Por lo menos tres campesinos murieron en un incidente por invasión de tierras verificado en el violento estado de Pará, del norte de Brasil, escenario hace un año de una masacre perpetrada por la policía provincial.
Cerca de cien campesinos sin tierra ocuparon hace dos semanas parte de la hacienda Santa Clara, en la municipalidad de Purilandia del Norte, y el lunes de noche fueron atacados por hombres armados de la propiedad.
La versión fue difundida por el sacerdote Henri des Roziers y la religiosa Joselina Gomes da Silva, de la iglesia católica de Río María, una ciudad vecina a Ourilandia del Norte.
Las informaciones se basan en relatos de los sobrevivientes, que hablan de seis muertos. Otras fuentes dijeron que las víctimas pueden llegar a 20, pero el alcalde de Ourilandia del Norte, Romildo Veloso, y el propietario de la hacienda, Edvair Vilela Queiroz, aseguraron que los muertos son tres.
Ourilandia del Norte se halla en el sur de Pará, una región conocida por la violencia, donde en abril de 1996 aconteció la masacre de Eldorado de Carajás, un episodio en que la policía mató a 19 campesinos sin tierra.
El párroco de Río María, Ricardo Resende, se hizo internacionalmente conocido por denunciar los asesinatos y agresiones sufridas por campesinos e indígenas, y por sobrevivir a las amenazas de muerte y atentados que sufrió.
En el comienzo de la década pasada, aprovechando los conflictos permanentes, comunistas maoístas intentaron implantar una guerrilla en la región. Fueron masacrados por el ejército y hasta hoy se buscan los cuerpos de rebeldes sepultados por militares en paradero secreto.
Queiroz sostuvo, en una entrevista radiofónica desde Sao Paulo, que no ordenó disparar contra los campesinos, pero admitió haber autorizado la contratación de "cinco o seis hombres para defender la hacienda" ante la eventualidad de un ataque.
"Como médico, fui educado para salvar vidas, no para quitarlas", afirmó el hacendado.
Pocos dias antes, los "invasores" habían desarmado a dos empleados encargados de vigilar la propiedad, según el hacendado, que también posee un hospital en Río María, aunque reside en Sao Paulo, a miles de kilómetros de distancia.
Queiroz aseguró que la invasión fue obra de "comerciantes de tierras" que ya habían ocupado y vendido "a precios muy bajos" otra hacienda cercana.
Campesinos "inocentes" fueron involucrados, añadió, descartando la participación del Movimiento de los Sin Tierra, que promueve la ocupación de predios improductivos para presionar por la reforma agraria.
La hacienda Santa Clara tiene 2.890 hectáreas, está totalmente legalizada y es productiva, con 1.500 reses vacunas que producen leche y carne para las ciudades cercanas, aseguró Queiroz.
Según dijo, el culpable de la tragedia es el gobierno, que practica "una política agraria desastrosa" y que por falta de voluntad política no destina los recursos necesarios a la reforma agraria y al asentamiento de auténticos campesinos sin tierra.
El sacerdote Des Roziers dijo que, según las informaciones que ha recibido, "gran parte de la hacienda es improductiva".
Mientras, la religiosa Gomes da Silva señaló a IPS que, cuando vivía en la región, Queiroz era "un articulador activo de la Unión Democratica Ruralista", la violenta asociación de latifundistas que armó milicias contra la reforma agraria en los años 80.
El alcalde de Ourilandia del Norte dijo haber advertido con antelación a las autoridades provinciales y federales el riesgo de choques entre campesinos sin tierra y los hacendados en la región, donde "la miseria y el hambre estimulan conflictos".
El ministro de Justicia, Nelson Jobim, envió a Ourilandia del Norte agentes de la Policía Federal, para colaborar en las investigaciones y evitar nuevos incidentes.
La masacre de Eldorado de Carajás, cometida por la policía provincial, prosigue sin investigaciones conclusivas ni previsión de juicio, nueve meses después de perpetrada. Las víctimas de ese hecho bloqueaban una carretera para presionar por la reforma agraria. (FIN/IPS/mo/ff/hd/97
