La completa repatriación de 500.000 ruandeses hutus desde Tanzania quedará completada en pocos días, si bien el masivo éxodo está sometiendo a dura prueba a las agencias humanitarias que tratan de aliviar la situación de los desplazados, pronosticaron hoy aquí fuentes autorizadas.
Con nuevas columnas de refugiados en camino hacia la frontera, casi la mitad de los ruandeses que se encontraban en Tanzania ya regresaron a su país o están en proceso de hacerlo despues de dos años de exilio forzado.
Desde el sábado, alrededor de 200.000 cruzaron el linde a la altura de Rusumo y están emergiendo de la selva a un ritmo de 5.000 personas por hora, informó Hervé Lefeuvre, experto de la Oficina de Ayuda Humanitaria de la Comunidad Europea (ECHO).
"En una región todavía en emergencia, se trata de un paso positivo. Cuando comenzó la crisis hace dos años debimos afrontar el problema de brindar asistencia a más de dos millones de refugiados", expresó.
"Por suerte la comunidad internacional y el gobierno de Kigali tomaron conciencia que semejante cantidad de desplazados era desestabilizante para toda la región", acotó.
"Si la situación se mantiene así, calculamos que el regreso a Ruanda de los 530.000 refugiados que estaban en Tanzania se verificará en pocos días más", agregó Lefeuvre, responsable de ECHO para coordinar la financiación de la ayuda en el área de los Grandes Lagos.
Desde octubre de 1993, ECHO financió en la región actividades humanitarias por un total de 541 millones de ecu (la moneda europea), a través de organizaciones como Médicos Sin Fronteras (MSF) y OXFAM, y también en estrecha asociación con el Comité Internacional de la Cruz Roja.
Según Lefeuvre, del total de fugitivos de la etnía hutu que huyeron a Tanzania, alrededor de 120.000 todavía están en campos y otros 100.000 se habían mantenido ocultos para evitar la repatriación.
"Seguimos teniendo un acceso limitado para satisfacer las necesidades de los hutus en camino. Sólo nos dieron autorización de atenderlos en la ruta sobre territorio de Tanzania", dijo en Bruselas Dominique Boutrieu, de MSF-Bélgica.
Apuntó que si bien las autoridades de Tanzania permitieron a los operadores humanitarios regresar a los campos en el área de Ngara, sobre la frontera nororiental, "resulta inútil porque están virtualmente vacíos y sólo quieren que los limpiemos y asistamos luego a 200.000 prófugos de Burundi que están allí".
Añadió que Dar-es-Salaam permitió a los grupos de asistencia humanirtaria permanecer en el país debido a la virtual guerra civil aún en acto en Burundi.
Lefeuvre atribuyó el masivo retorno iniciado el viernes a la acción de los jefes de grupos comunitarios constituídos cada uno por 10 familias. "La jerarquía tradicional parece haber recobrado su influencia", dijo.
"El gobierno de Tanzania había ordenado que todos los refugiados debían regresar a Ruanda antes de Navidad. Los jefes tribales convencieron a su gente que si volvían a sus aldeas y comunas iban a tener incolumidad por parte del gobierno tutsi de Kigali", explicó.
"En realidad, los jefes tribales no quisieron perder la imagen ante su gente sometiéndose en forma ostensible a los dictados de Dar-es-Salaam y realizaron una labor de persuasión", añadió. "Por operadores en el terreno muchos ruandeses ya han llegado a sus comunidades de origen sin problemas".
de acuerdo a Lefeuvre, existe una significativa diferencia entre los hutus que se encontraban en Tanzania y aquellos que todavía están en el este de Zaire.
"Los que vuelven ahora no son un peligro para Kigali porque se comprobó que no hay miembros del ex ejército ruandés (FAR) o las milicias Interahamwe infiltrados", precisó.
Tanto las FAR como las Interahamwe, responsables del genocidio de tutsis y hutus moderados en 1994, confundidas entre miles de refugiados en los campos situados en territorio zairense, realizaron ataques contra Ruanda y siguen impidiendo con el terror el retorno de 400.000 refugiados en el este de Zaire.
"De esa manera se aseguran algún apoyo indirecto", manifestó, refiriéndose al conflicto que estalló últimamente en la parte oriental de Zaire, cuando extremistas hutus fugados de Ruanda y funcionarios locales fomentaron ataques contra los banyamulengue, tutsis que viven allí desde hace 300 años.
Los rebeldes banyamulengue, conocidos como Alianza de Fuerzas Democráticas para la Liberación de Congo-Zaire y comandados por Laurent Kabila, han conquistado gran parte del país en los últimos tres meses y se dirigen a Kinshasa para derrocar al gobierno dictatorial del presidente Mobutu Sese Seko.
"No se puede decir si entre los desplazados que regresan ahora desde Tanzania no hay FAR o milicianos. Lo que es cierto es que el grupo más numeroso de las dos facciones se ocultó en los campos de refugiados en Zaire", señaló Butrieu.
Lamentó que MSF no pudiera hacer más en favor de los refugiados que, en su ruta a través de Ruanda, son auxiliados por OXFAM y la Cruz Roja Internacional. "Por el momento en Ruanda, el gobierno sólo permite actuar a la CRI", acotó.
"Seguimos teniendo enormes problemas logísticos por lo fluctuante de la situación. Son columnas quilométricas de gente y el desplazamiento de nuestros operadores está sujeto a cualquier tipo de incidente, desde el pillaje a la explosión de una mina", dijo por teléfono desde Londres Malcolm Ridout, de OXFAM.
Lefeuvre admitió que la ayuda humanitaria financiada por ECHO por ahora resultaba muy problemática en el este de Zaire y en Burundi. "Es una parte de la región de los Grandes Lagos que está en llamas", lamentó.
Por el contrario, tras el regreso de los refugiados a Ruanda, la asistencia podrá ser más estable ya que las ONG que puedan operar sobre el terreno trabajarán directamente con las comunidades y grupos tribales, pronosticó. (FIN/IPS/ego/dg/ip-pr/96