AMERICA LATINA: Amamantamiento, una práctica en retroceso

La frecuencia de la lactancia materna en América Latina y el Caribe es menor a otras regiones en vías de desarrollo, de acuerdo con mediciones realizadas por entidades públicas y no gubernamentales.

Ello se debe a diversos factores, como la incorporación creciente de mujeres en edad fértil al mercado laboral, la presencia de prejuicios culturales que cuestionan el amamantamiento en público, y la introducción masiva de leches artificiales, recetadas incluso por profesionales de la salud.

Si bien el predominio de la lactancia materna en los cuatro primeros meses de vida del bebé es alto, en ningún caso llega al cien por ciento deseado, según un estudio realizado por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en nueve naciones de la región.

La investigación, hecha en Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guatemala, México, Perú, República Dominicana y Trinidad-Tobago, reveló que la lactancia materna disminuye ostensiblemente en el segundo trimestre de vida del bebé, especialmente entre la población urbana.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda la lactancia materna hasta los 18 meses, pero es muy bajo el porcentaje de bebés que son alimentados naturalmente hasta esa edad en esta parte del mundo, a diferencia de lo que ocurre, por ejemplo, en algunos países africanos o asiáticos.

Apenas tres por ciento de los niños reciben en Brasil lactancia materna después del primer año de vida. El promedio de duración de este tipo de alimentación en ese país es hasta los seis meses y medio.

Noventa y cuatro por ciento de los bebés reciben sólo alimentación materna en Colombia en los dos primeros meses de vida, aunque en promedio, esa dieta se interrumpe a los ocho meses, de acuerdo con la OPS.

En Bolivia, Ecuador, Guatemala y Perú, por el contrario, los niños son alimentados con leche materna entre 14 y 20 meses en promedio.

Esos países presentan un porcentaje significativo de mujeres de extracción rural, un grupo social que cuenta la lactancia materna entre sus patrones culturales.

El estudio encontró una relación inversa entre duración de la lactancia materna y el grado de escolaridad de la madre, las condiciones socio-económicas, la residencia en áreas urbanas y el parto atendido por profesionales de salud.

La atención del parto por trabajadores de salud determina una disminución de 4,2 meses en la duración de la lactancia materna en los países analizados.

Para el pediatra Fernando Vallone, del Programa Materno Infantil de la Provincia de Buenos Aires, ese dato no es novedad. "Los propios médicos, influidos por la publicidad, no dudan en recomendar a sus pacientes alguna leche artificial", dijo.

Vallone y su colega Marcelo Jaquenod crearon una lista de interés en Internet sobre Lactancia Materna, y han emprendido una cruzada internacional para demostrar que no hay nada mejor que la leche materna como primer alimento del bebé.

"Luchamos para que los médicos comprendan que (la leche artificial) es un medicamento y no una simple opción", explicó Vallone a IPS en una entrevista por correo electrónico.

Agregó que, en ocasión de la guerra del Golfo, la OMS señaló a representantes de la Unión Europea que "todo alimento para administrar a menores de cuatro a seis meses (de edad) como reemplazo total o parcial de la leche materna debería ser considerado medicamentoso, (porque) lo unico natural es la leche materna".

"Una madre (sólo) elige no amamantar si se le hace creer que dar o no dar el pecho es lo mismo, y nosotros sabemos que no es lo mismo. ?Qué madre preferiría otro tipo de leche para su bebé si supiera las diferencias reales?", preguntó Vallone.

Y, en opinión de los expertos, las diferencias o ventajas de un niño amamantado por su madre frente a los alimentados con leches artificales en sus primeros años de vida son muy grandes.

Por ejemplo, una investigación realizada en Brasil demostró que los niños nutridos con leche artificial en sus tres primeros meses de vida tienen un riesgo 61 veces mayor de contraer neumonia que aquellos alimentados exclusivamente con leche materna.

Ese riesgo es 10 veces mayor entre los bebés de tres a seis meses que no fueron alimentados de forma natural por sus madres.

El estudio fue practicado en el estado de Río Grande del Sur por el epidemiólogo Juraci Almeida Cesar, con 5.249 bebés nacidos en cinco hospitales de la ciudad de Pelotas entre los años 93 y 94.

La neumonia es una de las enfermedades más frecuentes entre los bebés de países pobres, donde anualmente fallecen cerca de tres millones de niños menores de un año por esa causa, según la OMS.

Diversos especialistas han señalado la relación directa entre leche materna y protección contra esa enfermedad, pero es la primera vez que se tiene en América Latina, un registro tan detallado de los casos.

En opinión de Almeida, lo ideal es amamantar a los bebés el mayor tiempo posible y no sustituir la leche materna ni aún cuando el bebe comience a ingerir otros alimentos.

Otro informe, realizado en Chile por Cecilia Castillo, Eduardo Atalah, Jose Raiumallo y René Castro, encuentra severas diferencias en el peso y talla de los niños alimentados natural y artificialmente.

Esos cuatro especialistas estudiaron a más de 9.000 niños menores de 18 meses de los estratos más pobres y atendidos por el Sistema Nacional de Servicios de Salud de Chile.

La deficiencia de peso según la edad de los niños alimentados con leche artificial fue de 1,2 a cinco veces mayor que en el caso de los bebés que recibían leche materna. (FIN/IPS/zp/ff/he/97

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