-88), del derechista Partido Socialcristiano, y Rodrigo Borja (1988-92), de Izquierda Democrática.
Los tres políticos han manifestado disconformidad con el gobierno de Bucaram, y se pronuncian por la destitución del primer mandatario por la vía constitucional, o bien, por su renuncia.
"Ningún presidente, a tan pocos meses de haber asumido sus funciones, ha obtenido niveles de popularidad tan bajos como Bucaram", señaló Borja.
"Se ha generado una crisis de gobernabilidad cuya única salida es que el Congreso destituya al primer mandatario o que (éste) presente su renuncia", agregó. (FIN/IPS/mg/ff/ip/97