AMERICA LATINA: Para dar vida no es necesario morir

En muchos pueblos de la Amazonia, a las mujeres en trance de dar a luz se les pide "ser valientes". Es la única forma de hacer frente a un momento tan delicado a falta de atención especializada.

"Hay que ser valientes, no queda otra", dijo Sara Pacamia, de 73 años, partera de la Amazonia peruana que ha atendido más de cinco mil partos.

"A mí nunca se me ha muerto un niño", manifestó Pacamia, con orgullo. Lamentablemente, sí ha visto morir a muchas madres mientras traían un nuevo ser al mundo.

Y es que infortunadamente hace falta mucho más que valentía para dar a luz. "Se requiere, por ejemplo, un buen estado de salud de la madre y del feto, lo que solo es posible con un adecuado control prenatal", afirmó el ginecólogo Guillermo Elías.

"El control prenatal es determinante para la detección precoz de embarazos de alto riesgo y la adopción de medidas de control a fin de disminuir las posibilidades de muerte materna e infantil", agregó Elías.

El médico sostuvo que ese control es imprescindible en las mujeres con gran número de hijos, cortos períodos entre un embarazo y otro y malnutridas.

Paradójicamente, las mujeres que más necesitan un examen médico en América Latina son aquéllas que menos posibilidades tienen de someterse al control. Un alto porcentaje de la población del continente no tiene acceso a servicios de salud.

Se estima que un tercio de la población de América Latina no tiene acceso a estos servicios. Existen zonas donde hay un médico por cada 30.000 o 40.000 habitantes, y generalmente se trata de un internista y no de un ginecólogo o un obstetra.

Según informes de la Organización de Naciones Unidas, alrededor de 30 por ciento de las embarazadas de la región no reciben control prenatal y 20 por ciento de los partos se desarrollan sin atención especializada.

Pero apenas 20 por ciento de los partos en Haití se realizan en condiciones seguras para la madre y el niño.

Otros países que están debajo del promedio regional de partos realizados sin atención especializada son Bolivia, Guatemala y Perú con 47, 51 y 52 por ciento respectivamente.

Con tales carencias en materia de atención sanitaria, no es de extrañar el alto índice de mortalidad materna que se registra en la región, que asciende a 178 mujeres por cada 100.000 niños nacidos vivos, lo que representa 34.000 muertes anuales.

Según Unicef, ese índice es "inaceptablemente alto" y es el único indicador social en el que no se experimentaron adelantos en los últimos años en América Latina.

Haití registra el índice más alto de mortalidad materna, con 1.000 muertes por cada 100.000 nacidos vivos.

Pero en países como Paraguay, donde la cantidad de madres muertas en relación con el embarazo o el parto por cada 100.000 nacidos vivos es de 100, hay regiones donde esa cifra se eleva a 350,4 (San Pedro) o 314 (Presidente Hayes), según cifras oficiales.

Sin embargo, la situación más dramática se registra en las zonas de altiplano ubicadas a más de 3.000 metros de altitud, habitadas generalmente por campesinos en situación de extrema pobreza, donde la tasa de mortalidad materna asciende a 602 por cada 100.000 nacidos vivos.

Allí, 60 por ciento de los partos se realizan en condiciones precarias y 30 por ciento de las embarazadas no recibe ningún tipo de control médico anterior o posterior al parto, según informes oficiales.

El funcionario peruano Miguel Angel Espinoza afirmó que en su país se producen 1.800 muertes maternas al año, cinco muertes al día y una cada cinco horas en las zonas alto-andinas, según datos de 1995.

En cambio, la tasa de mortalidad materna en países altamente industrializados como Japón, Suecia o Gran Bretaña oscila entre seis y 11 cada 100.000 niños nacidos vivos.

En esos países, la totalidad de los partos son atendidos por personal especializado y realizados en adecuadas condiciones de higiene.

La principal causa de muerte materna en la América Latina es el aborto, según estudios especializados. Otras causas son toxemias, infecciones y hemorragias, aunque su incidencia disminuyó en los últimos años.

Un estudio realizado por el Instituto Alan Guttmacher en seis países latinoamericanos demostró que 800.000 mujeres son atendidas de emergencia cada año en hospitales públicos por complicaciones en abortos realizados en situaciones riesgosas.

El estudio no especifica cuántos de estos episodios terminan con la muerte de la madre.

Sin embargo, se sabe que un tercio de las defunciones maternas registradas en Chile son provocadas directamente por abortos en condiciones peligrosas, proporción que se eleva en Brasil a 47 por ciento.

En general, 45 de cada cien mujeres que se someten a abortos clandestinos en la región padecen posteriormente alguna complicación. (FIN/IPS/zp/mj/pr he/97

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