La cuestión de la tierra fue uno de los temas más discutidos en la magna conferencia anual del ZANU-PF, partido gobernante de Zimbabwe, reunida por primera vez en la región donde habita la minoría étnica ndebele.
El derecho a poseer tierra fue el grito de guerra de la lucha por la liberación que este país libró contra el régimen de la antigua Rhodesia, pero 16 años más tarde, la mayoría de la gente – 11 millones de habitantes en total- sigue viviendo en tierras marginalizadas.
Entre los 5.000 delegados que concurrieron los días 13 y 14 a la conferencia del ZANU-PF (Unión Nacional Africana de Zimbabwe- Frente Patriótico), se encontraba Onias Mutemwa, de 50 años, quien pudo recordar las reuniones políticas secretas que él y otros "terroristas" mantenían en tiempos coloniales.
Mutemwa dijo, sin embargo, sentirse decepcionado porque "16 años después de haber alcanzado el gobierno propio, seguimos reuniéndonos para hablar de las mismas cosas que solíamos discutir antes de la independencia".
"Entonces hablábamos de la forma en que deberíamos conseguir la posesión de la tierra, y ahora seguimos discutiendo lo mismo", protestó Mutemwa.
El gobierno de Zimbabwe ha mantenido disputas internas, desde la década pasada, acerca de una política viable de tierras. Hace varios años creó una Comisión de Tenencia de la Tierra para realizar un estudio de la opinión popular al respecto.
Durante 10 años el gobierno se vio impedido de nacionalizar tierras por la Constitución de Lancaster House, de 1979, que dispuso que la tierra debería ser adquirida sobre la base de la existencia de un "vendedor voluntario y un comprador voluntario".
"Sólo necesitamos el consentimiento de ustedes, en esta conferencia, para ejecutar con vigor nuestro programa de adquisición de tierras", dijo el presidente Robert Mugabe, recibiendo un atronador aplauso.
La entrega de fundos afecta el núcleo de las tensiones políticas y raciales en esta antigua colonia británica, donde unos 4.500 grandes hacendados, en su mayoría blancos, poseen la mayor parte de las mejores tierras.
Según las estadísticas, un millón de pequeños agricultores, tenedores de tierras comunales, deben repartirse la mitad del total de las tierras fértiles, mientras que la otra mitad está ocupada por los 4.500 grandes hacendados.
Las grandes fincas comerciales están ubicadas en las mejores áreas agrícolas, con lluvias aseguradas, mientras que los agricultores comunales deben arreglárselas en tierras áridas y sometidas a pastoreo excesivo.
Sólo 54.000 familias se han reasentado desde la independencia obtenida en 1980, sobre un área de 3,3 millones de hectáreas, de las cuales 2,7 millones pertenecieron a propietarios blancos.
El gobierno culpa de la lentitud del proceso a la falta de dinero para indemnizar a los propietarios. (FIN/IPS/tra-en/lm/pm/arl/dv/96