Cada vez más afectados por la creciente pobreza que se extiende por la sociedad colombiana, los niños y adolescentes aumentan su participación en actividades delictivas.
De acuerdo con cifras de la Policía Nacional, en 1996 unos 19 niños de entre 11 y 13 años que abandonaron sus hogares por distintos motivos cometieron delitos, unos 700 más que el año anterior.
Esos niños realizaron 10.377 robos, hirieron o mataron a 2.883 personas, violaron a 808 mujeres y participaron en otros 2.717 delitos, mientras 1.579 fueron capturados vendiendo drogas.
De acuerdo a estadísticas oficiales, cerca de 14,5 millones de colombianos, es decir 44,4 por ciento de la población del país, tiene menos de 18 años.
La situación de la juventud en el país es dramática. Unos seis millones de colombianos de menos de 15 años viven en la pobreza y dos millones sufren maltratos de todo tipo, 850.000 de los cuales especialmente agravados, al tiempo que se calcula en 15.000 el número de menores que vive en la calle.
La violencia es inculcada al niño colombiano desde su socialización en el sistema educativo.
Rodrigo Parra Sandoval, investigador del Proyecto Atlántida (un estudio sobre el perfil de los jóvenes colombianos), dice en su libro "La escuela violenta" que es común que los niños colombianos vivan situaciones de violencia aun en el propio medio escolar, de parte de sus maestros.
Para Parra, todo niño que en su escuela sufrió la injusticia cuando fue pellizcado, halado de una oreja o de un brazo, tirado del pelo, zarandeado, cuando no se le escuchó o se le castigó por algo que no cometió, adquiere los mismos sentimientos de ira y de rabia que predominan actualmente "en la calle".
De manera inconsciente los maestros provocan situaciones de maltrato que tarde o temprano fomentan la violencia, consideró a su vez Francisco Cajiao Restrepo, director de la División de Educación de la Fundación FES.
Los investigadores Juan Carlos Flores y José Vicente Contreras, que promueven un programa de prevención al maltrato infantil en Bogotá, destacan a su vez la necesidad de que los episodios de violencia doméstica de que son objeto los niños y adolescentes trasciendan públicamente.
Flores y Contreras se niegan a considerar el maltrato "como un asunto privado y doméstico frente al cual ninguna instancia social o jurídica puede intervenir".
Isabel Cuadros, presidente de la Asociación Colombia Afecto para la Defensa del Menor Maltratado, va má allá al señalar que "la historia de la infancia se confunde con la historia del maltrato a la niñez".
"Basta recordar algunos mitos griegos, tales como el de Cronos, quien devoraba a sus hijos, o los de la religión judeocristiana, cuyo pilar central se basa en la muerte del Hijo de Dios", señaló.
"Hasta vale recordar que los cuentos de hadas relatados a los niños muestran historias que estamos acostumbrados a oir de nuestros pacientes maltratados que logran sobrevivir a pesar de sus padres", insiste la especialista. (FIN/IPS/apg/dg/pr-hd/97