Brasil cerró 1996 con un déficit en su cuenta corriente con el exterior de 24.347 millones de dólares, muy superior a las previsiones iniciales y al desequilibrio de 1995, que alcanzó 17.742 millones de dólares.
El resultado de las cuentas de 1996 corresponde a 3,27 por ciento del producto interno bruto. El gobierno pretendía limitarlo a menos de tres por ciento, meta no lograda a pesar de una corrección que elevó el año pasado el producto interno bruto de Brasil a unos 745.000 millones de dólares.
El déficit corresponde a la suma de 5.539 millones de dólares del saldo negativo en el comercio externo y 21.707 millones de dólares del de los servicios, principalmente los pagos de intereses de la deuda externa, que ascendieron a 9.840 millones de dólares.
Pero las transferencias unilaterales, básicamente remesas de emigrantes, permitieron un superávit de 2.899 millones de dólares, lo cual mitigó un poco la cuenta negativa.
Las reservas cambiarias del país, por su parte, se elevaron a 60.110 millones de dólares al final de diciembre, un aumento de 8.270 millones en relación al año anterior.
A eso contribuyó el ingreso sin precedentes de inversiones directas, que sumaron 9.442 millones de dólares el año pasado.
Brasil volvió a atraer grandes capitales de empresas extranjeras y el ministro de Industria y Comercio, Francisco Dornelles, pronosticó que este año ingresarán 16.000 millones de dólares en ese renglón de las cuentas.
Con las elevadas reservas internacionales, las autoridades económicas creen se podrá soportar sin problemas el desequilibrio en las cuentas externas en 1997, pero admiten que será grave si la situación se mantiene este año.
La tendencia es a un agravamiento. El mismo gobierno prevé un alza del déficit comercial, que podría ascender, según sus propias cuentas, a 8.000 millones de dólares. Los intereses a pagar serán mas abultados en 1997, admitió el director económico del Banco Central, Altamir Lopes.
Expertos del mercado, como el ex ministro de Hacienda Mailson da Nobrega, hoy consultor de empresas, temen que el gobierno se vea obligado a adoptar medidas para contener el crecimiento de la economía ante el deterioro de las cuentas externas.
El ministro de Hacienda, Pedro Malan, y sus colaboradores descartan por ahora tales medidas. (FIN/IPS/mo/mj/if/97
