El esfuerzo internacional para reconstruir la ex república yugoslava de Bosnia-Herzegovina entró este año en una nueva fase, destinada a intensificar una rehabilitación sostenible y la transición a la economía de mercado en ese país, devastado por tres años y medio de guerra civil.
Representantes de 60 países donantes y agencias internacionales se disponen a celebrar desde el jueves en Bruselas una reunión preparatoria de dos días, con miras a una conferencia ministerial prevista para febrero próximo.
"Vamos a examinar la tarea realizada en 1996 con el aporte de 1.800 millones de dólares ya gastados o asignados a proyectos específicos, y discutir las prioridades y requerimientos financieros para 1997", declaró Tim Cullen, del Banco Mundial.
El Banco Mundial y la Comisión Europea (órgano ejecutivo de la Unión Europea) auspician el encuentro, y Cullen apuntó que se necesitará más dinero "para evitar demoras en el programa de reconstrucción".
Según Maarten Weidenaar, de la Comisión Europea, se prevé un aporte de 1.400 millones de dólares en 1997 y de 1.100 millones en 1998. "No estoy tan seguro que se podrán conseguir todos esos fondos", añadió.
Sin embargo, un año después de los acuerdos de paz de Dayton y París, firmados entre los separatistas serbios y la federación croata-musulmana de Bosnia, los primeros resultados de la reconstrucción están comenzado a emerger.
Weidenaar reconoció que los aportes realizados el año pasado favorecieron la reapertura del aeropuerto de Sarajevo al tráfico comercial, y tambien la reanudación del servicio ferroviario sobre la línea Sarajevo-Ploce.
Añadió que se reinstaló el sistema de calefacción en 20.000 apartamentos de la capital Bosnia "a tiempo para el invierno", y se logró la reconstrucción de otras 15.000 viviendas. Además, se repararon tres grandes centrales eléctricas, cuatro líneas principales de transmisión y una docena de puentes estratégicos.
Weidenaar estimó que una completa reconstrucción de Bosnia, devastada en un 70 por ciento por la guerra civil que causó decenas de miles de muertos y masivos flujos de refugiados, demandará alrededor de 50.000 millones de dólares.
"Sólo Dios sabe de donde obtendremos todo ese dinero", dijo.
El total de 5.100 millones de dólares del Programa Prioritario de Reconstrucción, asignados por la comunidad de donantes una semana después de la firma de los acuerdos de paz en París, cubren menos de un cuarto del total de los daños de guerra.
En opinión de Cullen, "es necesario un masivo aporte de los donantes por otros dos o tres años, porque Bosnia debe prepararse para el momento que la asistencia disminuya".
En realidad, esa ayuda ya tiende a disminuir porque, como comentó Weidenaar, "durante la guerra todo fue emergencia pero con la paz decrece gradualmente el interés de los donantes".
Cullen señaló que mientras 1996 fue un año de transición, 1997 debe marcar el pasaje hacia una reconstrucción sostenible y una recuperación equilibrada en todo el país.
Según Nico Wegter, de la Comisión Europea, "las necesidades para la reconstrucción son enormes mientras la actividad económica permanece en un nivel todavía bajo".
La producción industrial de Bosnia-Herzegovina sigue siendo de un 15 por ciento respecto a la época de preguerra, la mitad de la fuerza laboral esta desempleada, los ingresos son bajos y el sistema de salvaguardia social en vigor depende casi enteramente del apoyo de donantes.
Wegter apuntó que el retorno de refugiados se ve afectado por la falta de viviendas, facilidades y empleos, mientras la devastada infraestructura continúa siendo "un cuello de botella" para intensificar la actividad económica.
Si bien la destrucción bélica fue menor en la República Sprska (bosnio-serbia), las sanciones internacionales con la consiguiente falta de asistencia también provocaron costosas demoras en la reconstrucción.
"A pesar de los numerosos problemas que persisten, desde las frágiles estructuras políticas a la continuada falta de libertad de movimientos, creo que el programa de reconstrucción de 1997 se beneficiará con las lecciones del año pasado", afirmó Christine Wallich, directora para Bosnia del Banco Mundial.
Expresó que la capacidad local de los bosnios para realizar proyectos complejos ha crecido, así como se ha ampliado el terreno para las reformas económicas que permitirán a Bosnia "transformarse en una moderna economía de mercado".
Para el Banco Mundial, las políticas sostenibles son cruciales para lograr un alto crecimiento económico y, eventualmente, asegurar la confianza de los países acreedores.
Ese concepto de sustentabilidad es tanto un objetivo como un requisito previo para lograr mayor apoyo de los donantes y cubrir diferentes aspectos de la política gubernamental bosnia.
Según Collins, entre esos aspectos figuran la recuperación de costos por infraestructuras rehabilitadas, presupuestos sostenibles en todos los niveles gubernamentales, instituciones públicas competentes y reformas del régimen comercial para hacerlo más compatible con Europa.
También urgen cambios en los sectores bancario y empresario para crear intermediaciones financieras viables y galvanizar la iniciativa privada.
"Los donantes pueden estar seguros que los fondos otorgados han marcado una gran diferencia en la vida de la gente. El apoyo brindado sirve además para acercarnos al momento que los bosnios – asistidos por el ahorro privado y las inversiones- serán plenamente responsables de su futuro", manifestó Wallich. (FIN/IPS/ego/ag/dv/97