Miles de jóvenes de Asia meridional arriesgan su dinero y sus vidas para transitar rutas ilegales, y con frecuencia peligrosas, hacia Europa occidental y América del Norte, seducidos por promesas de una buena vida en el extranjero.
La estafa del contrabando humano fue la noticia de portada de todos los periódicos de India desde el día de Navidad del año pasado, cuando se ahogaron más de 200 personas procedentes de Bangladesh, India, Pakistán y Sri Lanka en la costa de Malta.
Los 51 sobrevivientes indios y srilankeses de la tragedia en el mar Jónico fueron deportados a sus países desde Grecia y confirmaron los peligros que supone un viaje ilegal hacia Occidente.
"Fuimos obligados a bajar del buque a un pequeño bote por una escalerilla colgante. Nos dijeron que no nos preocupáramos, que pronto estaríamos en Italia", dijo uno de los 22 indios sobrevivientes cuando llegó a Nueva Delhi esta semana.
"El bote estaba atestado de gente, pero el capitán continuó ordenándonos que saliéramos a punta de pistola. Cuando la lancha volcó, salté al agua helada y me aferré a las cuerdas que colgaban del buque", dijo otro.
Funcionarios de las agencias de inteligencia de India y Sri Lanka interrogan ahora a los sobrevivientes. La Oficina Central de Investigaciones en Nueva Delhi (CBI) comenzó esta tarea el martes.
La CBI sigue la pista de la banda encargada de los emigrantes indios, algunos de los cuales, supuestamente, huyeron del país. Pero la investigación está aún en sus etapas iniciales. "No tenemos suficiente evidencia todavía", admitió el portavoz de la CBI, S. M. Khan.
Lo poco que se sabe es que las operaciones clandestinas en India se concentran en la fértil region del Punjab, el estado más rico del país. Durante decenios, jóvenes de esa zona han emigrado a Europa occidental y América del Norte.
La búsqueda de fortuna en Occidente es una tradición ampliamente asimilada en esta región granjera, donde casi todos las familias tienen un integrante que vive en el extranjero.
Los primeros emigrantes viajaron legalmente, pero las restricciones impuestas luego por los países receptores generaron un auge de las agencias de reclutamiento de mano de obra clandestina.
La mayoría de las víctimas indias de la tragedia de Navidad procedían de Punjab y habían pagado entre 6.000 y 8.000 dólares cada uno a agentes de la red ilegal en sus poblados.
En la mayoría de los casos detectados, los padres de los jóvenes utilizaron para ello todos los ahorros familiares, vendieron predios granjeros o pidieron dinero prestado a intereses de usura.
"Vendí mi tierra y pedí un préstamo de 50.000 rupias (unos 1.500 dólares) para pagar el pasaje de mi hijo. Ahora, lo perdí. Lo amo y quiero que vuelva", dijo al diario Asian Age el padre de Jagtar Sing, del poblado de Bidhipur, quien supuestamente murió ahogado en el mar Jónico.
"Somos analfabetos. Los agentes dijeron que todo saldría bien y que habían conseguido empleo a mi hijo Jaspal y mi sobrino Avtaar", dijo Karnail Singh. Jaspal sobrevivió al desastre náutico. Avtaar no.
Se dice que existen en Punjab 200 agentes de viaje, la mayoría de ellos sin permiso ni para contratar travesías legales, pero los jefes de la organización residen en Europa occidental. Los agentes se encargan de seducir a los jóvenes con promesas de trabajo y lujosos estilos de vida.
La policía de Jalandhar acusó el año pasado a 73 agentes de viaje, de los que arrestó a 46, y se incautó de 400 pasaportes.
Los padres de los aspirantes a emigrantes generalmente pagan la mitad de la suma al agente local antes de que sus hijos partan, y el resto cuando reciben la llamada telefónica de los jóvenes desde el punto de destino.
El viaje es, al principio, legal. Pero las visas solo permiten el ingreso a Turquía, Egipto, Chipre o repúblicas de Europa oriental y la Comunidad de Estados Independientes (antigua Unión Soviética), donde los emigrantes esperan meses antes de ser introducidos clandestinamente a Europa occidental.
Los investigadores identificaron un grupo de indios y paquistaníes que residen en Grecia y, supuestamente, son los jefes de la operación.
Para obtener las visas, los cabecillas de la red envían cartas con membrete de compañías navieras inexistentes a sus agentes en India, junto a una lista de nombres de "marineros" requeridos para trabajar en una embarcación, lo que les permite solicitar el visado, según versiones policiales.
"Existe una gran demanda de potenciales emigrantes. A pesar de que muchos son estafados y todos pagan grandes sumas de dinero, casi nadie hace una denuncia hasta que arrestan a sus hijos u ocurre una tragedia como la del mar Jónico", dijo un alto funcionario policial.
Pero pocos creen que este episodio ponga fin a la emigración clandestina desde Punjab y otras regiones de Asia meridional.
La pobreza y escasez de empleos aun para aquéllos que poseen buenos antecedentes estudiantiles y laborales conduce a muchos al extranjero, aun cuando allí obtendrán bajos salarios o corran el riesgo de ser arrestados o permanecer más tiempo que el que esperaban.
Ni siquiera la tragedia puso fin a la aspiración de los sobrevivientes. Los srilankeses dijeron a su retrno que lo intentarían de nuevo, pero esta vez por una ruta terrestre. (FIN/IPS/tra-en/mu/an/mj/ip pr/97