La lenta convalecencia del presidente de la República Checa, Vaclav Havel, recién operado de un tumor maligno en un pulmón, hace que los checos se interroguen por primera vez sobre un futuro sin el hombre que condujo el país a la libertad después de la caída del comunismo.
"No existe nadie para reemplazarle, e incluso nadie es capaz de imaginar a otra persona en su lugar", comentó Jiri Stransky, antiguo amigo de Havel y presidente de la sección checa del Pen Club, organización internacional de escritores que defiende la libertad de expresión.
"La gente sabe que él nunca fue mentiroso, que nunca les engañó. Siempre ha hablado abierta y francamente con la población, y en eso es muy diferente de los otros políticos", añadió Stransky.
Los cirujanos extrajeron un tumor de media pulgada y la mitad del pulmón derecho de Havel el 2 de este mes, pero el pronóstico de recuperación es bueno a juzgar por las declaraciones del portavoz presidencial, Ladislav Spacek.
"El Presidente es un paciente fuerte, su estado es muy bueno y creo que podemos ser muy optimistas", fueron las palabras de Spacek.
El cirujano jefe, Pavel Pafko, admitió el jueves, sin embargo, que la recuperación de Havel se había complicado con una "leve neumonia" en el pulmón izquierdo, y dejó entrever que el enfermo podría permanecer en el hospital más tiempo del previsto.
Pafko no quiso culpar del mal que Pavel sufre a su legendaria afición al tabaco, pero admitió que el Presidente había fumado ya uno de sus últimos cigarrillos con el ministro de Salud, Jan Strasky.
Havel -cuya esposa Olga murió este mismo año de cáncer- tuvo diversos problemas de salud en los últimos tiempos. Una hernia abdominal debió ser operada en marzo de 1990, y a principios de este año le fue extraído un pólipo de su boca.
En la última de sus conversaciones radiales dominicales con la nación fueron evidentes las dificultades respiratorias de Havel.
"Me siento como un balón desinflado", dijo Havel justo antes de ingresar al hospital. "No soy capaz de concentrarme en el trabajo ni de leer o escribir. Esta enfermedad me pone nervioso y me irrita".
La marcha del país no se ve interrumpida por la ausencia de Havel, ya que la Presidencia checa tiene relativamente pocas facultades formales.
No obstante, a muy pocos checos les gusta imaginar un día en que Havel -incluso un Havel enfermo- no esté en la jefatura del Estado.
Sin perjuicio de la debilidad técnica de la Presidencia, la persona del Presidente demanda respeto y admiración por encima de las competencias de su cargo.
"Havel es hoy en día la mayor fuerza estabilizadora en este país", comentó Jiri Pehe, analista del Instituto de Investigación de Medios de Comunicación, un centro independiente.
"El Presidente hizo de su cargo lo que es, gracias a la autoridad que personalmente ejerce. No creo que nadie más pueda hacer lo mismo", añadió.
El escritor de obras de teatro y ensayista Vaclav Havel saltó a la fama en los años 70 cuando fue uno de los fundadores del grupo Carta 77, donde ese número inicial de intelectuales lanzó un manifiesto en defensa de los derechos humanos.
Por contarse entre los disidentes checoslovacos, Havel fue encarcelado muchas veces, pasando en total cerca de cinco años en prisión. Fue liberado por última vez sólo seis meses antes del surgimiento de la "Revolución de Terciopelo", en 1989, que empujó la caída final del comunismo en este país.
La influencia adquirida por Havel en décadas de actuación ha servido al país en los últimos meses para mantener un gobierno estable.
En dos elecciones separadas a lo largo de este año -en el verano las parlamentarias y el mes pasado para el Senado- los votantes expresaron su descontento con los partidos políticos y en general con el proceso democrático.
Los políticos se trabaron en reyertas en una forma que no agradó a los checos, poco acostumbrados a esos tironeos.
Havel, en cambio, fue capaz de mantenerse alejado de las rencillas políticas.
Ajeno a todos los partidos y bien visto por todos, el Presidente fue decisivo a la hora de hacer que la coalición derechista gobernante y la oposición socialdemócrata llegaran a un entendimiento que permitió la formación de un gobierno en minoría.
Además Havel ha viajado ampliamente por el extranjero, donde su prestigio ha ganado un alto grado de reconocimiento y respeto a la República Checa, una nueva nación de 10 millones de habitantes.
A pesar de sus antecedentes de intelectual y artista, Havel ha conseguido mantener el respeto del común de los checos de mejor manera que cualquier otro político.
Su foto permanece en decenas de miles de oficinas, tiendas y hogares, y fueron también miles los ciudadanos que le enviaron flores y tarjetas de adhesión por su enfermedad.
Parte de su encanto consiste en que con frecuencia deja traslucir que le gustaría estar haciendo alguna otra cosa en lugar de ser presidente. (FIN/IPS/tra-en/dr/jr/rj/arl/ip/96
