Aunque los trabajadores en huelga en Corea del Sur no logren la enmienda de nuevas y duras leyes laborales, sus acciones de protesta concitaron las críticas de la comunidad internacional contra Seúl, que emitió hoy órdenes de detención de dirigentes sindicales.
Analistas en Japón afirman que la cobertura de los medios internacionales de casi dos semanas de huelga de cientos de miles de trabajadores, avergonzó al gobierno coreano en un momento crítico en que Seúl intenta sumarse a la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE).
Aunque el "club" de 27 miembros de naciones industrializadas en general no tiene en cuenta el tema de la legislación laboral al considerar la integración a la organización, informaciones de prensa en Tokio señalan que varios miembros europeos y Australia y Canadá presionaron a Seúl para que suavice sus leyes.
Este factor y la cobertura de los medios internacionales impidieron que Seúl tomara medidas decisivas contra los trabajadores en huelga, coinciden analistas en Japón.
La crítica situación en Corea no dará buenos resultados al presidente Kim Young Sam, a medida que más y más organizaciones internacionales respaldan a los huelguistas, sostuvo John Neuffer, economista del Instituto Mitsui.
La Confederación Mundial del Trabajo condenó la nueva legislación, la cual facilita a los empleadores a despedir a los trabajadores. La organización con sede en Bruselas dijo que enviaría una delegación a Seúl este fin de semana para mantener conversaciones con líderes sindicales coreanos.
Pero los líderes sindicales podrían ser detenidos antes de la llegada de la delegación de la CMT, ya que este jueves fiscales del Estado ordenaron la detención de líderes sindicales que han dirigido la acción de protesta dentro del predio de la Catedral Myongdong en Seúl.
Las autoridades advirtieron que las órdenes de detención podrían ser ejecutadas esta semana si se prolonga la huelga.
Las órdenes de detención fueron dadas un día después que la Confederación de Uniones Sindicales Coreanas (CUSC), la segunda en importancia del país, pero no autorizada, amenazó con paralizar el sector público si el gobierno no abole la nueva legislación.
"Si nuestras demandas no son atendidas antes del 15 de enero, no tendremos otra opción que movilizar a todos nuestros trabajadores e iniciar una nueva y más intensa huelga", dijo este miércoles a los periodistas Kwong Young Kil, presidente de la CUSC.
Antes de que el parlamento aprobara las nuevas leyes el 26 de diciembre, los analistas habían pronosticado una nueva era en las relaciones en el mundo del trabajo, dados los esfuerzos el gobierno por sumarse a la OCDE este mes.
Durante varios años los trabajadores de Corea del Sur urgieron al gobierno a revisar las leyes laborales que permiten a los empleadores imponer largas horas de trabajo, negar el derecho a la sindicalización o negociar colectivamente.
Pero el gobierno teme perder su alto nivel de competitividad en el mercado internacional si la fuerza de trabajo cobra fuerza para demandar salarios más altos y beneficios.
El trabajo barato ha sido la fuerza motora tras el éxito del programa de reconstrucción desde la guerra de Corea de 1950-53, y las autoridades insisten en que es del interés del país mantener contenida la actividad sindical.
El presidente del gobernante Partido Nueva Corea, Lee Kong Hoo, dejó claro el fin de semana pasado que el gobierno se mantendrá firme en el tema.
"No cambiaremos la nueva ley", dijo, y auguró que "la gente pronto la comprenderá y respaldará, ya que es creada para establecer una vida mejor para todos en el país".
La medida que determinó las órdenes de arresto, sostiene Kwong, sirve de advertencia a la Federación de Uniones Sindicales de Corea, la mayor organización de trabajadores del país, que ha amenazado con sumarse a la huelga.
Si los 1,2 millones de miembros de la FUSC se suman a la huelga, paralizarían el transporte, el correo y las telecomunicaciones. (FIN/IPS/tra-en/mk/cpg/lp/lb-if-ip/97