COSTA RICA: Mujeres rasgan los velos del temor

Luego de vivir sojuzgadas, las mujeres costarricenses se atreven cada vez más a revelar sus dramas y denunciar los ultrajes que por muchos años han soportado de parte de sus compañeros y maridos.

En 1996, la Delegación de la Mujer, una de las principales oficinas de derechos femeninos, recibió 14.000 denuncias por agresión, contra apenas 5.000 el año anterior.

Este año el ritmo parece ir en ascenso. Según la directora de la dependencia, Zayra Salazar, en enero se recibieron al menos 80 denuncias diarias.

Costa Rica no es ajena a estadísticas de organizaciones feministas según los cuales en América Central una de cada tres mujeres que conviven en relación de pareja son agredidas física, sexual y psicológicamente.

El fenómeno ha dejado al descubierto el "infierno" que, producto de abusos, discriminación y de "agresiones machistas", han tenido que soportar decenas de mujeres en sus hogares, lugares de trabajo y centros de enseñanza, dijo Salazar.

"No es que estén aumentando las agresiones porque éstas siempre han existido, sino que las mujeres ahora se atreven a denunciar", señaló Ana Hidalgo, coordinadora del Plan Nacional para la Atención y Prevención de la Violencia Intrafamiliar.

En el país existen varias oficinas, en su mayoría asistidas por el Estado, que se encargan de instruir a las mujeres acerca de sus derechos y de facilitarles los medios para que denuncien cualquier tipo de maltrato.

Las agresiones pueden ser tanto físicas como verbales.

A los centros de defensoría femenina llegan denuncias que van desde golpizas y amenazas hasta violaciones y asesinatos.

"En estos momentos se encuentran abarrotados los despachos judiciales por este tipo de casos", señaló Hidalgo.

En 1996, la noticia de un hombre que mantuvo encerrada a su esposa y su hija en un gallinero alertó a las autoridades nacionales acerca de este problema.

Luego se difundieron otrso casos, como el de un hombre que le cortó la lengua a su suegra tras argumentar que "hablaba demasiado", y el asesinato de una mujer por su compañero.

Sin embargo, Salazar considera que los datos conocidos hasta ahora no reflejan toda la realidad, ya que muchas mujeres son aún presa de atavismos y de miedo a sufrir represalias si se atreven a hablar.

No obstante, consideró que tanto en Costa Rica como en el resto de América Central "las mujeres han salido del letargo en el que se encontraban" y han roto el velo del temor.

Ana Hidalgo considera que una respuesta para evitar la agresión femenina es la aplicación de la Ley contra la Violencia Doméstica, aprobada en mayo de 1996.

"Esta ley funciona como una medida de protección para aquellas mujeres que están siendo agredidas y cuya vida y la de sus hijos se encuentren en peligro", destacó.

El texto autoriza al juez a obligar al agresor a salir del hogar mientras se soluciona la situación de la familia. Pero la ley se aplica únicamente como emergencia.

El Centro para el Desarrollo de la Mujer y la Familia ha creado un albergue temporal para aquellas mujeres que no tienen ningun recurso adicional de apoyo.

Actualmente, dijo Hidalgo, se trabaja en la creación de nuevas oficinas de atención y recepción de denuncias con el objetivo de descentralizar el servicio. (FIN/IPS/yo/dg/pr/97)

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