CUBA: Ensayan vacuna contra el sida en seres humanos

"Si quieres arriesgarte es tu decisión, pero nos vas a comprometer a mi y al hijo nuestro que está por nacer". Esa respuesta recibió Reynol Morales de su esposa embarazada el día en que le dijo que se presentaría como voluntario para el ensayo de una vacuna contra el sida en Cuba.

"Siempre existe el temor de que al ponernos en contacto con la vacuna vayamos a enfrentarnos con el virus", afirmó Morales, un joven investigador del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB) de La Habana.

Inquietudes similares de sus familias recibieron la mayoría de los 24 jóvenes científicos que participaron en un experimento que coloca a Cuba entre los pocos países que alcanza la fase de prueba en seres humanos de una vacuna contra el sida.

Ellos son los propios protagonistas de estas investigaciones, imprescindibles, según los autores, para probar la eficacia del medicamento después de los estudios básicos con animales.

"No existe ningún modelo animal que permita valorar una respuesta inmune porque ninguno desarrolla la enfermedad", según el semanario Juventud Rebelde, órgano oficial de la Juventud Comunista de Cuba.

Otros países, como Francia y Estados Unidos, han desarrollado diferentes candidatos a vacunas contra el sida, desde el descubrimiento del virus en 1984.

Unas 22 millones de personas en el mundo están infectadas con este virus y para el año 2.000 existirán cerca de 50 millones de portadores del VIH, que según el programa de Naciones Unidas para su control, contagia diariamente a 6.000 personas.

Informes del Centro de Educación para la Salud revelan que en Cuba existen 1.400 seropositivos detectados, sobre todo entre 19 y 29 años, el segmento de mayor riesgo de contagio con el país caribeño.

Dos compañías norteamericanas llegaron hace dos años hasta la fase dos, de las tres que debe pasar un preparado vacunal para probar su efectividad, y en la misma se encuentran ahora los franceses.

"Las compañías norteamericanas no pudieron continuarla pues de un total de 2.000 vacunados cerca 20 contrajeron el virus al entrar en contacto con personas o material infectado", dijo Carlos Duarte, jefe del experimento cubano y uno de los voluntarios.

Cuba inició esta exploración en 1992 y, según Duarte, ahora se encuentra en la fase uno, o clínica, donde se evalúa la respuesta inmune y se empieza a conocer si el compuesto es bien tolerado.

"Las reacciones adversas más comunes son el dolor en el sitio de inoculación, la inflamación o enrojecimiento de esa zona y, en algunos casos, la fiebre", apuntó.

A su juicio, el estudio en humanos permite corregir algunas posibles insuficiencias de este preparado cubano. Faltarían después las pruebas a unas 200 personas y luego a amplios grupos de riesgo para conocer si la vacuna protege o no.

Las investigaciones para lograr este medicamento se mantuvieron en secreto durante varios años, pero a fines de 1994 el médico Gustavo Sierra, subdirector del Instituto Finlay, aseguró que Cuba esperaba obtener la vacuna antes del 2000.

"Si no llegamos a la meta entre los primeros, no seremos últimos y no vamos a dejar de obtenerla", afirmó.

Este proyecto forma parte de un programa para la obtención de vacunas que ya logró una exclusiva mundial con la meningitis meningocóccica tipo B, aplicada con éxito en Cuba y en varios países de América Latina.

Sierra considera que "la propuesta cubana contra el sida permite obtener grandes cantidades del producto de forma relativamente económica y facilita un diseño preciso expresado en diferentes variantes y combinaciones".

"Se trata de una proteína recombinante producida por un gen creado en el laboratorio artificialmente a base de los genes que codifican para los diferentes tipos de virus del VIH que causan la enfermedad en distintas partes del mundo", explicó Duarte.

Sus autores creen que es una de las propuestas más promisorias en la actualidad, aunque las autoridades cubanas no desean por ahora crear falsas expectativas.

"Lo que sí es absolutamente seguro es que ninguno de estos jóvenes se enfermerá de sida", afirmó Sierra, "porque la vacuna no posee ni siquiera un fragmento del virus vivo, es sólo un producto de laboratorio".

A pesar de ello, las preocupaciones no cesan para las familias de algunos de los voluntarios, a quienes se le aplicarán otras tres dosis más.

El Ministerio de Salud Pública confecciona una tarjeta de identificación como colaboradores del proyecto, que aclara posibles confusiones.

Otro investigador y voluntario, Rolando Pajón, comentó que ante una decisión como ésta siempre existen incomprensiones "y no falta en la familia quien pregunta: ¿por qué tú y no otro?".

"Si nosotros no nos comprometiéramos en la lucha por la vida futura, ¿quién lo haría?", se interrogó su colega Rolando Páez. (FIN/IPS/rn/ag/he/96

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