COMUNIDAD ANDINA: A Perú le llegó la hora de cumplir o irse

Perú tiene hasta la mitad de marzo para decidir si se queda en la Comunidad Andina y asume el costo de participar en un bloque de integración o inicia un viaje solitario en busca de un camino propio hacia la globalización.

Al terminar el plazo de 45 días, el gobierno de Alberto Fujimori no tendrá que sumarse de inmediato a la zona de libre comercio que opera en el área o a su unidad aduanera frente al resto del mundo, según lo acordado en Venezuela el lunes.

Pero sí tendrá que romper la cómoda ambigüedad con que se ha mantenido dentro del bloque andino desde que en agosto de 1992 se automarginó de los compromisos arancelarios concertados con Bolivia, Colombia, Ecuador y Venezuela, precisaron participantes en la cita de cancilleres y ministros de Comercio del grupo.

La clave de la permanencia peruana en el bloque del que fue miembro fundador en 1969 va a ser dada, según el comunicado oficial del encuentro ministerial, por la presentación de Lima de una propuesta para su plena y definitiva inserción en la zona de libre comercio subregional, así sea en forma paulatina.

"Perú recibió un mensaje muy claro: los demás socios no aguantamos más y así no seguimos", confió a IPS uno de los cancilleres participantes, quien acotó que "no se puede decir que el encuentro haya sido duro, pero sí abierto y franco".

Para reforzar que llegó el momento de la definición, todos los demás temas en la agenda de la Comunidad Andina quedaron postergados, en espera de saber qué color tendrá el humo de Lima al concluir la intensa fase de consultas abierta en Caracas.

El anfitrión del encuentro, el canciller venezolano Miguel Angel Burelli, expresó que el congelamiento de otros puntos pendientes se hace necesario porque el manejo de todos ellos dependerá de si los socios en el futuro serán cuatro o cinco.

"Todos dijimos nuestra verdad y esa es que todos queremos que Perú se mantenga dentro del pacto, pero dentro de verdad", confió el ministro de Comercio Exterior colombiano, Morris Harf.

La cuestión es que la presencia de Perú "con un pie dentro y otro fuera" del proceso de integración desde 1992 terminó por dañar la imagen externa e interna del bloque, dificultar su negociación frente a terceros y debilitar sus instituciones, plantearon los demás socios a los representantes de Lima.

La realización de una nueva ronda negociadora con el Mercado Común del Sur (Mercosur), la celebración de una cumbre presidencial andina y la entrada en vigor de profundos cambios institucionales en el bloque, ya aprobados, quedaron diferidos hasta resolver el caso peruano.

El ministro de Industria de Perú, Gustavo Cailaux, explicó que su presencia en la reunión era una muestra de "la absoluta disposición" de mantenerse en el grupo andino, pero admitió que hay una reflexión interna que hacer ante la exigencia de que ello se transforme en hechos concretos inmediatos.

La reflexión evidente es si el aparato productivo y el gobierno está dispuesto a "pagar el costo" de participar en un mercado ampliado, donde algunos sectores pueden desenvolverse en forma competitiva y otros padecerán el impacto de importaciones desde sus vecinos sin gravamen protector.

Los otros cuatro socios no van a forzar que Perú incorpore el arancel externo común para las importaciones del resto del mundo que opera en el grupo, con cuatro bandas (cinco, 10,15 y 20 por ciento), según el nivel de procesamiento de esas adquisiciones.

El foco de la solución del caso peruano volvió a ponerse en Caracas en la incorporación a la zona de libre comercio, porque se calcula que ese paso va a obligar, por razones de competitividad, a que Lima vaya acoplando su arancel extra andino al de sus otros socios, explicaron los técnicos del bloque.

Perú ya anunció su intención de abandonar su arancel lineal de 15 por ciento (con una lista de excepción de 25 por ciento) para ir un esquema diversificado, pero limitado a tres bandas.

Bogotá, Caracas, La Paz y Quito aceptaban una diferencia de cinco puntos entre el arancel peruano y el comunitario, pero la discusión se bloqueó cuando Lima insistió en que todos deberían modificar el de cuatro bandas por el de tres.

"La cuestion es conceptual, no se puede mantener un sí pero no, ni pretender seguir indefinidamente gonzando de los beneficios de la integración sin asumir los costos", explicaron funcionarios de la Junta del Acuerdo de Cartagena (Junac), el órgano técnico andino con sede en Lima.

Dentro del gobierno y los empresarios peruanos existen dos posiciones ante las que Fujimori está forzado ahora a escoger: los industriales y ministros que apoyan el sumarse a los compromisos andinos y los que apuestan por mantener ortodoxamente el esquema actual, así suponga salirse del grupo andino.

El canciller boliviano, Sergio Araníbar, detalló a Cailaux la experiencia de su país, en que los demás socios le aprobaron un arancel externo diferente al de cuatro bandas. "No nos ha perjudicado participar en la zona de libre comercio, sino que hemos ganado mucho", dijo.

La incorporación a la zona de libre comercio puede ser progresiva, pero "tiene que haber un cronógrama convenido, que Lima no condicione a acciones de los demás, sin que eso impida que puedan convenirse ahora o después cambios porque interesen a todos", se explicó en Caracas.

Rodrigo Arcaya, miembro de la Junac, precisó que este órgano técnico apoyará al gobierno peruano durante el proceso que culminará el 13 de marzo, con todos los análisis y elementos que requiera para plantear su propuesta.

También se decidió que los ministros de Comercio e incluso los cancilleres se reunirán "en la medida que sea necesrio" para apoyar que Perú decida "no irse", pero firmes en que "para quedarse ya es hora que vuelva a estar con los dos pies dentro", concluyó un diplómatico andino presente en la crucial reunión.

El desenlace no es claro, porque el gran articulador del juego en Perú, Fujimori, no ha dado signos inequívocos de defender al bando integracionista o el bando proclive a imitar a Chile en la preservación de un camino autónomo, aunque equilibrado con acuerdos de liberalización con Mercosur y otros países.

"Es claro que Perú no quiere salirse, pero no es tan clara su voluntad de pagar el costo de quedarse", sintetizó un alto funcionario de la Junac.

La incógnita se resolverá en un mes y medio más, salvo que Lima saque alguna nueva carta de la manga, con la que logre seguir en el juego de la indefinición. (FIN/IPS/eg/dg/if/97

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