Gobierno y oposición cruzaron espadas en Congo con motivo de la necesidad de crear una comisión nacional independiente encargada de supervisar la elección presidencial del año próximo.
El enfrentamiento no se reduce al principio mismo de que una autoridad de esa naturaleza efectivamente exista, sino que también alcanza a la forma en que debería estar constituida.
El primer ministro David Charles Ganao abrió la polémica hace una semana, cuando anunció que el gobierno organizará la elección que debe efectuarse en julio o agosto del año entrante.
Según el primer ministro, sólo el gobierno tiene la suficiente responsabilidad para organizar las elecciones.
La posición de Ganao indignó a varios partidos políticos, incluso a la Unión por la Democracia y la República (UDR-Mwinda), que orienta André Milongou, presidente de la Asamblea Nacional y miembro de la mayoría parlamentaria.
"El partido está convencido de que las comisiones electorales independientes siguen siendo la única garantía de transparencia electoral en todo el continente africano", señaló una declaración de la UDR-Mwinda.
El opositor Movimiento Congolés por la Democracia y el Desarrollo Integral (MCDDI), conducido por Bernard Kolelas, sostuvo que "si no es creada una comisión electoral independiente se interrumpirá el proceso de consenso que ya existe en el país".
El 24 de diciembre de 1995 fue firmado en Congo un pacto de paz que comprometió la voluntad de los líderes políticos que se habían enfrentado durante los choques étnicos que dejaron el saldo de 2.000 muertos y muchos desplazados entre 1993 y 1994.
El conflicto fue consecuencia de las reñidas elecciones generales de 1992, que fueron organizadas por una comisión nacional electoral no independiente, sometida a la autoridad del gobierno de transición de la época.
Aunque toda la oposición coincide en reclamar la creación de una comisión independiente, no consigue ponerse de acuerdo en cuanto a su composición.
Algunos sectores opinan que los políticos sólo deberían ser observadores en el sistema, que quedaría confiado a los jueces y a los miembros del clero. Otros, en cambio, desean una comisión donde los partidos tengan representación paritaria.
Los observadores mejor informados entienden que la situación podría explotar si no se hicieran concesiones de una y otra parte. En el frente opositor, llamado Fuerzas Democráticas Unidas (FDU), ya se oyen voces que descalifican al gobierno como organizador de las elecciones.
"El presidente Pascal Lissouba ha dicho claramente por Radio Francia Internacional que él no va a organizar unas elecciones para perderlas", señaló el FDU. (FIN/IPS/tra-en/nrn/jm/pm/arl/ip/96