El sistema de patentes comerciales, que permite a las corporaciones multinacionales controlar el desarrollo tecnológico, debe ser reemplazado por un nuevo régimen de protección de la propiedad intelectual, según expertos.
La economista argentina Graciela Chichilnisky advirtió que los países del Sur en desarrollo no podrán beneficiarse del progreso tecnológico mientras las multinacionales mantengan el control de las innovaciones mediante el sistema de patentes.
A juicio de Chichilnisky, profesora de economía en la Universidad de Columbia, en Nueva York, las patentes son "herramientas monopólicas" y sólo "aumentan la desigualdad".
"Los derechos de propiedad deben abrirse a los (países) pobres", dijo Chichilnisky esta semana en Washington, ante la llamada Conferencia Internacional de Desarrollo, una organización no gubernamental que anualmente se reúne en la capital estadounidense.
La economista propuso sustituir las patentes por un sistema de licencias suficientemente flexible para permitir a todos los países el acceso a la tecnología, más allá de su poder financiero.
Los progresos tecnológicos deben ser puestos a disposición de todos, afirmó. También observó que el rápido desarrollo tecnológico hará crecientemente difícil a las granes corporaciones controlar todas las innovaciones.
Sugestivamente, el desarrollo tecnológico está muchas veces encabezado por individuos y pequeñas empresas, y esos pioneros pueden ser aliados naturales de los países del Sur en la lucha por cambiar el sistema en vigor, según Chichilnisky.
Otros especialistas creen que la propuesta de cambios en la protección de la propiedad intelectual exige una gran batalla política, dado que las corporaciones no renunciarán fácilmente a un sistema que les aporta miles de millones de dólares en beneficios.
"Una gran distancia separa las intenciones de la realidad". El cambio buscado requiere "decisión política", afirmó Gustavo da Fonseca, vicepresidente del grupo Conservación Internacional y profesor de ecología en la Universidad de Minas Gerais, Brasil.
Las dificultades para la ratificación de la Convención de Biodiversidad, surgida de la Cumbre de la Tierra, de 1992, evidencian la magnitud de la lucha que el Sur deben librar para modificar el sistema de protección de la propiedad intelectual, señaló Da Fonseca.
Presionado por corporaciones que consideran la convención una amenaza a sus derechos de propiedad intelectual, el Congreso de Estados Unidos todavía no ha ratificado ese acuerdo internacional.
Mientras, el rápido progreso tecnológico provocó "un cambio radical en la economía mundial". El crecimiento basado en el uso intensivo de recursos es sutituido por el desarrollo económico apoyado en el conocimiento, observó Chichilnisky.
La salud, la biotecnología, las telecomunicaciones y otras áreas fuertemente dependientes de la tecnología son ahora "los sectores más dinámicos en Estados Unidos y en el mundo", agregó.
A partir de la revolución tecnológica, el conocimiento reemplaza al capital "como el insumo más importante para la producción", de acuerdo con Chichilnisky.
Como ejemplo, señaló el caso de India, que en 10 años se convirtió 'en uno de los mayores exportadores de software del mundo', con una facturación anual de 1.200 millones de dólares.
Pero aún si logran acceso a la tecnología, las naciones del Sur enfrentarán problemas, advirtió Pierre Lasserre, de la UNESCO (Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura).
Gran parte de las nuevas tecnologías no han sido probadas y la introducción de sus productos en el ambiente, como las especies vegetales obtenidas por la ingeniería genética, podría tener resultado desastroso, explicó Lasserre.
Los países en desarrollo "deben evitar que esos descubrimientos se vuelvan contra ellos", concluyó el funcionario de UNESCO. (FIN/IPS/tra-en/pz/yjc/ff/dv/97