AMERICA LATINA: Ayuda de la Unión Europea se torna más selectiva

Los países de América Latina con mayor ingreso por habitante, como Argentina, Brasil, Chile, México, Venezuela y Uruguay, dejarán muy pronto de recibir créditos de ayuda de la Unión Europea (UE).

Esa es una de las conclusiones de un completo estudio sobre las relaciones económicas entre la región y la UE, preparado por la secretaría ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), con sede en Santiago de Chile.

Las relaciones de cooperación, de inversión y transferencia de tecnología, así como el desarrollo del comercio y el papel de los servicios exteriores son analizados en el estudio de 396 páginas de la División de Comercio Internacional, Transporte y Financiamiento de Cepal.

Los expertos de la agencia regional de la Organización de Naciones Unidas incursionaron en el nuevo escenario de las relaciones con la UE, a la luz de los cambios económicos y geopolíticos que caracterizan la presente década.

La creación de acuerdos subregionales de integración y comercio, así como la inserción de éstos en la Organización Mundial de Comercio (OMC), son algunos de los factores que configuran el "nuevo trato" con la UE.

La presencia al otro lado del Atlántico de una vocación proteccionista es también un llamado a la cautela en lo que respecta a los vínculos con la "fortaleza europea" en un mundo en que supuestamente predomina la apertura.

Las desavenencias comerciales con Europa son una historia ya vieja, que tuvo de contrapartida las políticas de cooperación con que los gobiernos de la actual UE compensaban de alguna forma sus propias barreras proteccionistas.

América Latina recibía una importante ayuda de la comunidad europea si se la compara con la cooperación procedente de otras áreas industrializadas, pero nunca fue una región prioritaria para la UE, más cercana geográficamente y más sensible a las demandas de Africa y Medio Oriente.

Africa subsahariana fue receptora a comienzos de la década de los 80 de 60,4 por ciento del total de la ayuda europea y aumentó su proporción a 65,2 por ciento de 1985 a 1986, para reducirlo levemente a 64 por ciento en 1992-1993.

En los mismos períodos la ayuda europea a Medio Oriente y Africa del norte creció de 12 a 12,6 por ciento y a 16,5 por ciento, en tanto la asistencia a América Latina aumentó también, pero se mantuvo en nivel inferior: 5,4 por ciento del total en 1980-1981, 7,4 en 1985-1986 y 8,1 por ciento entre 1992 y 1993.

Cepal destaca que el criterio básico de la cooperación internacional de la UE es el ingreso por habitante, lo cual fundamenta la gran canalización de recursos a Africa subsahariana y explica el retroceso de América Latina.

En la medida de que países como Argentina, Brasil, Chile, México, Venezuela y Uruguay incrementen su producto e ingreso por habitante dejarán de recibir créditos de ayuda (estales) y créditos (privados con garantía estatal) de la UE.

La opción para estos países y para toda la región es lograr más y mejor inversión extranjera directa (IED), que por la vía de las empresas transnacionales muestra un ritmo de crecimiento mayor que el comercio mundial, recuerda Cepal.

La IED creció en América Latina en la última década y hoy esta región recibe 40 por ciento de los recursos de inversión que van al mundo en desarrollo, mientras Asia es receptora de 50 por ciento.

Los países latinoamericanos que más IED absorben son Brasil, México, Argentina, Colombia y Chile, destacándose que los chilenos aparecen a la cabeza de la lista si se considera la relación entre inversión y producto nacional.

Cepal advierte sin embargo contra la autocomplacencia en este sentido, recordando que mientras Asia, con su dinamismo tecnológico, muestra una llegada de inversión anual equivalente a cinco por ciento del producto, en América Latina esta proporción es de sólo dos por ciento.

Para conquistar regularmente la IED del mundo industrializado y en particular de la UE, América Latina debe cuidar sus variables macroeconómicas, mostrando "la casa en orden" y sin oscilar entre enfoques restrictivos y liberales.

La labor de promoción, una vez alcanzado el equilibrio macroeconómico, debe especializarse, considerando que no todos los países europeos invierten en el exterior y que algunos lo hacen sólo en determinados sectores, observa la Cepal.

En materia de relaciones comerciales, el estudio resalta el acercamiento en el plano político estratégico de la UE con el Mercado Común del Sur (Mercosur, formado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) y con México y Chile.

Este acercamiento debe traducirse en un programa de liberalización bastante ambicioso, lo cual ampliará, según Cepal, los vínculos europeos con la región, considerando las relaciones tradicionales de la UE con América Central y la Comunidad Andina.

Estas condiciones deben verse potenciadas en el nuevo marco de la OMC, pero no debe olvidarse que "la política comercial de la UE es ambigua", apunta Cepal, indicando que allí hay países aperturistas, como Gran Bretaña y Holanda, y otros más proteccionistas, como Francia.

La nueva etapa de relaciones entre América Latina y la UE "no está desprovista de peligros", porque el déficit comercial de la región parece adquirir carácter estructural y se tornaría conflictivo si no fructifica la liberalización del intercambio que postula la OMC.

Esta hipótesis del estudio de Cepal considera igualmente que los latinoamericanos conforman un mercado importante para la UE, pero no han desarrollado una capacidad exportadora suficiente para un mercado como el europeo, caracterizado por dificultades de acceso. (FIN/IPS/ggr/ff/if/97

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