CANADA: Secuelas de misiones de paz afectan a Fuerzas Armadas

Las Fuerzas Armadas de Canadá, dueñas de un alto prestigio en el extranjero, podrían caer en la estima de los canadienses a consecuencia de acontecimientos que indican la existencia de hondos problemas en su seno.

Esos problemas involucran a soldados que han estado destinados en misiones de mantenimiento de la paz bajo la autoridad de las Naciones Unidas en Somalia, Ruanda, Haití y Bosnia-Herzegovina.

Una de las últimas polémicas al respecto la suscitó la decisión del nuevo ministro de Defensa, Doug Young, quien ordenó cerrar una investigación judicial pública antes de que se hubiera indagado por completo los hechos que rodearon la muerte, en 1993, de un adolescente somalí a manos de un regimiento canadiense.

"Fue un error terminar tempranamente la investigación", dijo Bill Robinson, analista de la organización Project Ploughshares, auspiciada por las iglesias. "Ahora no podrán ser corregidas las cuestiones importantes que afectan a la dirección del Departamento de Defensa Nacional".

Los comentaristas nacionales atribuyeron el corte abrupto de la investigación al estilo personal de Young y a la posible incomodidad que el tema provoca a un gobierno federal que se dispone a convocar elecciones parlamentarias.

Aunque al principio respaldó la idea de que Canadá aumente aún más su papel en las misiones de paz de la ONU, el nuevo ministro de Defensa dijo el 20 de diciembre que las prioridades militares de Canadá incluyen, antes que nada, el Grupo de los Siete, la OTAN y el Tratado de Defensa Aérea de América del Norte.

Robinson destacó que si bien Canadá contribuye sustancialmente a los esfuerzos de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) para el mantenimiento de la paz internacional, los altos mandos militares canadienses "nunca han valorado esa contribución".

El mantenimiento de la paz es un concepto básico de la Carta de las Naciones Unidas, en cuyo desarrollo colaboró en los años 50 el entonces primer ministro canadiense Lester Pearson, premio Nobel de la Paz.

El experto señaló la existencia de un pensamiento militar centrado en una alta capacidad de combate en vista de una situación de guerra, lo cual invariablemente lleva a la compra de costosos equipos bélicos.

En el mundo de posguerra fría, la mayoría de los conflictos armados ocurren entre partes beligerantes dentro de estados debilitados como Somalia o la ex Yugoslavia.

Por lo tanto, la filosofía de mantener el máximo posible de una fuerza armada carece de relevancia en una operación de mantenimiento de la paz, donde no está claro quién es el enemigo y donde la habilidad de negociación es tan importante como la preparación militar, comentó Robinson.

Las fuerzas canadienses se ganaron el elogio público en el período 1993-94 por la protección de un hospital psiquiátrico en la localidad de Bakovici, en Bosnia.

La semana pasada, sin embargo, el general Maurice Baril ordenó que se investigaran acusaciones de que algunos soldados se habían emborrachado durante su servicio y habían abusado físicamente de los pacientes internados en el hospital.

También hay informes de que los soldados habrían mantenido relaciones sexuales consentidas con enfermeras e intérpretes, contraviniendo órdenes que prohiben la confraternización con civiles del lugar.

El general Baril también ordenó otra indagación para comprobar si la cadena de mando había intentado ocultar esas acusaciones.

Canadá no es, por cierto, el peor violador de los derechos humanos en las misiones de la ONU, según surge del libro "Cambio de Guardia" de Peter Langille, que trata de la política militar canadiense.

El autor destaca, por ejemplo, que una fuerza comandada por canadienses ha creado la estabilidad política que por primera vez impera en el conflictivo Haití.

Y esto puede ser afirmado a pesar de la remoción del jefe de esas fuerzas, la pasada semana, por haber supuestamente atacado a un civil.

Una declaración oficial expresó que el teniente coronel Roch Lacroix fue relevado de sus funciones porque "la actuación de ese oficial no reflejó el nivel de autoridad que se espera de alguien que tiene su rango y experiencia".

Langille afirma que 85 por ciento de las actuaciones militares de los soldados canadienses en servicio activo se refieren al mantenimiento de la paz, y no parece claro qué otra cosa podrían hacer en un mundo de posguerra fría.

"Entre los militares existe una línea que separa a los cuadros jóvenes, que han servido en misiones de la ONU, de sus oficiales mayores, pues los primeros dan más valor a las misiones de mantenimiento de la paz", añade Langille. (FIN/IPS/tra-en/pw/yjc/arl/ip/97

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