BOSNIA-HERZEGOVINA: El lastre negativo de los crímenes de guerra

La demorada entrega a la justicia internacional de criminales de guerra acusados de atrocidades durante el conflicto interétnico en Bosnia-Herzegovina amenaza con influir negativamente en los 60 países donantes que participan en la reconstrucción de esa ex república yugoslava.

La cuestión emergió este jueves al término de una reunión informativa auspiciada por la Comisión Europea y el Banco Mundial, que evaluó el esfuerzo de reconstrucción realizado en 1996 y discutió prioridades y necesidades financieras para 1997.

En las discusiones, por primera vez, intervinieron representantes de la Federación Croata-Musulmana y de la República Sprska (bosnio serbia), junto con delegados de las naciones donantes y agencias internacionales.

Una semana después de la ratificación en París de los acuerdos de paz de Londres y Dayton, que pusieron fin a tres años y medio de guerra civil en Bosnia, se aprobó un Programa Prioritario de Reconstrucción con 5.100 millones de dólares en un trienio.

Sin embargo, la ayuda quedó sujeta entre otras condiciones al respeto de cláusulas específicas -aprobadas en Dayton- sobre cumplimiento de los principios democráticos y respeto de los derechos humanos.

"La Unión Europea, que desea ayudar a todas las entidades de Bosnia-Herzegovina, ha condicionado su ayuda al acatamiento de esos principios y al cumplimiento de las recomendaciones del alto representante (de las Naciones Unidas, Carl) Bildt", declaró Francois Lamoreaux, principal delegado de la UE.

Entre las recomendaciones de Bildt figura el castigo a los crímenes de lesa humanidad perpetrados durante la contienda, que causó decenas de miles de muertos, devastó el país y generó el desplazamiento forzado de casi dos millones de personas.

Lamoreaux admitió que no existe un plazo preciso para la entrega de los dos principales acusados de crímenes de guerra que se encuentran en la República Sprska, el ex líder bosnio serbio Radovan Karadzic y su ex comandante militar Ratko Mladic, pese a que la comunidad internacional exige que sean procesados.

Spasoie Albijanc, representante de Sprska y miembro del consejo de ministros formado hace cinco días para poner en marcha el gobierno tripartito de musulmanes, croatas y serbios de Bosnia, afirmó estar "desencantado".

"Vinimos a esta reunión con la expectativa de lograr más apoyo para reconstruir nuestro país y tropezamos con un error diplomático grave: hay que dejar de pensar que un sector del país es el 'villano' y el otro es el bueno", dijo a IPS.

Albijanc apuntó que de los 1.800 millones de dólares asignados para la reconstrucción de Bosnia en 1996, de los cuales alrededor de tres cuartas partes ya fueron gastados, la República Sprska recibió sólo dos por ciento.

"Espero que las instituciones internacionales logren aclarar esto. No estamos de acuerdo que se incrimine a unos y otros no. Estamos en un nivel de igualdad con los demás representantes del consejo de ministros (musulmanes y croatas)", añadió.

Nicola Grabovac, ex viceministro de Exteriores y ahora miembro del flamante gabinete bosnio por la parte croata, compartió ese punto de vista. "Los tres somos representantes de nuestro país y no deben existir desigualdades de tratamiento", dijo.

Señaló que los croatas de la Federación recibieron nueve por ciento de los fondos otorgados hasta ahora para reconstruir los daños de guerra. "El resto fue a manos de la parte musulmana".

"Por primera vez nos reunimos como representantes de todo el país. Reconozco que aún quedan por solucionar muchos problemas políticos pero no creí que esta reunión iba a tomar semejante cariz. Sólo pretendemos que nos asistan para poder valernos por nosotros mismos", agregó.

Lamoreaux justificó la pretendida desigualdad aduciendo que en 1996 todavía pesaba el embargo de la ONU sobre la República Sprska, y la ayuda para la reconstrucción no se pudo distribuir equitativamente por áreas geográficas porque la parte musulmana sufrió daños mucho más graves que la serbia.

Indicó que de los 5.100 millones de dólares previstos en el lapso de un trienio deberán adjudicarse 3.700 millones a la Federación y 1.400 millones de Sprska.

Tanto Albijanc como Gravovac se resintieron también por el tratamiento preferencial dado al representante bosnio musulmán, Hassan Muratovic, ya que muchos diplomáticos y funcionarios parecieron considerarlo el jefe de la delegación bosnia.

Sin embargo, Christine Willard, directora para Bosnia del Banco Mundial, se mostró optimista. "A pesar de los numerosos problemas políticos que persisten creo que el programa de reconstrucción de 1997 se beneficiará con las lecciones emanadas del período anterior", dijo.

Añadió que el gobierno de Bosnia debe ponerse de acuerdo con los acreedores del Club de París, a los que debe 2.000 millones de dólares, y seguir mereciendo la confianza de los donantes a través del afianzamiento democrático y la estabilidad política.

Para 1997 la financiación prevista es de 1.400 millones de dólares y de 1.100 millones en 1998.

Willard insistió en que el esfuerzo internacional de reconstrucción en Bosnia fue uno de los más exitosos de las últimas décadas, porque dio lugar a un revitalizado crecimiento económico, la reconstrucción de las instituciones ("un desafío clave", opinó) y reformas aduaneras, fiscales y bancarias.

Muratovic, no obstante, declaró que el retorno de un millón de refugiados sigue pendiente de la restauración de viviendas, ya que 20 por ciento de las casas todavía carece de vidrios en las ventanas.

"El 40 por ciento de los fondos de 1996 ya se gastó con absoluta transparencia y así será tambien este año", agregó.

Grabovac, que pasó toda la guerra en la bombardeada Sarajevo, aseguró que perdió 35 kilos de peso por las privaciones sufridas. "Ahora todo cambió, ya recuperé esos kilos. No veo porqué no puede ocurrir lo mismo con el país". (FIN/IPS/ego/dg/ip-dv/97)

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