El arzobispo de Timor Oriental, Carlos Ximenes Belo, es merecedor del premio Nobel de la Paz de 1996, pero quien comparte con él el galardón, José Ramos-Horta, es un terrorista, según el gobierno de Indonesia.
Jakarta intenta por todos los medios sembrar discordia entre los dos timoreses premiados en Oslo este martes. Uno de los encargado de desarrollar esta estrategia es un timorés que respalda la anexión del territorio por parte de Indonesia, efectuada en 1976 sin respaldo internacional alguno.
"Comparto los sueños de paz y estabilidad en la provincia con el arzobispo Ximenes Belo. El gobierno de Indonesia no tiene problemas con él", dijo en la Organización de Naciones Unidas (ONU) el embajador itinerante Francisco Lopes da Cruz.
Pero Ramos-Horta, miembro fundador del Frente de Liberación Nacional de Timor Oriental (FRETILIN) y lider independentista en el exilio, no cuenta, ni mucho menos, con la simpatía de Jakarta. "El hizo todo lo que pudo para sabotear y desacreditar el proceso de paz", sostuvo Lopes da Cruz.
"Como timorés, creo que el comité del premio Nobel quizás humilló a la Iglesia Católica al poner a Ramos-Horta al mismo nivel" que a Ximenes Belo, afirmó el diplomático.
Los timoreses independentistas y sus simpatizantes creen que, detrás de la fachada de respaldo al arzobispo católico, se oculta la pretensión de que el sacerdote evite manifestarse contra la ocupación indonesia.
Jakarta ha mezclado en los últimos días medidos elogios hacia Ximenes Belo, quien defiende soluciones no violentas para acabar con la ocupación militar, con amenazas de que el arzobispo podría perder su pasaporte indonesio si se manifiesta contra la anexión.
Ramos-Horta dijo a IPS que una manifestación de unos 3.000 indonesios contra Ximenes Belo en Jakarta registrada el mes pasado constituye un presagio del acoso que podría sufrir en el futuro el líder religioso de Timor Oriental, donde más de 90 de la población es católica.
La principal amenaza, proferida, entre otros, por el presidente de Indonesia, Alí Suharto, es la pérdida del pasaporte, y, por lo tanto, la capacidad de viajar fácilmente desde Timor Oriental al extranjero.
Suharto manifestó esta posibilidad el mes pasado después de que, según la revista alemana Der Spiegel, Ximenes Belo acusó a Jakarta de tratar a los timoreses como "perros roñosos". Desde entonces, el sacerdote ha desmentido esa declaración.
"Cuando Ximenes Belo estuvo en Lisboa la semana pasada, los indonesios amenazaron con quitarle el pasaporte", acusó John Miller, vocero de la Red de Acción para Timor Oriental con sede en Estados Unidos. Desde entonces, observó Miller, el arzobispo moderó sus palabras.
Lopes da Cruz negó que Jakarta vaya a negar la ciudadanía a Ximenes Belo. "El tiene libertad para elegir un pasaporte del Vaticano, pero eligió uno indonesio. Tiene identidad indonesia. El gobierno en Jakarta no ejerce presiones contra él", afirmó el embajador itinerante.
Desde que se anunció la premiación con el Nobel a los dos timoreses, Jakarta defiende la postura no violenta de Ximenes Belo, al menos retóricamente, y condena el inequívoco reclamo de Ramos-Horta para que un referendo dirima la autodeterminación del territorio.
"Indonesia sabe que no logrará nada si ataca a Ximenes Belo directamente", explicó Miller.
La campaña del arzobispo es contra la violencia y las violaciones a los derechos humanos en Timor Oriental, donde 200.000 de lo 700.000 habitantes que tenía en 1975 fueron asesinados en los años inmediatos a la invasión de Indonesia. Jakarta considera al territorio su provincia número 27.
"Siento más que nunca que éste es el momento para que las armas se callen de una vez y para siempre en Timor Oriental y para un auténtico diálogo", dijo el sacerdote al recibir el premio Nobel en Oslo.
Sus posturas se diferencian poco, en general, con las de Ramos- Horta, quien considera a Ximenes Belo su líder espiritual. "Como católico, lo escucho, aun cuando estoy en desacuerdo con él", dijo el activista a IPS.
Ramos-Horta alentó al presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, a que se reuniera con Ximenes Belo, a quien el líder independentista en el exilio califica de símbolo del pueblo timorés.
La mayor diferencia entre los dos ganadores del premio Nobel, según el propio Ramos-Horta, es que a Ximenes Belo "no le gusta que los jóvenes participen en manifestaciones".
El sacerdote católico "no cree en las protestas, en parte para proteger a sus fieles pues sabe qué tipo de represión pueden sufrir", explicó Miller.
Pero ambos dirigentes creen en la autodeterminación de Timor Oriental, aunque Ximenes Belo no mencionó el punto en su discurso de aceptación del premio Nobel.
Lopes da Cruz replicó que el arzobispo se ubicó a sí mismo más allá de la política, y que, en una carta pastoral que emitió este año, sostuvo que un referendo no contribuiría a solucionar la crisis en Timor Oriental pues podría derivar en una guerra civil.
Jakarta no considera que un referendo sea necesario, y ha sostenido en reiteradas oportunidades que un grupo de timoreses proindonesios (la "Asamblea del Pueblo") reconocieron la legalidad de la anexión en 1976.
"Para nosotros en Timor Oriental, el problema es del pasado. Timor Oriental, 'de facto' y 'de jure' (por los hechos y por la ley), es parte de Indonesia", sostuvo Lopes da Cruz. (FIN/IPS/tra- en/fah/pz/mj/ip hd/96