CHINA: La Bandera Roja, ayer signo de poder, hoy lo es de riqueza

Viajar en una limusina "Bandera Roja" era, en los primeros años del régimen comunista en China, un privilegio reservado solo para altos gobernantes e invitados extranjeros.

Hoy, en medio de las reformas económicas que apuntan al mercado, este vehículo es también un símbolo de categoría social. Una "Bandera Roja" deja en evidencia la prosperidad de su propietario.

La primera limusina de esta marca salió en 1958 de la planta de montaje de la Primera Fábrica de Automóviles en Changchun, capital de la provincia de Jilin, noroeste de Beijing.

Los policías de tránsito comenzaron entonces a saludar por reflejo cada uno de las "Bandera Roja" que pasaba, pues suponían que allí viajaba un alto funcionario del Partido Comunista o un dignatario extranjero.

En esos días, el fundador de la República Popular de China y arquitecto de la sangrienta Revolución Cultural (1966-1976), Mao Zedong, atravesaba con orgullo la famosa puerta Xinhua de la Zhongnanhai (residencia del Consejo de Estado) en una "Bandera Roja".

Pero hoy "apenas los coleccionistas y nostalgiosos están interesados" en la limusina, informó el Diario de la Juventud de Beijing, en medio de un debate sobre la transformación del automóvil nacional de China.

El debate ocupó todo el año pasado, mientras el régimen comunista reclamaba a los 1.200 millones de habitantes del país que renovaran sus votos socialistas y no se dejaban influir negativamente por Occidente, cuyos valores podrían dañar el tejido moral de la sociedad china.

Los comunistas de línea dura están preocupados de que las reformas económicas iniciadas hace 18 años, además de mejorar el nivel de vida de la mayor parte de la población, fomenten la codicia y, por lo tanto, el crimen, la corrupción y la decadencia moral.

Las reformas no son motivo de celebración para aquéllos que fueron dejados al costado del camino por no ajustar el paso al rápido desarrollo económico o adhieren rígidamente a los principios socialistas.

La limusina que hoy sale de las plantas de montaje de la Primera Fábrica de Automóviles y el exhibicionismo de los nuevos ricos de China son signos visibles de esos vientos de cambio.

Desde comienzos de la década del 90, los diseñadores de la primera "Bandera Roja" comenzaron a ensamblar vehículos del modelo alemán Audi 100 para el mercado chino, lo que constituyó una señal de que próximamente se remodelaría la limusina con detalles del popular automóvil occidental.

Este híbrido produjo emociones mezcladas.

"¿Este es el auto que solía ser el emblema de nuestra industria nacional? ¿Esta es la noble 'Bandera Roja' que condujo dentro suyo el sueño de la nación china?", preguntó un lector indignado en una carta al Diario de la Juventud de Beijing.

"Es comprensible que se adapte la tecnología extranjera, pero debemos tener nuestro propio modelo, que sea identificable como el automóvil propio de China. De otro modo, estaremos hablando de una blasfemia", agregó.

Otros lectores que se unieron al debate percibieron que los tradicionalistas se aferraban ciegamente al pasado, lo que podría impedir que se adoptaran los beneficios prácticos del desarrollo tecnológico.

"El Audi es, por lejos, mejor que la vieja 'Bandera Roja'. ¿No es, acaso, la mejor opción elevar la calidad de la 'Bandera Roja' por medio de asignar la marca a Audi, que usa cada vez más partes hechas en China?", se preguntó uno de ellos.

Ochenta y dos por ciento de las partes de la moderna limusina son de producción nacional.

"Hubiera comprado tanto una 'Bandera Roja' original como el Audi original. Pero, ¿cuál es el sentido de tener un automóvil que no es ni una cosa ni la otra?", dijo Guo Peiqun, un taxista de las afueras de Beijing.

Guo explicó que, si uno quiere exhibir su riqueza, una limusina original como las que llevaban a Mao en el asiento trasero es la mejor opción. Pero, si alguien procura velocidad y confiabilidad, deberá adquirir un Audi.

Su vecino Wen Lihui compró una limusina "Bandera Roja" original unicamente para exhibir su prestigio, sostuvo Guo.

"Hace 20 años, nunca hubiera soñado con tener una 'Bandera Roja' frente a la puerta de su casa. Pero ahora tiene dinero, construyó una residencia de dos pisos y quiere hacer aun más alarde de riqueza", opinó.

Muchos creen que la "Bandera Roja" original terminará apenas como un objeto de colección. "Ahora, los funcionarios andan en Mercedes Benz negros", escribió otro lector del Diario de la Juventud de Beijing.

El gerente general de la Primera Fábrica de Automóviles, Geng Zhaojie, explicó que las demandas del mercado determinan que la nueva "Bandera Roja" apunte más a los chinos de la calle que al funcionariado.

La empresa perdió 6,7 millones de dólares entre la década del 60 y principios de la del 80, cuando debió seguir una orden del gobierno según la cual debía ensamblarse la limusina sin importar el costo o las ventas.

Hoy, en cambio, se fabrican dos versiones de la nueva "Bandera Roja", una económica y otra de lujo, y los precios oscilan entre 26.000 y 64.000 dólares.

Pero, por ahora, las ventas son lentas, quizá porque las tradiciones son duras de matar o, más bien, porque los beneficios financieros del crecimiento económico de China aún deben alcanzar a la mayoría de la población.

La Primera Fábrica de Automóviles tiene capacidad para producir 30.000 limusinas "Bandera Roja" al año, pero las órdenes de venta permiten apenas un total de 3.000. (FIN/IPS/tra-en/ab/cpg/cr if ip/96

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